REGOCIJATE YERMO SEDIENTO SE HA TERMINADO EL EXILIO.
Esto dice el Señor: "Regocíjate, yermo sediento. Que se
alegre el desierto y se cubra de flores, que florezca como un campo de lirios,
que se alegre y dé gritos de júbilo, porque le será dada la gloria del Líbano, el
esplendor del Carmelo y del Sarón.
Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios. Fortalezcan las
manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los de corazón
apocado:
'¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero, viene ya para
salvarlos'.
Se iluminarán entonces los ojos de los ciegos y los oídos de
los sordos se abrirán. Saltará como un venado el cojo y la lengua del mudo
cantará. Volverán a casa los rescatados por el Señor, vendrán a Sión con
cánticos de júbilo, coronados de perpetua alegría; serán su escolta el gozo y
la dicha, porque la pena y la aflicción habrán terminado". Is 35, 1-6a. 10
Se escucha la Voz que clama en el desierto: “Salgan de
Babilonia. Dejen la servidumbre y la esclavitud. Levántense, salgan fuera y pónganse
en camino de Éxodo. Vuélvanse a Jerusalén, vuélvanse a Cristo porque vuestra
esclavitud se ha terminado.” “Levantad vuestra cabeza por que vuestra
liberación está cerca.”
No tengan miedo ir desierto. Los profetas fueron al desierto.
Jesús fue llevado a él, por el Espíritu Santo. El desierto geográfico es una
tierra inhóspita, inhabitable y estéril. Para la literatura rabínica el
desierto es el lugar de la victoria de Dios, y es a la vez, el lugar donde
habitan los demonios que hay que echarlos fuera. De día el desierto es
calientísimo y de noche es muy frío, en él abundan los escorpiones, las víboras
y toda clase de animales ponzoñosos. Ponerse en camino de Éxodo es atravesar el
desierto. Para llegar a la tierra que mana leche y miel, es decir, paz y
dulzura espiritual.(Éx 3, 8)
La Voz que clama en el desierto es de esperanza, de alivio y
de aliento: Ellos verán la gloria del Señor, el esplendor de nuestro Dios.
Fortalezcan las manos cansadas, afiancen las rodillas vacilantes. Digan a los
de corazón apocado:' ¡Ánimo! No teman. He aquí que su Dios, vengador y justiciero,
viene ya para salvarlos'.
Con palabras de Pablo diríamos: “Ya es hora que despertéis
del sueño, pues la salud está ahora más cerca que cuando abrazamos la fe. La
noche va pasando, el día está encima; desnudémonos, pues, de las obras de las
tinieblas y vistámonos de las armas de la luz.”(Rm 13. 11- 12)Echemos fuera a
los enemigos de nuestra salvación que ya no son Egipto, Babilonia, Asiria,
Grecia, los imperios poderosísimos que oprimían a Israel. Ahora son el
individualismo, el conformismo, el totalitarismo, el secularismo, las
ideologías, las supersticiones, etc. Jesús nos dice: “No tengáis miedo, Yo
estoy con Ustedes” (Mt 28, 20)
Del Exilio salimos para ir a las manos del Padre por la
acción de Cristo y por la acción del Espíritu Santo. Cristo realiza la Obra del
Padre en la Historia y el Espíritu Santo la actualiza hoy en nuestras vidas. Por
el camino del desierto habrá agua, sombra, jardines y árboles grandes. El desierto
se convertirá en jardín y en bosque. El desierto era nuestro corazón que estaba
vacío y tan sólo era caos.(Gn 1,1) Ahora por la llegada de Cristo es convertido
en universo ordenado. De caos en orden, de vacío en plenitud. Con Cristo
entramos en la etapa de la fe y la conversión, fe y amor. Jesús ha abierto
nuestros ojos, nuestros oídos, nos ha puesto de pie y podemos caminar.
San Juan nos dice esta bellísima manifestación. “La señal que
Cristo ha entrado en nuestra vida es el amor. Amor a Dios y a los hombres: "El que tiene mis
mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de
mi Padre; y yo le amaré y me manifestaré a él.».Jesús le respondió: «Si alguno
me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos
morada en él."(Jn 14, 21. 23) Nuestro gozo y nuestro júbilo es poder ver
las manifestaciones de Jesús nuestro Salvador en nuestra vida. ¿Cuáles son estas
manifestaciones? Vayamos primero al evangelio de Lucas:
Habiéndose enterado Juan en la cárcel de las obras de Cristo,
envió a sus discípulos a que le preguntasen: «¿Eres tú el que ha de venir o
hemos de esperar a otro?» Juan había pasado del desierto de Judea al desierto
de la cárcel. En el primer desierto había agua para bautizar, pájaros, sol, estrellas,
mucha gente que lo seguía, era libre y predicaba con valor. Hoy, en el nuevo
desierto, lo tienen encerrado, sin libertad, atado y encadenado, metido en un calabozo.
En la cárcel le entró las dudas: A éste yo lo bautice. Yo lo señalé como al Cordero
de Dios y como al Mesías. “Pero sigo en la cárcel.” Y envió a dos de sus discípulos
a preguntarle: ¿Eres tú o hay que esperar a otro? ¿Sería que Juan también creía
en el Mesías eterno, poderoso, victorioso y rico, y no el Mesías, pobre,
doliente, sufriente que debía morir y resucitar?
"En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y
dolencias, y de malos espíritus, y dio vista a muchos ciegos. Y les respondió:
«Id y contad a Juan lo que habéis visto y oído: Los ciegos ven, los cojos
andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan, se
anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en
mí!» (Lc 7, 21- 23) Estas son la señales
que el Reino de Dios estaba presente, y Juan las conocía, pero Jesús le añade: “Dichoso
el que no se sienta defraudado por mí”.
Cuando los mensajeros de Juan se alejaron, se puso a hablar
de Juan a la gente: «¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por
el viento? (Una caña es un hombre débil que dice una cosa y hace otra) ¿Qué
salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten
magníficamente y viven con molicie están en los palacios. (Los que viven, visten
beben y comen en los palacios son hombres poderosos y ricos ante los cuales
Juan nunca se postro ante ellos)
Entonces, ¿qué salisteis a ver? ¿Un profeta? Sí, os digo, y
más que un profeta. Este es de quien está escrito: He aquí que envío mi
mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino. «Os digo: Entre
los nacidos de mujer no hay ninguno mayor que Juan; sin embargo el más pequeño
en el Reino de Dios es mayor que él."(Lc 7, 24- 28) Juan es más que un
profeta, es un servidor, es el Mensajero, es la Voz que clama en el desierto.
Juan como profeta habló de su propia muerte al decirnos: "Vosotros mismos
me sois testigos de que dije: "Yo no soy el Cristo, sino que he sido
enviado delante de él." El que tiene a la novia es el novio; pero el amigo
del novio, el que asiste y le oye, se alegra mucho con la voz del novio. Esta
es, pues, mi alegría, que ha alcanzado su plenitud. Es preciso que él crezca y
que yo disminuya."(Jn 3, 28- 30)
¿Cuáles son las
Manifestaciones que podemos ver con los ojos de la fe? La primera es la Liberación de las
manos de nuestros enemigos. "He aquí que yo abro vuestras tumbas; os haré
salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de nuevo al suelo de Israel.
Sabréis que yo soy Yahveh cuando abra vuestras tumbas y os haga salir de vuestras
tumbas, pueblo mío. Infundiré mi espíritu en vosotros y viviréis; os
estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, Yahveh, lo digo y lo haga,
oráculo de Yahveh.»"(Ez 37, 12- 14) Pablo añade a Ezequiel: "El nos
libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en
quien tenemos la redención: el perdón de los pecados."(Col 1, 13- 14)
La segunda
manifestación es la reconciliación. "Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro
tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque
él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que
los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con
sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo,
haciendo la paz, " (Ef 2, 13- 15) Reconciliarse para volver entrar en Comunión con Dios y con los hermanos.
La tercera
manifestación es hacer de la humanidad redimida una “Nueva Creación” (2 de Cor 5, 17) Una Nueva Familia,
una nueva Comunidad fraterna, solidaria y servicial. Todos somos iguales en
dignidad, Todos somos llamados a ser únicos e irrepetibles, responsables,
libres, capaces de amar y capaces de servir.
La cuarta manifestación
es la Promoción humana y evangelizadora. El que ama promueve a los que ama, y Jesús nos ama hasta el
extremo. Nos amó hasta la muerte (Cf Jn 13, 34) Y a sí quiere que nos amemos los
unos a los otros. De enemigos de Dios en hijos y amigos. De adversarios en discípulos
y apóstoles de Jesús. "En efecto, así como por la desobediencia de un solo
hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de
uno solo todos serán constituidos justos. La ley, en verdad, intervino para que
abundara el delito; pero donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia; así, la
mismo que el pecado reinó en la muerte, así también reinaría la gracia en
virtud de la justicia para vida eterna por Jesucristo nuestro Señor."(Rm
5, 19- 21)
A los que promueve les
dice: "Este es
el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. Nadie
tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis
amigos, si hacéis lo que yo os mando."(Jn 15, 12- 14)
Pablo nos añade: “Andemos como en pleno día, con
dignidad. No andemos en comilonas y borracheras, ni en deshonestidad ni
lujuria, ni en riñas ni envidias; sino revestíos de Jesucristo, el Señor.” (Rm
13, 13-14)
Oremos: Señor, que ves a tu pueblo esperando con gran fe la
solemnidad del nacimiento de tu Hijo, concédenos celebrar la obra tan grande de
nuestra salvación con cánticos jubilosos de alabanza y con una inmensa alegría.
Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad
del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amén
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