PABLO APÓSTOL Y SERVIDOR DE JESUCRISTO
Yo, Pablo, soy servidor de Dios y
apóstol de Jesucristo, para conducir a los elegidos de Dios a la fe y al pleno
conocimiento de la verdadera religión, que se apoya en la esperanza de la vida
eterna. Dios, que no miente, había prometido esta vida desde tiempos remotos, y
al llegar el momento oportuno, ha cumplido su palabra por medio de la
predicación que se me encomendó por mandato de Dios, nuestro salvador. Querido
Tito, mi verdadero hijo en la fe que compartimos: te deseo la gracia y la paz
de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro salvador. El motivo de
haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y
establecieras presbíteros en cada ciudad, como te lo ordené. (Ti 1, 1-5)
Pablo, Apóstol y Servidor de
Jesucristo por voluntad del Padre. Esto a partir del encentro con Jesús
resucitado en el camino de Damasco. Antes fue un fariseo y un perseguidor del
Camino. Dios le envió a un discípulo llamado Ananías: "El Señor le
contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de elección para que lleve mi
nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré todo
lo que tendrá que padecer por mi nombre.»"(Hch 9, 15- 16) Es elegido,
justificado, salvado y santificado por Jesucristo su Señor. (Rm 8, 29)
Servidor de la Palabra de Cristo y
de Dios. Palabra que al ser escuchada lleva a la fe (Rm 10, 17) A la esperanza
y a la caridad, nos lleva a la Salvación. Por la fe creemos que Jesús es el
Hijo de Dios, el enviado del Padre y que nació de mujer para liberar de la
esclavitud de la Ley y para traernos el Espíritu Santo (Gál 4, 4- 8) Por la fe
creemos que Jesús murió para perdón de nuestros pecados y resucitó para darnos
Espíritu Santo (Rm 4, 25) Esto lo recibimos por la justificación, la Salvación
es una Gracia de Dios por Jesucristo, nuestro Salvador y Redentor. Que Nadie nos
quite la Fe.
Por la Esperanza esperamos en la
Vida eterna. Que es nuestra por la fe. (Jn 6, 40) Esperamos el perdón de todos
nuestros pecados por la misericordia de Dios y no por nuestros méritos. “Qué te
conozcan a ti único Dios verdadero y a tu hijo Jesucristo” (Jn 17, 3) La Esperanza
viene de la fe, nace y crece en un corazón pobre, humilde y sencillo, y se expande
hasta el Amor. Que nadie nos quite la Esperanza.
El Amor nos lleva a la verdadera
religión que es la del amor a Dios y al prójimo. El amor nos lleva a la práctica
de la justicia, como lo dice el apóstol san Juan: "Si sabéis que él es
justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de él."(1 de
Jn 2, 29) "Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y
todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido
a Dios, porque Dios es Amor."(1 de Jn 4, 7- 8) Pablo nos habla del amor,
unido ala fe sincera y a un corazón limpio: "Aunque hablara las lenguas de
los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o
címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los
misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar
montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y
entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha. La
caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es
jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no
toma en cuenta el mal.” (1 de Cor 13, 1- 5) Qué nadie nos quite la Caridad.
La verdadera religión pide la
unidad de las tres virtudes: la fe, la esperanza y la caridad. Para enseñarnos
que la caridad se hace con acciones hijas de la fe y no con palabras. Así lo
explica el apóstol Santiago: "La religión pura e intachable ante Dios
Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y
conservarse incontaminado del mundo."(Snt 1, 27) La Caridad que es el Amor
de Dios derramado en nuestro corazón juntamente con el Espíritu Santo (Rm 5, 5)
nos lleva guardar los Mandamientos de la Ley de Dios, guardar su Palabra y
practicar las Virtudes Cristianas (Jn 14, 21-23; Ef 4, 13)
Dios no miente, había prometido
salvación y ahora lo está cumpliendo. Nos envío a su Hijo que nos dijo: “Vengo
para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10) Y ahora por la
predicación sembramos la “vida eterna” en los que escuchan y la obedecen. Pablo
recuerda a su hijo en la fe, Tito, que para eso lo dejo en Creta ha sido para
organizar a los presbíteros, predicadores de la Palabra. Pablo como buen
predicador dice a los efesios todo lo que implica la verdadera religión:
"Por tanto, desechando la
mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues somos miembros los
unos de los otros. Si os airáis, no pequéis; no se ponga el sol mientras estéis
airados, ni deis ocasión al Diablo. El que robaba, que ya no robe, sino que
trabaje con sus manos, haciendo algo útil para que pueda hacer partícipe al que
se halle en necesidad. No salga de vuestra boca palabra dañosa, sino la que sea
conveniente para edificar según la necesidad y hacer el bien a los que os
escuchen. No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el que fuisteis
sellados para el día de la redención. Toda acritud, ira, cólera, gritos,
maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre vosotros. Sed
más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos mutuamente como os
perdonó Dios en Cristo."(Ef 4, 25- 32)
Cuida de todo el rebaño de Jesús:
los ancianos, las ancianas, las mujeres casadas, las viudas, los jóvenes, los
obispos, los presbíteros y los diáconos. (Tito 2, 1- 6) "Muéstrate dechado
de buenas obras: pureza de doctrina, dignidad, palabra sana, intachable, para
que el adversario se avergüence, no teniendo nada malo que decir de nosotros. Que
los esclavos estén sometidos en todo a sus dueños, sean complacientes y no les
contradigan; que no les defrauden, antes bien muestren una fidelidad perfecta
para honrar en todo la doctrina de Dios nuestro Salvador."(Ti, 2, 7- 10)
"Porque se ha manifestado la
gracia salvadora de Dios a todos los hombres, 12.que nos enseña a que,
renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez,
justicia y piedad en el siglo presente, 13.aguardando la feliz esperanza y la
Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo; 14.el
cual se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar
para sí un pueblo que fuese suyo, fervoroso en buenas obras. 15.Así has de
enseñar, exhortar y reprender con toda autoridad. Que nadie te desprecie.” (Ti 2,
11- 15)
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