TUVE HAMBRE Y ME DISTE DE COMER.

 


TUVE HAMBRE Y ME DISTE DE COMER.

 Iluminación: "«Vosotros sois la luz del mundo. No puede ocultarse una ciudad situada en la cima de un monte. Ni tampoco se enciende una lámpara y la ponen debajo del celemín, sino sobre el candelero, para que alumbre a todos los que están en la casa. "(Mt 5, 14- 15)

 En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “¿Acaso se enciende una vela para meterla debajo de una olla o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque si algo está escondido, es para que se descubra; y si algo se ha ocultado, es para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga”. Siguió hablándoles y les dijo: “Pongan atención a lo que están oyendo. La misma medida que utilicen para tratar a los demás, esa misma se usará para tratarlos a ustedes, y con creces. Al que tiene, se le dará; pero al que tiene poco, aun eso poco se le quitará”. Mc 4, 21-25

 Encender una lámpara equivale a encender un don de Dios en el corazón de los hombres. Los dones de Dios son para nuestra realización y para la realización de los demás. No hay de que presumir, hay que compartir (1 de Cor 4, 7) Para lavar pies a los demás, para ayudar a liberarse, salvarse o santificarse, o, para hacer más personas y mejores personas. (Jn 13, 13-14. 34- 35)

“Con sus lomos ceñidos y con sus lámparas encendidas” (Lc 12, 35) En lucha contra el mal, haciendo el bien, para con el bien vencer al mal (Rm 12, 21) Que nadie te apague tu lámpara, cuídala y protégela. Apagamos la lámpara o la vela, cuando se nos acaba el aceite o cuando se nos acaba la cera. O cuando la apagamos quebrantando los mandamientos de la ley de Dios. Entonces quedamos en tinieblas y si queremos permanecer en lo obscuro, perdemos la conciencia moral, la capacidad para distinguir entre lo bueno y  lo malo. A lo bueno le llamamos malo y a lo malo le llamamos bueno. Se nos embota la mente, se endurece el corazón, se pierde la moral y caemos en el desenfreno de las pasiones. (Ef 4, 17- 18)

Si caemos en la desgracia del pecado, no nos quedemos caídos, Jesús nos llama a ir a él para encendernos la vela: “Vengan a mí los que están apagados” (cf Mt 11,28) Ir a Jesús con un corazón contrito y arrepentido, teniendo la certeza de que él no nos rechaza (Slm 51, 19) (50). Jesús es la Luz y todo el que se acerca a él, se enciende con su Luz y con su Fuego (Jn 8, 12; Lc 12, 49) Ahora que tienes luz no camines en tinieblas, camina a la luz de la Palabra para que tu fe crezca y sea luz de este mundo, así lo ha dicho Jesús (Mt 5, 14)

La fe, la esperanza y la Caridad, no se deben esconder, como tampoco ningún otro de los dones que recibimos del Señor: Que se pongan sobre lo alto para que otros puedan verlos y den gloria a Dios. Los dones crecen con el uso de su ejercicio, practicándolos. A orar se aprende orando, a caminar se aprende caminando, a predicar se aprende predicando, a perdonar se aprende perdonando, amar se aprende amando, etc. No los escondas por miedo o por vergüenza. “Extiende tu mano” (Mc 3,1- 5) y compártelos con los menos favorecidos. Esa es la voluntad del Dador de dones para que su Cuerpo crezca donde se encuentra. Y si el Cuerpo de Cristo se encuentra en tu familia, o en tu parroquia, ahí, él tiene sus dones que hay descubrir para ponerlos en práctica en favor de todos, sin hacer acepción de personas.

No hay necesidad de buscar los medios para que crecer en el Extranjero o traer de fuera, están aquí, búscalos, libéralos y ponlos a trabajar para que crezca la Comunidad integralmente, y no sólo le crezcan las pompas de tanto estar sentados o las orejas de tanto estar escuchando la predicación que muchas veces no responden a la realidad. Recordando siempre que la Salvación es un don gratuito e inmerecido, no es un negocio.

Recordando los concejos de Pablo a Timoteo y hoy a nosotros: "Pues evoco el recuerdo de la fe sincera que tú tienes, fe que arraigó primero en tu abuela Loida y en tu madre Eunice, y sé que también ha arraigado en ti. Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti por la imposición de mis manos. Porque no nos dio el Señor a nosotros un espíritu de timidez, sino de fortaleza, de caridad y de templanza. ( 2 de Tim 1, 5-7) Mantén tu lámpara encendida con la Luz de Cristo.

Jesús no escondió sus dones, los puso a trabajar: Se pasó la vida haciendo el bien y liberando a los oprimidos por el mal, porque estaba lleno de Dios (Hch 10, 38) Como buen Pastor nos lleva a los verdes praderas donde hay pastos en abundancia: pastos de conocimiento y de discernimiento, (Jer 4, 15) para luego llevarnos a lavarnos y limpiarnos a las aguas vivas de su Espíritu (Slm 23) Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad (1 de Tim 2, 4) Por eso, como buen Maestro, nos dice y nos explica a sus discípulos y a toda la multitud, el examen final, para que nadie sea sacado de la clase. Qué todos pasemos a la casa del Padre. ¿Qué es lo que nos enseña? ¿Cuál es examen? El que quiera pasar que se lo aprenda, y él que no quiera que lo ignore.

"Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco. Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos. En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos. Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: "Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado." Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." Llegándose también el de los dos talentos dijo: "Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he ganado." Su señor le dijo: "¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor." Llegándose también el que había recibido un talento dijo: "Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo." Mas su señor le respondió: "Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos."(Mt 25, 16- 28)

Jesús no amenaza, sólo es una advertencia. Tú decides lo que tú quieras, pero, el que no trabaje que no coma. De que habrá examen, lo hay y lo habrá:  

"Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme." Entonces los justos le responderán: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?" Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis."

Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis." Entonces dirán también éstos: "Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?" Y él entonces les responderá: "En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo." E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.»"(Mt 25, 23- 46)

El que crea y se bautice se salvará (Mc 16, 16) El bautismo es para vivirse, vivir como Jesús vivió. “Nos amó hasta el extremo” (Jn 13, 1) Nos compartió su vida, se nos entregó, y se inmoló por todos para salvar a todos, pero no a la fuerza, “si tu quieres,” “Ámame y Sígueme”



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