DICHOSOS LOS POBRES PORQUE VUESTRO ES EL REINO
DE DIOS.
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les
dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los
que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora
lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os
excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del
Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa
será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de
vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los
que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla
bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»
(Lucas 6,20-26)
En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos
hacia sus discípulos, les dijo: Dichosos los pobres por que de ellos es el reino de dios. Discípulo es aquel que escucha la Palabra de Dios y la pone en
práctica. Discípulo es aquel que acepta pertenecer a Jesús y lo acepta como su
Maestro, y acepta pertenecer a las Doce. Discípulo es aquel que ha creído en
Jesús para entrar en el Reino de Dios, es por lo tanto, hijo de Dios, hermano
de los otros y servidor de todos. Discípulo es aquel que va adquiriendo por la
acción del Espíritu Santo y por sus decisiones un corazón desprendido, pobre y
generoso. Va desprendiendo de sus riquezas, de sus maletas para entrar por la
puerta estrecha.(Mt 7, 13) Al estilo de su Maestro: "Pues conocéis la generosidad de nuestro
Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que
os enriquecierais con su pobreza."(2 de Cor 8, 9; Flp 2, 6- 8))
Discípulo es el “pobre” que reconociendo su pecaminosidad se ha acercado a Jesús con un corazón contrito y arrepentido
para recibir el perdón de sus pecados. Su arrepentimiento es tan sincero que ha
llegado hasta las lágrimas. Hasta llorar por haber ofendido a Dios. Y ha puesto
su confianza en el Señor que no defrauda a los que en Él se confían: "Por este motivo estoy soportando estos
sufrimientos; pero no me avergüenzo, porque yo sé bien en quién tengo puesta mi
fe, y estoy convencido de que es poderoso para guardar mi depósito hasta aquel
Día." (2 Tim
1, 12)
Discípulo es aquel que tiene hambre y sed de Dios por que ha rechazado el alimento mundano. El alimento chatarra
que lleva a la idolatría "Porque
muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas,
como enemigos de la cruz de Cristo, cuyo final es la perdición, cuyo Dios es el
vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en las
cosas de la tierra."(Flp 3, 18- 19) El alimento de Dios es la Palabra,
la Oración, la Eucaristía, las Obras de misericordia y con todo lo que viene de
lo Alto: "Por lo demás, hermanos, todo cuanto hay de verdadero, de noble,
de justo, de puro, de amable, de honorable, todo cuanto sea virtud y cosa digna
de elogio, todo eso tenedlo en cuenta."(Flp 4, 8)
Discípulo de Jesús es aquel o aquella que es
perseguido, calumniado, torturado
o matado por Cristo. Discípulo es aquel que ha tomado la firme decisión de
seguir a Cristo. Tal como lo dice la Sagrada Escritura: "Hijo, si te
llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón,
manténte firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad. Adhiérete a él,
no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías. Todo lo que te
sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en
el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la
humillación.(Eclo 2, 1- 5)
Las pruebas son pruebas de que estamos siguiendo
a Cristo. Tienen como finalidad
confirmarnos en la fe, corregirnos y purificar nuestros corazones de todo lo
que sea incompatible con el Reino de Dios. A Jesús sus pruebas le vinieron del
mismo Satanás, de los apóstoles, de los fariseos, de los escribas y de las
mismas multitudes. (Mc 1, 35; Mt 4, 1ss;
Lc 4, 1ss; Mt 16, 22- 23) En las pruebas
recordemos a Pablo: "Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de
esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me
abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que
se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se
muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome
sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo."(2
de Cor 12, 7,- 9)
Las pruebas son
comparadas con el horno de fuego para purificar el corazón como el oro es
purificado con el fuego (cf 1 de Pe 1, 7)El apóstol Santiago nos recomienda: "Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el
estar rodeados por toda clase de pruebas, sabiendo que la calidad probada de
vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento; pero la paciencia ha de ir
acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que
dejéis nada que desear."(Snt 1, 2- 4) Las pruebas son inseparables
del discípulo de Cristo, son su Cruz. Nos dan rostro de profeta, nos hacen
fuertes en la fe por todos los esfuerzos, renuncias y sacrificios por amor a
Jesús.
La escucha y la obediencia de la Palabra nos
consagran a Dios en la verdad
(Jn 17, 17), nos lleva a la salvación y a la perfección cristiana (2 de Tim 3,
14- 16) La perfección cristiana se logra en el Amor, sólo aman los que son pobres y
pueden enriquecer a muchos con su pobreza. No es la pobreza económica, sino la
pobreza espiritual. La de aquel que no tiene nada por eso puede poner su confianza
en Dios, ser desprendido y generoso, con la disponibilidad para servir a los
necesitados o a los menos favorecidos. Lo contrario a la pobreza espiritual es
la soberbia, raíz de todo pecado.
Los
perseguirán por ser de Cristo, por amarlo y por servirlo. Jesús ha prometido
estar con nosotros (Mt 28, 20) ¿Qué hace por sus discípulos? “Sufre con ellos” “Padece
y muere con ellos” y “Resucita con ellos.” Jesús le dice a Pedro: "«¡Simón,
Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he
rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto,
confirma a tus hermanos.»"(Lc 22, 31- 32)
Oremos y volvamos
a orar por los perseguidos, encarcelados y torturados por que siguen a Cristo
Jesús. Por aquellos que están al servicio del Reino del amor, de la paz y de la
justicia (Rm 14, 17) Por aquellos que son asesinados al igual como lo hicieron
con Jesús, por envidia y por odio lo llevaron a la Pasión al sufrimiento y a la
muerte. “Pero Dios lo resucitó” y lo sentó a su derecha. Cristo fue el primero,
después de Él, vinieron su Madre, sus Apóstoles, sus Mártires y miles y miles de
hombres y mujeres que se han animado motivados por la fe y el amor a seguir a
Cristo Jesús.
¿Cuál es nuestra
recompensa por ser fieles al evangelio de Cristo? Pablo nos da la respuesta: "El
Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos
de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de
Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados."(Rm
8, 16- 17) Dios es nuestra herencia. Herencia que ya la podemos comenzar a
gozar mediante las “Virtudes Teologales” Podemos ya poseer su “Gracia” que es “Trinitaria.”
El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo para que vivamos como hijos de Dios,
hermanos de los hombres y servidores de ellos. En Unidad de fe, creciendo en el
conocimiento de Dios hasta alcanzar la estatura del hombre perfecto en Cristo
(Ef 4, 13) “Guardando sus Mandamientos, su Palabra y practicando sus Virtudes
que tiene como origen al mismo Dios (Ef 6, 10) Lo anterior en Comunión, Participación
y Misión.
La
recomendación de Jesús es para todos: “Permanezcan en mi amor” como yo
permanezco en el amor de mi Padre (Jn 15, 9) ¿Cómo? “Guardando sus Mandamientos”
Al final, de los tiempos habrá un destino
para los pobres, para los que lloraron, para los que tuvieron hambre y sed y
para los perseguidos, otro, destino para los que quisieron permanecer en su
pecados. A unos les dirá: “Vengan benditos de mi Padre a participar del gozo de
su Señor.” A otros les dirá: “Vayan los
que obran el mal al fuego eterno” (cf Mt 25, 34- 41)
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