PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO EL SEÑOR VIENE.
Visión de Isaías, hijo de Amós,
acerca de Judá y Jerusalén: En días futuros, el monte de la casa del
Señor será elevado en la cima de los montes, encumbrado sobre las montañas, y hacia él confluirán todas las naciones. Acudirán
pueblos numerosos, que dirán: “Vengan, subamos al monte del Señor, a la casa del Dios de Jacob, para que él nos instruya en sus caminos y podamos
marchar por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, de Jerusalén, la palabra
del Señor”.
Él será el árbitro de las naciones y el juez de pueblos numerosos. De las
espadas forjarán arados y de las lanzas, podaderas; ya no alzará la espada
pueblo contra pueblo, ya no se adiestrarán para la guerra. ¡Casa de Jacob, en
marcha! Caminemos a la luz del Señor. Is 2, 1-5
Como Juez
y árbitro de nuestras vidas nos advierte: no gastes más de lo que ganas, no
hagas fiestas con dinero ajeno y no inviertas en armas para guerrear y pelear.
Invierte en instrumentos de trabajo, en educación, no vivas para ganar dinero,
sino para que vivas con otros y para otros. No gastes en lujos innecesarios, la
riqueza no te da vida eterna. Vive con dignidad a la altura de lo que eres:
persona, valiosa importante y digna. No te arrodilles frente al oro ni ante el poder.
Escuchemos el Salmo responsorial:
Salmo Responsorial
Salmo 121, 1-2. 4-5. 6-7. 8-9
R. (cf. 1) Vayamos con alegría al encuentro del Señor.
¡Qué alegría sentí, cuando me dijeron:
“Vayamos a la casa del Señor”!
Y hoy estamos aquí, Jerusalén,
jubilosos, delante de tus puertas.
R. Vayamos con alegría al encuentro del
Señor.
A ti, Jerusalén, suben las tribus,
las tribus del Señor,
según lo que a Israel se le ha ordenado,
para alabar el nombre del Señor.
R. Vayamos con alegría al encuentro del
Señor.
Digan de todo corazón: “Jerusalén,
que haya paz entre aquellos que te aman,
que haya paz dentro de tus murallas
y que reine la paz en cada casa.”
R. Vayamos con alegría al encuentro del
Señor.
Por el amor que tengo a mis hermanos,
voy a decir: “La paz esté contigo”.
Y por la casa del Señor, mi Dios,
pediré para ti todos los bienes.
R. Vayamos con alegría al encuentro del
Señor.
Hermanos: Tomen en cuenta el momento en que vivimos. Ya es
hora de que se despierten del sueño, porque ahora nuestra salvación está más
cerca que cuando empezamos a creer. La noche está avanzada y se acerca el día.
Desechemos, pues, las obras de las tinieblas y revistámonos con las armas de la
luz.
Comportémonos honestamente, como se hace en pleno
día. Nada de comilonas ni borracheras, nada de lujurias ni desenfrenos, nada de
pleitos ni envidias. Revístanse más bien, de nuestro Señor Jesucristo y que el
cuidado de su cuerpo no dé ocasión a los malos deseos. Rom 13, 11-14ª
El Adviento significa venida, llegada y presencia. Cristo ha
venido, ha llegado y hace presencia entre nosotros y dentro de Nosotros. "Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo
en medio de ellos.»" (Mt 18, 20) ¿Qué está haciendo? Nos enseña,
nos libera, nos reconcilia y nos promueve. Nos enseña el arte de amar, el arte
de servir y el arte de compartir. La noche está avanzada y se acerca el día. El
Día es Jesús, es Luz que nos trae vida, verdad y amor. Por eso la Palabra nos
invita a convertirnos. El Adviento es un tiempo para despojarse del y traje de
tinieblas y para revestirse de la Luz,
de Jesucristo.
Nos da su Palabra que es luz que ilumina nuestras tinieblas para que
reconozcamos nuestros pecados. La Palabra nos lleva a Cristo por el camino del
Arrepentimiento para que perdone nuestros pecados y Él nazca en nuestro
corazón. Con el perdón de nuestros pecados nos da el Espíritu Santo para que
seamos hijos de Dios, hermanos de los otros y servidores de ellos. Somos una
Nueva Creación (2 de Cor 5, 17) Y ¿Ahora qué?
Ahora a crecer en fe, esperanza y en caridad, es decir en Cristo por la
acción del Espíritu Santo. "Rechazad, por tanto, toda malicia y todo
engaño, hipocresías, envidias y toda clase de maledicencias. Como niños recién
nacidos, desead la leche espiritual pura, a fin de que, por ella, crezcáis para
la salvación, si es que habéis gustado que el Señor es bueno."(1 de
Pe 2, 1-3) Adviento es Presencia que se manifiesta en el Testimonio a Cristo.
En Adviento no hagas comilonas, ni borracheras, nada de lujurias, ni orgías,
ni de envidias ni de pleitos, eso es paganismo, es llevar una vida mundana y
hasta diabólica. Más bien escuchemos la Palabra y pongámosla en práctica para
ser promovidos de grandes pecadores en hijos de Dios y en discípulos de Cristo
Jesús. En lucha contra el pecado y revestirnos de Jesucristo. Evitemos el conformismo
que consiste en hacer lo que otros hacen. Evitemos también el totalitarismo que
consiste en hacer lo que otros dicen, nos mandan y nos manipulan,
El relato evangélico:
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
discípulos: “Así como sucedió en tiempos de Noé, así también sucederá cuando
venga el Hijo del hombre. Antes del diluvio, la gente comía, bebía y se casaba,
hasta el día en que Noé entró en el arca. Y cuando menos lo esperaban,
sobrevino el diluvio y se llevó a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo
del hombre. Entonces, de dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y
el otro será dejado; de dos mujeres que estén juntas moliendo trigo, una será
tomada y la otra dejada.
Velen, pues, y estén preparados,
porque no saben qué día va a venir su Señor. Tengan por cierto que si un padre
de familia supiera a qué hora va a venir el ladrón, estaría vigilando y no
dejaría que se le metiera por un boquete en su casa. También ustedes estén
preparados, porque a la hora que menos lo piensen, vendrá el Hijo del hombre”.
Mt 24, 37-44
La invitación de Jesús para vivir el Adviento es “Velar”
que significa estar despiertos, no se duerman. Vigilen y sean sobrios. Vigilad
significa conózcanse, son débiles y frágiles, Oren para no caer en tentación. Que
tu oración no sea de dientes para fuera, sino, que sea de dentro, de tu
corazón. Que sea una oración íntima, cálida y extensa. Oración unida a la
caridad, al amor a Dios y al prójimo. Prepárense es lo que nos pide Jesús: “aborrezcan
el mal y amen apasionadamente el bien” (Rm 12, 9) “Ceñíos los lomos y enciendan
su lámparas” (Lc 12, 35) “Busquen la Paz, la Unidad, el crecimiento en el
conocimiento de Dios, hasta alcanzar la estatura del hombre perfecto, Cristo
Jesús (Ef 4, 13).
Vayamos al encuentro de Jesús que viene a dar la recompensa
a los suyos. Seamos de los que le pertenecemos porque lo amamos. No vayamos con
las manos vacías ni sucias, sino que llevemos en nuestras manos los frutos de
la fe o del Espíritu: El amor, la paz y el gozo, entre otros más. (Ga 5, 22- 23)
Para prepararnos no basta con hacer oración como tampoco
oír la Palabra. Hay que permanecer en la Palabra, ponerla en práctica, obedecerla
para ser discípulos de Cristo, confiar, amarlo y obedecerlo.
Si hay Adviento habrá Navidad, y si hay Navidad habrá
Epifanía y si hay Epifanía habrá Bautismo en el Espíritu Santo. “Vayamos con
alegría al encuentro del Señor.”
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