12.- ¿Cómo fue la
pastoral de la Iglesia primitiva?
Objetivo: Dar a conocer la pastoral de la primitiva Iglesia para destacar los más importantes elementos que sirven como modelo a la Iglesia de hoy.
Iluminación: “Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu partían el pan con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo” (Hech 2, 44-47)
La Palabra Iglesia significa convocación. Designa la Asamblea de aquellos a quienes convoca la Palabra de Dios, para formar el Pueblo de Dios y que, alimentados con el Cuerpo de Cristo, se convierten ellos mismos en Cuerpo de Cristo. (Catic 777)
1. La
predicación del Kerygma.
En la Iglesia primitiva el orden seguido por los Apóstoles partiendo de la experiencia de Pentecostés fue, en primer lugar el anuncio profético de Pedro que presentó a Jesús como el Mesías de Dios: “Israelitas, escuchad estas palabras: A Jesús de Nazaret, hombre acreditado por Dios entre vosotros con milagros, prodigios y señales…ustedes lo mataron por medio de gente malvada…a este, Jesús, Dios lo resucitó; de lo cual todos nosotros somos testigos…sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Cristo, a este Jesús a quien vosotros habéis crucificado” (Hech 2, 21- 36). Dos momentos claves se han de resaltar: El primer anuncio y la experiencia del Espíritu Santo. El crecimiento en la fe y la organización de la pastoral vendrán después (Hech 6)
Al anuncio profético de los Apóstoles el pueblo responde
compungido: “¿Qué
tenemos que hacer”? Los Apóstoles
hacen la invitación a la conversión, a la recepción del bautismo para el perdón
de los pecados y a la recepción del Espíritu Santo (Hech 2, 38). El encuentro personal con Jesús nos da la
experiencia del Espíritu Santo: Encuentro liberador por que nos quita las
cargas, y gozoso, por que experimentamos el triunfo de la Resurrección. (Palabra y Sacramentos son inseparables)
2. La
catequesis apostólica.
b) La integración de una auténtica comunidad cristiana en donde cada miembro contaba con la ayuda espiritual y temporal de sus hermanos.
c) La vida sacramental centrada en la Eucaristía o fracción del pan de vida. Eucaristía celebrada el primer día de la semana (Hech 20, 7)
d) La oración asidua en sus diversas formas, recomendada y practicada por Jesús y que fue el alma y la fuerza de esa comunidad.
En un tercer momento
la primera Comunidad se organiza para el servicio de las mesas: la pastoral de
la caridad.
>>Por aquellos días, al multiplicarse los discípulos, hubo quejas de los helenistas contra los hebreos, porque sus viudas eran desatendidas en la asistencia cotidiana. Los Doce convocaron la asamblea de los discípulos y dijeron: «No parece bien que nosotros abandonemos la Palabra de Dios por servir a las mesas. Por tanto, hermanos, buscad de entre vosotros a siete hombres, de buena fama, llenos de Espíritu y de sabiduría, y los pondremos al frente de este cargo; mientras que nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la Palabra.
Pareció bien la propuesta a toda
la asamblea y escogieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a
Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Pármenas y a Nicolás, prosélito de
Antioquía; los presentaron a los apóstoles y, habiendo hecho oración, les
impusieron las manos. La Palabra de Dios iba creciendo; en Jerusalén se
multiplicó considerablemente el número de los discípulos, y multitud de
sacerdotes iban aceptando la fe << (Hech 6, 1-7).
3. ¿Qué encontramos en la Iglesia primitiva?
A la luz del texto de los Hechos, encontramos que en la Pastoral de la Iglesia se han de tener presente: La Palabra, la vida comunitaria (los servicios), los sacramentos y la vida de piedad. Encontramos una gran sencillez y una gran eficacia en la pastoral de la primitiva comunidad cristiana. El Espíritu del Señor estaba y actuaba en unos pastores que lo habían recibido en plenitud y eran dóciles a la acción del Divino Espíritu en su misión apostólica. La eficacia de esta pastoral la encontramos en la lectura del mismo libro de los Hechos de los Apóstoles:
· “Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común; vendían sus posesiones y sus bienes y repartían el precio entre todos, según la necesidad de cada uno”.
· “Acudían al templo todos los días con perseverancia y con un mismo espíritu partían el pan con alegría y sencillez de corazón. Alababan a Dios y gozaban de la simpatía de todo el pueblo” (Hech 2, 44-47)
· “Muchos de los que oyeron la Palabra creyeron; y el número de hombres llegó a unos cinco mil” (Hech 4, 4)
· “La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyo a sus bienes, sino que todo lo tenían en común” (Hech 4, 32)
4. ¿Cómo ha de ser la Pastoral de la Iglesia?
Lo primero para tener presente es que nuestra pastoral ha de ser como la de Jesús: invitando, pero, no imponiendo. Ha de estar llena de los mismos sentimientos de Cristo Jesús, especialmente la compasión. No solamente eso, sino que además, toda nuestra predicación debe nutrirse con la “Palabra de Dios para que no sea palabrería vana” y “La catequesis debe extraer siempre su contenido de la Palabra de Dios” (Juan Pablo II, CT 27) “Es tan grande el poder y la fuerza de la palabra de Dios, que constituye el sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual” (DV 27)
En segundo lugar hemos de tener en cuenta el no menospreciar alguna de las vertientes de la pastoral en detrimento de las demás: sacramentos sin evangelización, o evangelización sin sacramentos o sin la práctica de la caridad, empobrece la pastoral de la Iglesia.
5. Aplicación
en nuestros días.
·
La
pastoral bíblica.
Los Apóstoles eran hombres penetrados y poseídos por la palabra de Dios; verdad que hace que Pablo recomiende a la comunidad de Colosas: “Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza” (Col 3, 16) y a su discípulo Timoteo le dice: “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia: así el hombre de Dios se encuentra perfecto y preparado para toda buena obra” (2 Tim 3, 16)
Hoy por fortuna existen cada vez más personas que están leyendo la Biblia de una manera asidua y apasionada que les permite poseer las riquezas de la Palabra. La experiencia y la Iglesia nos han enseñado que la lectura de la Palabra de Dios ha de ir acompañada por la práctica de la oración para que según san Agustín se dé un verdadero diálogo con Dios: A Dios hablamos cuando oramos, y a Dios, escuchamos cuando leemos su Palabra (Dei Verbum 25). Toda predicación y catequesis en la Iglesia ha de nutrirse con la Palabra de Dios para que no resulte ser sólo vana palabrería (Ct 27)
Al gusto por la Sagrada Escritura (leerla o escucharla asiduamente, amarla y ponerla en práctica) Dios lo apremia abriendo la mente, explicando su sentido y llenando con su poder a quienes así lo hagan. El Concilio nos dice: “Dios viene al encuentro de sus hijos para conversar con ellos, y es tan grande el poder y la fuerza de la Palabra de Dios, que constituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza de fe para sus hijos, alimento del alma, fuente límpida y perenne de vida espiritual” (Dei Verbum 21).
·
La
pastoral de comunión.
El término comunión que encontramos en texto de Hechos 2, 42, y que constituyó un medio de gran crecimiento espiritual y comunitario para la Iglesia primitiva, hace referencia a la creación de pequeñas comunidades cristiana mediante la unión de espíritus y la solicitud por los pobres y necesitados de todo orden: “todos los creyentes vivían unidos” (Hech 2, 46).
Todo cristiano necesita el apoyo, el estimulo y la ayuda para cultivar sus valores y virtudes; ayuda que encuentra eficaz en una pequeña comunidad de hermanos que se preocupen por él, le enseñen a orar y a servir a la Iglesia desde el “don recibido”. Nadie se realiza solo; nadie camina solo; nadie aprende a vivir para los demás, cuando camina solo. El cristiano solitario pronto cae y se queda caído. La acción del Espíritu Santo que es amor, guía a los hombres a la comunión con otros creyentes para que hagan comunidad con ellos y de esta manera trabajen en la construcción de la Iglesia: “Donde dos o tres se reúnen en mi Nombre... ahí se construye la Comunidad (Mt 18, 20).
Lo importante que se ha de saber es que para que la comunidad sea auténtica ha de ser animada y conducida por el Espíritu Santo para que pueda proporcionar ayuda a todos sus miembros, esté centrada en la Eucaristía y esté insertada en la vida parroquial y unidas a los Pastores que el Señor ha dado a su Iglesia.
·
La
Eucaristía o “fracción del Pan”.
El término “fracción del pan” significa en el lenguaje cristiano “La cena del Señor”, es la primera forma que la Iglesia uso para referirse a la “Misa”. Después pasó a conocerse como “Eucaristía” que significa “acción de gracias”, rito eucarístico que las comunidades cristianas celebraban en las casas, nunca en el templo de Jerusalén.
Dos textos de Pablo nos ayudan a entender el misterio de la “fracción del Pan”: “El cáliz de bendición, no es acaso el comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos, no es comunión con el cuerpo de Cristo?” (1 de Cor 10, 16). “Porque yo recibí del Señor lo que os he trasmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: este es mi cuerpo que se da por vosotros, haced esto en recuerdo mío”…. Este es el cáliz de la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces lo bebiereis, hacedlo en recuerdo mío. Pues cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga. Por tanto, quien coma del pan y beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor.
Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo. Por eso hay entre vosotros muchos enfermos y muchos débiles, y mueren no pocos” (1 Cor 11, 23, 30)
La vida espiritual de los primeros cristianos estaba centrada en la participación de la Eucaristía. Nosotros si queremos tener un alimento que nos nutra y nos fortalezca debemos hacer lo mismo: comer del pan y beber del cáliz del Señor. El Concilio definió la Eucaristía como “Sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se recibe como alimento a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da como prenda de la gloria venidera” (S:C: No. 47) Para enseguida invitarnos a participar de una manera consciente, piadosa y activa de todos en la acción sagrada para que los fieles no sean mudos espectadores, sino aprendan a ofrecerse a sí mismos como hostias inmaculadas (SC No. 48).
La Eucaristía contiene todo el Bien espiritual de la Iglesia: Cristo mismo, y a ella se ordenan todos los ministerios y apostolados. Aparece como la fuente de toda predicación evangélica y es el centro de toda Asamblea de los fieles que preside el presbítero” (P.O: No. 5). Más delante el mismo Documento nos dice como hacer de la Eucaristía la fuente principal de santificación personal y de crecimiento pastoral: “practicar la oración frente al Sagrario para dar testimonio de la presencia real de Cristo en la Eucaristía, por la predicación para mostrar a los fieles la insondable riqueza de la Eucaristía y la enseñanza diaria a insertarse diariamente en la vivencia de la Pascua eucarística; ayudando eficazmente a la comunidad a crecer en la fe, la esperanza y la caridad y a vivir el “sacrificio eucarístico en el que los Sacerdotes cumplimos nuestro principal ministerio” (P.O. No. 13)
·
Las
oraciones.
La primera comunidad cristiana tuvo tanta vitalidad, pues los cristianos impregnaron sus vidas con una intensa, continua y cálida oración: Era una comunidad orante. Asistían asiduamente a las oraciones (Hech 2, 42). La comunidad y los Apóstoles al frente de ellas, seguían el ejemplo de Jesús Buen Pastor que fue para la comunidad primitiva el modelo de Pastor Orante. Dos modos de orar: personal y comunitaria mente. Oración acompañada siempre con el ayuno y la caridad.
El Libro de los Hechos de los Apóstoles nos describe la intensidad de oración de la primitiva comunidad. Los Apóstoles esperaron en oración la llegada del Paráclito Divino (Hech 1, 13s) “Subían al Tempo a orar diariamente (Hech 3, 1): se dedicaban a la oración y a la predicación de la Palabra (6, 4) Oran en momentos importantes como acciones y ordenaciones para cargos en la Iglesia (6, 6; 13, 3; 14, 23. Oran con la comunidad en momentos de persecución (4, 24- 31; 12, 5- 12). Esteban ora al estilo de Jesús por él y sus verdugos (Hech 7, 59s). Pablo hace oración después de su encuentro con Cristo (9,11). Pedro cuando el Señor lo envía a casa de Cornelio (10,9). Pablo y Silas oran mientras estaban en prisión (16, 25) y en muchas otras ocasiones se dedica a la oración (20,36; 21,5).
Sólo una vida de intensa oración puede explicarnos el crecimiento y la fortaleza de las comunidades en tiempo de persecución. Una pastoral que no tenga como alma la oración estará siempre vacía y sus frutos serán pobres o nulos. Urge que los pastores aprendamos a orar con la comunidad, con las personas y no solamente por ellas. Hagamos de nuestra Parroquia una Comunidad ORANTE, SOLIDARIA Y SERVICIAL.
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