DIOS ES LUZ Y EN ÉL NO HAY TINIEBLA ALGUNA.

 


DIOS ES LUZ Y EN ÉL NO HAY TINIEBLA ALGUNA.

Dios es luz y en él no hay tiniebla alguna. Si caminamos en la luz, lo mismo que está él en la luz, entonces vivimos en comunión unos con otros; y la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica de todo pecado.   1Jn 1, 5b. 7

"En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. "(Jn 1, 1- 5)

"Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad."(Jn 1, 14) La Palabra hecha carne es Emmanuel que significa Dios con nosotros (Mt 1, 23) Dios entre nosotros y Dios a favor de nosotros.

"Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios."(Jn 1, 11- 13) Unos creen y otros no creen, por eso el anciano Simeón dijo en profecía:  "Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción” (Lc 2, 34) Quiénes son los que caen los que no creen  quienes son los que se levantan, lo que si creen.

Tres palabras son manifestadas: La Palabra, la Luz y la Vida. Jesús es la Palabra de Dios hecha carne. Es Luz es amor, es verdad, es vida (Jn 14, 6) Tres textos de san uan lo describen así: "«Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.»" (Jn 8, 31- 32) "Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»" (Jn 8, 12) "Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección y la vida.  El que cree en mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?» Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.»"(Jn 11, 25- )

Creer o no creer divide a los hombres en dos: en tinieblas y en luz: "Porque en otro tiempo fuisteis tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Vivid como hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad. Examinad qué es lo que agrada al Señor,"(Ef 5, 8- 10) La Palabra, la Luz y la Vida ha tomado rostro humano para salvarnos del pozo de la muerte: "El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados."(Col 1, 13- 14)

Jesús ha venido a revelarnos a Dios. En Jesús, en sus palabras, milagros, exorcismos y en su Persona descubrimos que Dios es Padre, es Amor, es Perdón y es Libertad. Así como lo dice san Juan: "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él."(Jn 3, 16- 17)

¿Qué obras tenemos que hacer para salvarnos? "Porque esta es la voluntad de mi Padre: que todo el que vea al Hijo y crea en él, tenga vida eterna y que yo le resucite el último día."(Jn 6, 40) Creer que Jesús es el Hijo de Dios. El don de Dios a los hombres. Es nuestro Salvador, nuestro Maestro y nuestro Señor. Es la Palabra que estaba con Dios y era Dios (Jn 1,1) Es mi “Señor y mi Dios” en la boca de Tomás (Jn 20, 28)

El que camina con Jesús, camina en la luz, tiene la vida y no camina en las tinieblas. Por eso Pablo nos recomienda: "Por eso, tampoco nosotros dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios; confortados con toda fortaleza por el poder de su gloria, para toda constancia en el sufrimiento y paciencia; dando con alegría gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz."(Col 1, 9- 12)

Acudamos a Cristo, Palabra eterna de Dios, que al poner su morada entre nosotros nos ha abierto el camino de la salvación, y digámosle con fe: Líbranos, Señor, de todo mal.

Por el misterio de tu encarnación, por tu nacimiento y por tu infancia, por toda tu vida consagrada al servicio del Padre: Líbranos, Señor, de todo mal.

Por tus trabajos, por tu predicación y por tus largas horas de camino, por toda tu vida de entrega a la salvación de los pecadores: Líbranos, Señor, de todo mal.

Por tu agonía y tu pasión, por tu cruz y tu desamparo, por tus angustias, por tu muerte y tu sepultura: Líbranos, Señor, de todo mal.

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