LOS PADRES, PRINCIPALES EDUCADORES DE
SUS HIJOS
El objetivo del Tema. “Despertar
las conciencias para que cada persona pueda asumir su responsabilidad ante sí
misma, ante su familia y ante la sociedad.
- Introducción
El título de esta reflexión me hace decir:
Para formar hombres íntegros…con corazón humano, está la familia…en la que los
padres son los primeros educadores de sus hijos…tarea que no se puede
postergar, ni abandonar, ni poner en las manos de otros. El proverbio popular
nos dice: “Es más padre el que cría que el que engendra”. De la misma manera
pudiéramos decir, es más padre el que educa que el engendra y que sólo se
preocupa por el alimento material”.
Hablar de la educación de los
hijos es hablar de la gravísima responsabilidad que tienen los padres de educar
a sus hijos. Esta responsabilidad es una consecuencia lógica de su paternidad y
maternidad. Engendrar un hijo es crear una nueva vida humana, y ésta es
necesario que llegue a su plenitud. Juan Pablo II recuerda esta responsabilidad
con estas palabras: «Los padres son los
primeros y principales educadores de sus propios hijos, y en este campo tienen
incluso una competencia fundamental: son educadores porque son padres». Sin
embargo, los padres no pueden realizar esta función ellos solos. Necesitan
ayuda. Comparten la misión educadora con otras personas e instituciones. Una de
estas instituciones es precisamente la escuela. Los padres confían a la escuela
y a los maestros la educación de sus hijos sin renunciar a su responsabilidad
principal.
Los padres no pueden traspasar a
los maestros y a la escuela su propia y peculiar responsabilidad de educar a
los hijos. Esto significa también que los maestros no pueden sustituir a los
padres, sino que han de ayudarles y complementarlos en la tarea educativa.
- Desarrollo
del tema
Educar es cultivar lo que realmente hay de valor en cada ser
humano. Hablamos de una educación para la vida que forme personas íntegras y
felices. La felicidad es posible ahí donde se alcanza la realización personal…ahí
donde hay una persona madura…capaz de caminar con los pies sobre la tierra, con
dominio propio, siendo su propio dueño…siendo capaz de salir de sí mismo para
ir al encuentro de su realidad. Esto
pide una realización integral en la cual se han de cultivar actitudes,
principios, creencias, convicciones, conocimientos, valores y virtudes. Esta
gama de elementos entrelazados y vinculados
entre sí, dan consistencia a una estructura sólida, firme y férrea de hombres y
mujeres que en el futuro podrán formar familias estables y forjar una sociedad
próspera, justa, pacifica en la cual coexistan las buenas costumbres y los
valores humanos.
La Biblia nos
dice: “Enséñame amar por la mañana y seré feliz toda mi vida”. Por la mañana, es decir, en mi
edad temprana, en mi infancia. Que desde temprano se comience a conocer la
vida, a dar respuestas a lo que la vida nos presente. Saber de donde venimos,
para que estamos aquí y saber para donde vamos. Sabiendo que somos peregrinos
en este mundo, y nada más. Esto ya es parte del conocimiento del sentido de la
vida.
- Todo hombre es un buscador
de valores, de sentido
En el
fondo lo que busca es sentirse bien, ser feliz. Muchos se casan para ser
felices, otros trabajan día y noche para ganar mucho dinero y ser felices; otros
se divierten y derrochan lo que tienen y hasta la vida para sentirse bien y ser
felices, otros se pasan la vida compitiendo con otros, haber quien tiene más, o
quien tiene mejor carro…y al final nada, aparece el vacío, el caos, la
frustración…que llena de angustia, de agresividad y de soledad a muchas
familias…sencillamente no aprendieron a vivir con sentido…se les nubla la
mente, se endurece el corazón y se pierde el sentido moral. Pierden hasta la
capacidad de sonreír
- La formación de la
“conciencia moral”.
Las actitudes y los principios determinan nuestros actos. La sana educación
exige la formación de actitudes que permitan a los niños ir adquiriendo una
“conciencia moral”. Ésta es como el farol que guía al barco a puerto seguro. Es
voz que se escucha en el interior del ser humano para señalarle lo que está
bien o mal hecho.
La actitud existe antes de la acción. Toda
acción personal es manifestación de algo ya existente en la psicología de las
personas. ¿Cómo me comporto frente al dinero? ¿Frente al sexo? ¿Frente a la
droga? ¿Frente a los otros? ¿Frente al poder? Existen criterios buenos y
criterios malos. Es malo porque no favorece la realización del niño. Por
ejemplo: “Cuanto tienes cuanto vales”. “Haz a los demás lo que quieras que los
demás te hagan a ti”. El problema de muchos padres de familia es que ellos
mismos no se han preocupado por cultivar la “conciencia moral”. Son muchos los
no saben distinguir entre lo bueno y lo malo… a lo malo le llaman bueno, y a lo
bueno le llaman malo. Lo bueno es lo que ayuda a una educación sana que ayude
al hombrea alcanzar su madurez y lo malo es lo que impide la realización
humana.
La conciencia moral es el órgano de la vida,
como el ojo es el órgano de la vista. Un hombre puede tener conciencia
psicológica y puede a la vez tener una conciencia práctica y no tener
conciencia moral. Muchos son los que estudian para ganar todo el dinero del
mundo, creen que de esa manera van a ser felices…otros quieren ser famosos,
poderosos…al final son manipuladores, estafadores, explotadores y opresores.
La conciencia moral da al hombre una triple
capacidad: Capacidad para distinguir entre lo bueno y lo malo. La capacidad
para rechazar el mal, la manipulación, la falsedad, el engaño, etc. Y la
capacidad para hacer el bien, de compartir lo que se sabe, lo que se tiene y lo
que se es…sé es capaz de encontrar el sentido
de la vida y realizarlo.
Ésta educación no se da en las escuelas, ni
en las universidades…no obstante puedan existir maestros buenos y maduros…ahí
se educa para el saber…se dan conocimientos para el día de mañana ser famosos,
poderosos o ricos…Para formar hombres íntegros…con corazón humano, está la
familia…en la que los padres son los primeros educadores de sus hijos…tarea que
no se puede postergar, ni abandonar, ni poner en las manos de otros.
- ¿Cómo educar a los hijos?
Existen dos caminos que se entrelazan y se
apoyan uno en el otro:
·
El testimonio de vida. No basta el solo testimonio como tampoco las
solas palabras.
·
y la enseñanza con palabras. En casa, en la familia se aprende el
“arte de amar” y el “arte de vivir en comunión”.
La familia es el campo por
excelencia para practicar el “Mandamiento del amor: “Ámense unos a los otros”. Esposos efectivos, son a la misma vez padres efectivos. Y éstos no
son los que viven juntos, sino, los que viven uno para el otro y los dos viven
para sus hijos. Esta es la primera de las enseñanzas que los padres han de
trasmitir a sus hijos.
- Los padres efectivos velan
por los derechos de sus hijos.
·
Habrá paz y alegría en las familias cuando cada
cual reconozca, en la debida forma, los derechos que le son propios y los
deberes que tiene para con los demás.
·
Más todavía: una comunidad humana será cual la
hemos descrito cuando los ciudadanos, bajo la guía de la justicia, respeten los
derechos ajenos y cumplan sus propias obligaciones;
·
Cuando estén movidos por el amor, de tal manera
que sientan como suyas las necesidades del prójimo y hagan a los demás
partícipes de sus bienes, y procuren que en todo el mundo haya un intercambio
universal de los valores más excelentes del espíritu humano.El derecho a tener una familia estable. El
derecho a tener en casa los elementos esenciales para el sano desarrollo.
La fuente de donde brotan los derechos y los
deberes es la “Dignidad Humana”. Y por lo mismo son intrínsicos a toda persona.
- Los padres efectivos
enseñan a sus hijos a vivir en la verdad.
La verdad es lo estable, lo real, lo
verdadero. La verdad no se impone, no atropella, no mal trata, no oprime. La
verdad es que todo ser humano es único e irrepetible porque es original. La
verdad es que las cosas no nos dan el valor. Nadie vale por lo que tiene,
“Vales por lo que eres” y eres un ser individual, no hay dos que piensen,
sientan amen como tú. “Tu eres, tú y tus circunstancias”…no permitan que sus
hijos sean copia de nada ni de nadie. Vivir
de frente a la verdad pide a la familia:
·
el reconocimiento personal mutuo. Soy un alguien, no soy un algo. Un
alguien que piensa, siente, se expresa, se comunica, es capaz de amar, etc.
·
la aceptación personal mutua. “Yo soy yo y mis circunstancias”. No
quieras que sea como tú eres porque me echas a perder.
·
el respeto mutuo. Es la admiración y el reconocimiento que el otro es
una maravilla en sí mismo. Poseedor de una dignidad, única.
·
y el perdón mutuo. Padres efectivos son los que enseñan a vivir
reconciliándose mutuamente en el hogar.
La
verdad del hombre tiene que brillar ante los esclavos de la mentira para que
ésta pierda su fuerza. "Si os
mantenéis en mi Palabra seréis verdaderamente mis discípulos, conoceréis la
verdad y la verdad os hará libres". El lugar propio de la verdad está
en está en la conciencia, que, en cada hombre, es el lugar propio de Dios. Tiene
que construirse el hombre interior basándose en la verdad para derrotar al hombre
en la mentira que se convierte en un opresor. Y la verdad que construye al hombre es la realidad, es decir, la verdad
de Dios, la verdad del hombre, la verdad de la sociedad.
- Los padres efectivos
enseñan a sus hijos a practicar la justicia.
La práctica de la justicia permite reconocer
la igualdad fundamental que existe en todos los miembros de la familia. La
preferencia por alguno, por ser hombrecito o mujercita, es fuente de conflictos
familiares que pueden distanciar y hasta crear rivalidades entre los
hermanos.
- Cuando no existe la
justicia
·
No hay justicia cuando se no se propicia el diálogo familiar,
·
Cuando no se vive de encuentros,
·
Cuando no se busca el bien de los otros.
·
Cuando papá no tiene tiempo para jugar con sus hijos o para revisar con
ellos las tareas.
·
No hay justicia cuando la educación de los hijos solo recae en uno de
los padres. Casi siempre la mamá, ya que el papá dedica tiempo de más al
trabajo, al deporte o los amigos.
b.
Cuando si hay justicia
·
La justicia comienza por uno
mismo y consiste en darle a cada uno lo que le es propio: Los esposos
viven uno para el otro. Los padres viven para sus hijos. Los hijos viven para
sus padres y los hermanos para sus hermanos.
·
Hay justicia cuando se piensa
al otro de manera correcta.
·
Cuando se valora a la persona de manera apropiada y existe el respeto
mutuo.
·
Cuando se acepta a los otros de manera adecuada y se ama de manera correcta,
es decir, sin llegar al desprecio de los demás.
·
Hacer justicia es reconocer la dignidad y la importancia de cada uno
de los miembros de la familia. En la familia todos son importantes
·
Los hijos hacen justicia a sus padres cuando les honran, les respetan,
les obedecen. Cuando no se les exige lo que no pueden darles.
·
Hay justicia cuando se administra los bienes que entran a casa de manera
correcta.
- Los padres efectivos son
responsables y equilibrados
La
persona es un ser original, responsable, libre y capaz de amar. Si queremos madurar como
personas busquemos ser responsables de nuestros pasos y asumamos nuestras
limitaciones, debilidades y equivocaciones como vía de superación de las
mismas. Podemos resumir que responsabilidad es sinónimo de madurez. La
madurez no se mide por la edad, sino por el desarrollo personal y la modalidad
de su comportamiento. Algunos de sus rasgos son los siguientes:
|
·
Capacidad
de adaptarse a las distintas situaciones de la vida.
|
|
·
Autonomía
tanto en sus actos como en sus ideas y emociones.
|
|
·
Responsabilidad
de sus propios actos.
|
|
·
Capacidad
de autocuidado.
|
|
·
Desarrollo
de relaciones afectivas y sociales en las que se produzca un intercambio
positivo de satisfacciones.
|
Si nuestra
función como padres es ayudar a nuestros hijos a alcanzar una madurez física,
psíquica, emocional y social, contribuiremos a que se desarrollen como personas
libres.
- Los padres efectivos
enseñan a sus hijos a caminar en la libertad.
“Todas las personas sueñan con su
libertad, pero están enamoradas de sus cadenas”. K.
Gibrán. La libertad se basa en la verdad. La mentira está en el
origen del miedo, es la base fundamental de la esclavitud, da una falsa fuerza
al despotismo, hace posible la manipulación de las conciencias y todo tipo de
dictadura. La mentira está en la base del hedonismo, del afán del dinero y del
poder opresor. La fuerza del consumismo y de la dictadura no es física, está en
la mentira y en el miedo de muchos. La libertad es esencial a nuestra condición humana. Enseñar a vivir en
la libertad no es tarea fácil…pide el ejemplo, el testimonio, armonía entre lo
que se dice y lo que se hace, entre lo que se vive y lo que se pide. Cuando se
usa mal la libertad se cae en el libertinaje.
La liberación de lo que subyuga se realiza en tres clases
de esclavitudes:
·
una, es la
liberación de los que están sujetos a otra persona y no pueden actuar sino bajo
su dependencia. No hagas a tus hijos servilistas, ayúdalos a ser libres.
·
otra,
es la liberación de los que dependen de las cosas, (juguetes, carros, modas,
etc. porque están dominados por ellas. No hagan sus hijos seres oprimidos.
·
Y
otra es la liberación del pecado. “Todo
el que obra el pecado se hace esclavo”. (cf Rm 6, 20)
El mal
no es propio de la naturaleza del hombre. Éste fue creado bueno y está hecho para el bien y su libertad está en
hacer el bien. El mal ha llegado al hombre, después de haber sido creado, por
un engaño hábil del Diablo. Por esto, la libertad del hombre requiere,
necesariamente, la liberación del pecado. No conoce la experiencia de la libertad quien
permanece en el pecado.
Libres ¿de qué? Libres del mal:
de toda manipulación, falsedad, mentira, engaño, odio, vicios,
esclavitudes…Libres de la esclavitud de las cosas y de la esclavitud de las personas…
¿Libres para qué? Libres para
ser responsables de sí mismos y de los demás. Libres para servirnos, para ser
solidarios y libres para conocer la verdad en el amor. Los padres efectivos e
inteligentes siempre estarán atentos para evitar ser un papá cartera que llena
a sus hijos de lujos innecesarios, sino más bien, han de enseñar a sus hijos el
recto uso de las cosas, evitar el consumismo y el derroche tan lleno de
injusticias. A los niños se les ha de explicar el porque no siempre se les
puede comprar lo que otros padres si compran a sus hijos.
a. Lo que se dice de la libertad.
Recibimos
desde lo social mensajes confusos acerca de lo que es la libertad,
confundiéndola en muchas ocasiones con el libertinaje:
·
Hacer
lo que me da la gana, entendiendo con ello la ausencia de compromisos, de
vínculos, de responsabilidades.
·
Manifestaciones
que responden a un dejarse llevar por los impulsos y las pasiones, por las
tendencias imperantes, aunque éstas nos lleven a la pasividad y la dependencia,
y/o formas de destrucción.
·
Es
libre quien opta, responde, realiza, se responsabiliza y actúa. No da libertad
lo que nos tiraniza (drogas, alcohol, etc.), lo que nos cierra puertas para el
futuro o lo que nos impide relacionarnos con los demás, aunque nos sintamos libres
para elegirlo. La auténtica libertad surge de la convicción y elección interior
de nuestra voluntad y conciencia.
Dentro
de las familias en ocasiones se ha confundido el educar en libertad con el
dejar hacer; estos niños sin autoridad verán reflejada esta ausencia de límites
en problemas de maduración (inseguros, dependientes, demandantes, etc.). Los
límites nos ayudan a crecer seguros, y crecer nos hace libres.
b. Una persona libre.
Una
persona es libre cuando tiene la capacidad de elegir lo que considera más
adecuado en cada momento de su vida, siendo capaz de asumir las
responsabilidades que impliquen sus decisiones. Libre es quien dispone
de sí mismo, el que actúa por propia decisión. La Libertad es el ejercicio de
la propia personalidad y capacidades para el propio desarrollo y para el de la
sociedad. La libertad tiene dos aspectos: uno es la liberación de lo que
subyuga al hombre y el otro es la capacidad, la energía y la voluntad para
actuar
c. Analicemos cada término de esta definición:
1. Capacidad
de elección. Tendremos mayor capacidad de elección cuando:
·
Manejemos
la mayor y más precisa información de las posibles alternativas de nuestra
decisión. Por tanto, cuanta mayor formación tengamos, mayor será nuestra visión
de las cosas.
·
Seamos
capaces de renunciar. Toda elección supone quedarnos con algo y prescindir de
algo. Si nos duele perder o prescindir de lo no elegido, nos sentiremos
incapaces de hacer elecciones y desearemos que los demás lo hagan por nosotros,
resintiéndonos después de nuestra falta de libertad y de nuestra dependencia.
2. Elegir
lo más adecuado. Entendemos que lo más adecuado será aquello que responda a
nuestras necesidades y que nos encamine hacia el bienestar como personas:
·
Es
básico tener una visión global de nosotros mismos. No sólo somos: Yo cuerpo, Yo
mente, Yo emociones o Yo social. Las elecciones que sólo escuchan necesidades
parciales impiden el desarrollo de las otras partes.
·
La
búsqueda de nuestro bienestar como personas no se basa en el simple hecho de
alcanzar satisfacciones inmediatas y efímeras; éstas, en ocasiones, pueden
incluso distanciarnos de planes futuros.
·
En
la medida en que tengamos un proyecto de vida globalizador tendremos una visión
más clara de aquello que puede ayudarnos a alcanzarlo, y de esta forma
conseguir satisfacciones más plenas y duraderas
.
3. Asumir
responsabilidades. Poder ser responsables de nuestros pasos y poder asumir
nuestras limitaciones, debilidades y equivocaciones como vía de superación de
las mismas.
Tras
este análisis de la definición de persona libre podríamos resumir que libertad
es sinónimo de madurez. La madurez no se mide por la edad, sino por
el desarrollo personal y la modalidad de su comportamiento. Algunos de sus
rasgos son los siguientes:
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·
Capacidad
de adaptarse a las distintas situaciones de la vida.
|
|
Autonomía
tanto en sus actos como en sus ideas y emociones.
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|
·
Responsabilidad
de sus propios actos.
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|
·
Capacidad
de auto cuidado.
|
|
·
Desarrollo
de relaciones afectivas y sociales en las que se produzca un intercambio
positivo de satisfacciones.
|
Si
nuestra función como padres es ayudar a nuestros hijos a alcanzar una madurez
física, psíquica, emocional y social, contribuiremos a que se desarrollen como
personas libres.
d. Ayudándoles a crecer libres.
No
podemos olvidar que la educación es el medio para llegar a ser libres y responsables.
Si
tenemos clara nuestra función como padres, educaremos a nuestros hijos en la
libertad. Esta función consiste en ayudarles a crecer para que un día puedan
realizar su propio proyecto personal. Conceptos básicos de esta función son:
Seguridad:
Para poder
crecer de una forma sana necesita sentirse seguro y con confianza en sí mismo
para ir dando pasos en su aprendizaje.
Autonomía:
Aprender a
valerse por sí mismo. Esto no se adquiere de una vez para siempre, el niño
deber ir ganando en autonomía junto con su desarrollo; cada vez se sentirá más
capaz.
Decisión:
Necesita
aprender a tomar sus propias decisiones (siempre acordes con su edad), que
respondan a su escala de valores.
Responsabilidad: Ganar en autonomía y tomar sus
propias decisiones implica adquirir unas responsabilidades. Aprender a llevar
sus propias responsabilidades le ayudará a sentirse más libre.
- Los padres efectivos
enseñan a sus hijos a vivir en el amor.
El amor pide donación entrega,
tiempo, palabras…pide negarse a sí mismo para poder darse a los demás. El
proverbio dice: “Nadie da lo que no tiene”. A amar se aprende amando, es decir,
negándose y renunciando así mismo para salir e ir al encuentro del otro…El amor
pide apertura y acogida. Podemos recordar aquí algunas lenguas del amor:
- Palabras que confirman. Palabras amables, limpias y veraces.
¿Cuándo fue la última vez que escuchaste de parte de alguien de la
familia: “Te amo”? “Que bien te salió ese dibujo” “Felicidades campeón por
tus calificaciones”.
- Tiempo de calidad. Este tiempo se vive alrededor de la mesa. Se
presta atención al otro; cuando el otro (o la otra) habla se le hace el
centro de nuestra atención.
- Tiempo de regalos. Cada uno de los miembros de la familia es un
regalo para los demás.
- Tiempo de servicios. Mamá no puede ser la sirvienta de todos. Se
deben delegar los servicios según la edad y la madurez.
- Tiempo para el toque físico. El amor es expresivo y debe
manifestarse con palabras y con toque físico.
Cuando no se cultiva el amor en
la familia, los hijos salen a buscarlo fuera del hogar.
12.
El principio de autoridad.
“El esposo es cabeza de la familia”
Cabeza en sentido espiritual significa ser principio de vida, ser el primero. La
autoridad en la familia es un servicio que tiene como finalidad vigilar y
ayudar a cada uno se sus miembros a crecer como personas. Para que el niño
pueda conseguir la seguridad básica que necesita para alcanzar su autonomía,
precisa sentirse contenido y protegido. De esta forma irá aprendiendo todo
aquello que necesita para manejarse cada vez con más independencia. Si los
hijos tuviesen que decidir ellos sobre lo que está bien o mal y sobre dónde les
beneficia estar en cada momento, dejándoles a su libre albedrío, adoptarían
una actitud indolente y se sentirán inseguros y desprotegidos.
Una persona se siente libre
cuando es capaz de protegerse y cuidar de sí misma, y para ello debe aprender
cómo hacerlo;
sólo podrá conseguirlo si reconoce la autoridad en quien sabe y tiene
experiencia. El autoritarismo es manifestación de una enfermedad que genera
muerte espiritual. Los hijos del autoritarismo son el rigorismo, el legalismo,
el perfeccionismo, el machismo, y otros.
Las
normas de la autoridad familiar deben apoyar el crecimiento de todos, es decir:
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·
Responden
a las necesidades de los miembros de la familia.
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·
No
son arbitrarias.
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·
Se
dan con claridad.
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·
Se
podrán formular de forma positiva: potenciando lo que se debe hacer más que
las prohibiciones.
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·
La
firmeza no estará reñida con el afecto: se ponen porque nos preocupan, no
porque estemos enfadados o dolidos con ellos.
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|
·
Deben
ser razonables y razonadas: explicarles la razón de cada norma les ayudará a
adquirirla si ésta es consecuente.
|
|
·
En
la medida en que vayan siendo mayores, tendremos más en cuenta sus opiniones
sobre las normas que les atañen, aunque la decisión última la tengamos los
padres.
|
Los
niños que crecen sin autoridad verán reflejada esta ausencia de normas en
problemas de maduración. Todo proceder que infantilice y sobreproteja, impide
al niño crecer de forma autónoma.
La
vida se prepara con la vida.
Si
tenéis miedo de que vuestro hijo se abra la frente, rompa el delantal, se
ensucie las uñas y las manos, corra el riesgo de caer o de ahogarse, encerradlo
en vuestro confortable comedor, o sujetadlo con una cuerda cuando salgáis,
por temor a que no se junte demasiado pronto a las pandillas de niños que en
la calle, en los jardines y parques prosiguen intrépidamente sus elementales
experiencias. Poned alrededor de sus actividades particulares una serie de
barreras que, como el cercado del establo, impedirán que vuestro hombrecito
haga funcionar sus músculos y sus sentidos...
Después
os asombraréis de que vuestro hijo sea torpe con las manos, que titubee en
sus juegos o en sus trabajos, inquieto y tímido frente a las exigencias del
esfuerzo, desequilibrado en un mundo en el que ya no basta saber leer y
escribir, sino que hay que aprender con el cuerpo, decidida y heroicamente.
La
vida se prepara con la vida.
C.
Freinel
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