EL ESPÍRITU DEL PROFETA ELIAS ESTÁ
EN EL CORAZÓN DE LOS CRISTIANOS.
Iluminación: Preparen el camino del
Señor, hagan rectos sus senderos, y todos los hombres verán al Salvador. (Lc 3,
4. 6)
En aquel tiempo, los discípulos le
preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir
Elías?” Él les respondió: “Ciertamente Elías ha de venir y lo pondrá todo en
orden. Es más, yo les aseguro a ustedes que Elías ha venido ya, pero no lo
reconocieron e hicieron con él cuanto les vino en gana. Del mismo modo, el Hijo
del hombre va a padecer a manos de ellos”. Entonces entendieron los discípulos
que les hablaba de Juan el Bautista. Mt 17, 10-13
¿Quién fue el profeta Elías? Es el
hombre de Dios, padre de todos los profetas, anteriores y posteriores a él.
Padre del profetismo de Israel por que el Espíritu Santo estaba en él, al mismo
tiempo que estaba en los profetas de Israel, Y AHORA ESTÁ EN LOS CRISTINOS. Espíritu
de Fuego que quema, y quema, pero, no destruye, tan sólo purifica, y como legía
lava y limpia de todas las impurezas los corazones de los hombres. Su palabra
hace arder los corazones que la escuchan como los testigos de Emaús: "Se
dijeron uno a otro: « ¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros
cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»" (Lc 24,
32)
"¿Quién podrá soportar el Día
de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando aparezca? Porque es él como fuego
de fundidor y como lejía de lavandero. Se sentará para fundir y purgar.
Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata; y serán
para Yahveh los que presentan la oblación en justicia. Entonces será grata a
Yahveh la oblación de Judá y de Jerusalén, como en los días de antaño, como en
los años antiguos."(Mal 3, 2- 4)
Jesús nos habla diciendo sobre el
bautismo que él dará a los que crean en él: "«He venido a arrojar un fuego
sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo
tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla!"(Lc
12, 49- 50) Juan el Bautista habló del bautismo de Jesús: ": «Yo os
bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de
desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y
fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su
granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.»"(Lc 3, 16-
17)
El fuego de Dios es la Verdad que
nos hace libres para que amemos y sirvamos al estilo de Jesús. El fuego entra
en nuestros corazones cuando Dios envía su Palabra a nosotros, si la escuchamos
y le abrimos la puerta de nuestros corazones entra y hace la Obra de Dios (Apoc
3, 20) Cristo entra en nuestra casa (Ef 3, 17) para realizar la Obra del Padre
(Jn 4, 34) Nuestra liberación, nuestra salvación y nuestra santificación (cf Rm
8, 29) Tal como Jesús lo había dicho y sigue diciéndonos. “Vengo
para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10,
10)
Lo primero que hace es el cambio de
mente: "Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos
mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es
la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto."(Rm 12, 2) El
cambio implica a Dios, al hombre y a la vida. Entra la Verdad y echa fuera toda
mentira. Dios es Padre misericordioso y perdona toda nuestra iniquidad (1 de Jn
1, 8-10) El hombre no vale por lo que tiene, vale por lo que es, persona
valiosa e importante. Si Dios me ama incondicionalmente, entonces no soy un
caso echado a perder, puedo cambiar y nace la esperanza de conversión.
El cambio de nuestra manera de
pensar nos lleva a mirar a los hombres de otra manera. Cambia nuestra manera de
pensar acerca de las mujeres y de los pobres. Las cosas son medios para nuestra
realización no son fines. La obra de Dios sigue de la cabeza al corazón, viene
el cambio de actitudes. Comienza a entrar el amor que echa fuera el odio como
la verdad echa fuera la mentira. El fuego del Espíritu vine a desinstalar a
tres demonios que están bien enraizados en el corazón del hombre: el individualismo,
el conformismo y el totalitarismo. El primero reza diciendo: Estando yo bien,
los demás allá ellos. (comienzas a preocuparte por los necesitados) El segundo
consiste en vivir haciendo lo que otros hacen, pensar como otros lo hacen.
(comienzas a ser tú mismo, te vas
haciendo original, único e irrepetible) El tercer consiste en hace lo que otros
dicen, otros piensan y deciden por ti. (comienzas a ser responsable y libre
para hacer el bien)
¿Qué nos recomienda Jesús? "Decía,
pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi
Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la
verdad os hará libres.»"(Jn 8, 31- 32) "Viene entonces donde los
discípulos y los encuentra dormidos; y dice a Pedro: «¿Conque no habéis podido
velar una hora conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el
espíritu está pronto, pero la carne es débil.»"(Mt 26, 40- 41)
El hombre viejo (la carne) está
vivo y quiere recuperar los terrenos perdidos, quiere apagar el fuego del
Espíritu. El fuego o la luz de Cristo se apaga cuando se termina el aceite a la
lámpara o cuando la apagamos pecado, quebrantándolos Mandamientos de la Ley de
Dios. Volver a sus terrenos significa volver a una mente embotada por el pecado.
A volver a tener un corazón endurecido dándole la espalda a Dios para abrazarse
del otro, que es un ídolo. Es perder la moral cristiana que es el amor y caer
en el desenfreno de las pasiones (Ef 4, 18ss) Lo anterior es volver a las tinieblas,
dejando la luz, es volver al exilio. Tal como lo dice el Apóstol:
"Sed, pues, imitadores de Dios, como
hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó y se entregó por nosotros
como oblación y víctima de suave aroma. La fornicación, y toda impureza o
codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos. Lo
mismo de la grosería, las necedades o las chocarrerías, cosas que no están
bien; sino más bien, acciones de gracias. Porque tened entendido que ningún
fornicario o impuro o codicioso - que es ser idólatra - participará en la
herencia del Reino de Cristo y de Dios. Que nadie os engañe con vanas razones,
pues por eso viene le cólera de Dios sobre los rebeldes. No tengáis parte con
ellos. Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor.
Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad,
justicia y verdad. Examinad qué es lo que agrada al Señor,"(Ef 5, 1-10)
El fuego se enciende en la comunión
con Jesús. Es él quien enciende su fuego en nuestro corazón. No lo apagues, más
bien échenle leña al fuego para que siga limpiando y purificando. Todas
nuestros pensamientos, palabras, actitudes y acciones que no corresponde a la
Gracia de Dios, todo espíritu que no viene de la fe y que nos lleva al pecado,
fuera y al fuego. (Rm 14, 23) Cuando el fuego de Dios nos purifica, entonces
crece la Gracia de Dios en nuestros corazones, los medios para que crezca son
la Oración y la Palabra de Dios, los Sacramentos, especialmente la Confesión y
la Eucaristía, la Comunidad y las Buenas Obras. Es decir que tengamos una fe
comprometida con Dios y con la Iglesia. Cuatro acciones que corresponde al
fuego de Dios:
La corresponsabilidad,
comprometidos con otros a favor de otros para ayudarles a vivir con dignidad.
La fraternidad para trabajar con
otros en la construcción de una comunidad fraterna, solidaria y servicial.
La austeridad. Trabaja y protege,
no derroches, comparte lo que tienes, lo que sabes y lo que eres, con los
demás. No gastes en lujos innecesarios, puede ser un fraude.
La dignidad humana, que todos
tenemos. No vales por lo que tienes, vales por lo que eres. Tú eres un Alguien,
no eres un algo, una cosa, un objeto. Tú dignidad es la sede de todos tus
derechos y de todas tus virtudes.
Estas cuatro acciones piden
conocerte, despojarte y revestirte para qué luches contra todo lo que haga daño
e impide que el Reino de Dios crezca en tu corazón. “Vigilad
y Orad para no caer en tentación” (Mt 26, 41)
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