LAS PRUEBAS ESPIRITUALES SON EL CAMINO DE LA MADUREZ HUMANA Y CRISTIANA

 


Y NO OS ACOMODÉIS AL MUNDO PRESENTE ANTES BIEN TRANSFORMAOS MEDIANTE LA RENOVACIÓN DE VUESTRA MENTE,

Silvano, Timoteo y yo, Pablo, deseamos la gracia y la paz que proceden de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor, a la comunidad cristiana de Tesalónica, reunida en el nombre de Dios, nuestro Padre, y en el de Jesucristo, el Señor.

Hermanos: Debemos dar gracias a Dios en todo momento, como es justo, por lo mucho que van prosperando ustedes en la fe y porque el amor que cada uno tiene a los otros es cada vez mayor. Por eso nos mostramos orgullosos de ustedes ante las comunidades cristianas de Dios, y de la constancia y de la fe que ustedes tienen en todas las persecuciones y tribulaciones que están sufriendo. Esta es una prueba de que, en el justo juicio de Dios, serán considerados dignos de su Reino, por el cual ahora padecen.

Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder lleve a efecto tanto los buenos propósitos que han formado, como lo que ya han emprendido por la fe. Así glorificarán a nuestro Señor Jesús y él los glorificará a ustedes en la medida en que actúe en ustedes la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor.(2 Ts 1, 1- 5- 11-12)

Damos gracias a Dios por el progreso en la fe y en el amor que ustedes están teniendo. En medio de luchas, tribulaciones, pruebas y mucha constancia que están padeciendo. Estas son la prueba que ustedes están siguiendo a Cristo Jesús. El progreso espiritual tiene sus raíces y su fuerza en las pruebas y en las crisis de fe, sin las cuales todo es comodidad y pereza espiritual. San Pablo nos exhorta de tomar en serio nuestra fe: "Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto." (Rm 12, 2) Lo que significa el tomar en serio a Jesucristo, es decir el tomar en serio el seguimiento de Cristo Jesús.

"Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba. Endereza tu corazón, manténte firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad. Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente. Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación. Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia” (Eclo 2, 1- 5)  Muchos he visto que entran en una comunidad y pronto les dan cargo de importancia, viene la prueba y no la superan. No era tiempo de hacerlos jefes, todo es un proceso. Hay que respetarlo. La prueba puede venir de un problema de la familia, de una enfermedad, de una muerte de un familiar, de un accidente, de una crítica, de una calumnia, o cuando las cosas no salen a nuestra medida.

La prueba es un don de Dios; es una enseñanza para la vida y tiene como finalidad purificarnos el corazón y darnos un crecimiento espiritual. Esto no significa que Dios nos envía la muerte, la enfermedad o los problemas. Él lo permite. “Aférrate al Señor, no te desesperes, no abandones la lucha” “Sé paciente, espera en él, confía y aguarda su misericordia.” La primera prueba viene después de haber hecho la “Opción Fundamental por Cristo”. Nos trae la “Recta intención, juntamente, con una fe sincera y un corazón limpio para que nuestro interior se convierta en manantial de aguas vivas. (cf Jn 7, 38) Viene a cambiar la manera por la cual seguimos a Cristo. Jesús no quiere ser un “parche” para nuestra vida, él quiere ser el “todo” (Mc 2, 22) Jesús quiere que lo sigamos por lo que él es y no por lo que él tiene o por lo que nos da. Seguirlo por intereses personales es hacer de Jesús un parche.

Otras veces viene a nuestras vidas a destruir las obras del Diablo: los ídolos que hemos puesto en nuestros corazones en lugar de él. Ídolos que pueden ser cosas, personas o ideologías. Otras veces las pruebas vienen por que nos estamos desviando a izquierda o a la derecha o nos estamos estancando en el lodo. La prueba nos despierta, nos sacude, nos levanta para que sigamos tras las huellas de Jesús. La visita del Señor tiene como finalidad confirmarnos en la fe o corregirnos para que evitemos caer en el mal.

Dios a los que ama los corrige nos amonesta por la única razón, porque nos ama. Nos lleva al horno del sufrimiento para purificarnos de la escoria del pecado (Jer 15, 19) "Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas, a fin de que la calidad probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la Revelación de Jesucristo." (1 de Pe 1, 6- 7)

La prueba es un despertar a la fe para seguir a Cristo y caminar con él. "Tú dices: «Soy rico; me he enriquecido; nada me falta». Y no te das cuenta de que eres un desgraciado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo. Te aconsejo que me compres oro acrisolado al fuego para que te enriquezcas, vestidos blancos para que te cubras, y no quede al descubierto la vergüenza de tu desnudez, y un colirio para que te des en los ojos y recobres la vista. Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete."(Apoc 3, 17- 19)

La prueba es una manifestación de la Gracia de Dios. "Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte." (2 Cor 12, 7- 10)

¿Qué hacer en medio de alas pruebas? “Aférrate al Señor en Oración y en su Voluntad” y en medio de la lucha pregunta: Señor, ¿Qué me quieres enseñar? La prueba viene como don y como enseñanza, Dios la permite para nuestro crecimiento espiritual. Satanás pidió permiso a Dios para poner a prueba a Job. Y Jesús le dice a Pedro: "«¡Simón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el poder cribaros como trigo; pero yo he rogado por ti, para que tu fe no desfallezca. Y tú, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos.»"(Lc 22, 31- 32) Pedro cayó al negar a Jesús tres veces, pero no perdió la fe porque el Señor había orado por él. ios responde y nos dice la causa de la prueba. Has dejado la oración, hace tiempo que no lees mi Palabra, has criticado o juzgado a alguien, estás descuidando a tu familia, has abandonado tu Iglesia y los sacramentos. La respuesta es, así es Señor, santo y justo solamente tú, yo soy pecador.

Una segunda prueba espiritual es para descubrir los ídolos que hemos dejado entrar a nuestro corazón, recordemos que Jesús ha venido destruir las obras del Diablo, la idolatría. (cf Hch 10, 38) Los ídolos pueden ser cosas, lujos, riqueza, sexo, personas, ideologías, el poder, el egocentrismo, etc.  Se trata de reconocer y aceptar lo que el Señor nos muestra para entregárselos y clavarlos en la cruz de Jesus. Y en oración llenar el vacío del corazón con el amor, la paz y el gozo del Señor.

Una tercera prueba es cuando nos comenzamos a desviarnos del camino, el Señor se hace el encontradizo y habla a nuestro corazón para invitarnos a volver al camino que nos lleva a la Casa del Padre llevando consigo un corazón contrito y arrepentido (Slm 51, 19) Aceptando la voluntad de Dios y sometiéndose a ella. Y en oración responder a Dios con las palabras de María: “Hágase en mi según su Palabra” (Lc 1, 38) Y el Verbo se hace carne en nuestro corazón (Jn 1, 14) la prueba ha sido superada, hay victoria, y aparece el gozo, la paz y el amor de Dios en nuestros corazones. La victoria está acompañada del amor, si no hay amor, no hay reconciliación, tampoco hay victoria.

"Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el estar rodeados por toda clase de pruebas, sabiendo que la calidad probada de vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento; pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear."(Snt 1, 2-4) Las obras perfectas son la del amor: guardando los Mandamientos, la Palabra de Dios y cultivándolas virtudes que son Vigor, fuerza y poder de Dios para vencer al mal y sus aliados.

Algo que no podemos confundir es la prueba con las consecuencias del pecado que genera dolor, sufrimiento y muerte. Pero Dios en su gran misericordia a todos nos da el mismo tratamiento, a todos nos acoge, a todos nos quiere sanar, y a todos nos dice: “Ámense sin fingimiento. Aborrezcan el mal y amen apasionadamente el bien” (Rm 12, 9) “Vayan y confirmen a sus hermanos en la fe” (Lc 22, 32) La prueba espiritual es un momento de Cruz, abracémosla, y dejémonos crucificar en ella para salir limpios, perdonados y reconciliados con el Señor y con los demás. (cf Gál 5, 24)

Dios tiene poder para darnos lo que le pidamos y mucho más. Por eso escuchemos las palabras del Apóstol Pablo: "Pues todo lo que queda manifiesto es luz. Por eso se dice: Despierta tú que duermes, y levántate de entre los muertos, y te iluminará Cristo. Así pues, mirad atentamente cómo vivís; que no sea como imprudentes, sino como prudentes; aprovechando bien el tiempo presente, porque los días son malos. Por tanto, no seáis insensatos, sino comprended cuál es la voluntad de Señor." (Ef 5, 14- 17.

El Amor es la fuerza para vencer y salir victoriosos de la prueba

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