RECIBIRAN EL ESPÍRITU SANTO Y DAR TESTIMONIO DE MÍ HSTA LOS
CONFINES DE LA TIERRA.
El les
contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado
el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu Santo,
que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y
Samaria, y hasta los confines de la tierra.» (Hch 1, 7- 8)-
El testigo
de Cristo se ha apropiado de los frutos de la Redención: el perdón la paz, la
resurrección y el Espíritu Santo. Jesús no nos exige que antes no nos ha dado,
por eso Pablo dice: “Pues no me avergüenzo del Evangelio, que es una fuerza de
Dios para la salvación de todo el que cree: del judío primeramente y también
del griego.” (Rm 1, 16)- El testimonio de Cristo ha de ser con palabras y con
la vida para que sea de Verdad. Tal como lo dice san Juan: “Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca,
sino con obras y según la verdad.” (1 de Juan 3, 18)-
El testimonio cristiano pide y exige caminar en la Vida
Nueva. Pide que nuestra manera de pensar de hablar y de vivir, estén de acuerdo
con el Evangelio de Jesús, para tener sus mismos pensamientos y criterios,
sentimientos, luchas e intereses (Fil 2, 5)- Según san Pablo, exige abraza la
acción del Paráclito que nos ayuda para los cambios necesarios: Y no os acomodéis al mundo presente, antes bien
transformaos mediante la renovación de vuestra mente, de forma que podáis
distinguir cuál es la voluntad de Dios: lo bueno, lo agradable, lo perfecto.
(Rm 12, 2)- Jesús nos ha dijo: Todo me ha sido entregado por
mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien
nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. (Mt 11, 27)-
Jesús conoce a plenitud la voluntad de Dios y la vivió; Jesús es el testigo del
Padre y da testimonio del Padre.
Testigo de
Cristo es aquel o aquella que acepta y se somete a la voluntad de Dios como lo
dice la oración del Padre Nuestro: «Vosotros, pues, orad así: Padre nuestro que
estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu
Voluntad así en la tierra como en el cielo. (Mt 6, 9- 10)- La voluntad de Dios
es que creamos en Jesucristo (1 de Jn 3, 23)- Para que la fe nos lleve a la
conversión cristiana, nos revistamos de Cristo en justicia y santidad, (Ef 4,
24)- y entremos en el Reino de Dios (Mt 4,17; Rm 13, 14)- Esto me dice que
testigo es aquel que es obediente a la Palabra de Dios, al Evangelio del Señor.
La
obediencia a la Palabra de Dios nos convierte en testigos de Cristo: de su
amor, de su perdón, de su paz, de su resurrección y de la acción del Espíritu
da la Verdad. El testimonio de la Verdad nos hace salir de la mentira, del odio
y de la muerte para conocer los frutos de la Luz que son la Bondad, la Verdad y
la Justicia. (Ef 5, 9)- Esto nos indica que el testimonio de Cristo exige salir
de las tinieblas para entrar a la Luz. Jesús les habló otra vez diciendo: «Yo
soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que
tendrá la luz de la vida.» (Juan 8, 12)-
La
experiencia de la presencia del Padre, del Hijo y del espíritu Santo son fuente
del Testimonio, experiencia que deja amor, sin el cual el testimonio es vacío y
falso. Es un amor recíproco, amor de Jesús a nosotros y de nosotros a Jesús. El
amor nos impulsa hablar bien de Jesús, quien por amor me buscó, me encontró, m
amó, me reconcilió y salvó, sacándome del pozo de la muerte me llevó al Reino
de su Amor (Lc 15, 4; Col 1, 13- 13)-Por eso proclamo que Jesús es mi Salvador,
mi Maestro y mi Señor; aquel que me amó,
llenó los vacíos de mi corazón y me mostro el sentido de mi vida. Ahora con
amor doy testimonio de Jesús porque también yo lo amo y decido amarlo, servirlo
y seguirlo.
Dar
testimonio de Cristo participar su Pasión que es su Gloria, de la misma manera
que Jesús testimonio de su Padre, abrazando su Cruz, su Pasión y su Muerte,
ahora yo decido seguir sus huellas para morir y resucitar con Cristo. No estoy
solo, el Paráclito, el Espíritu de la Verdad es mi compañero y mi ayudante. El
los llevaré a la Verdad plena: Jesús crucificado, dando testimonio del Padre.
“Si el mundo os odia, sabed que
a mí me ha odiado antes que a vosotros. Su fuerais del mundo, el mundo amaría
lo suyo; pero, como no sois del mundo, porque yo al elegiros os he sacado del
mundo, por eso os odia el mundo. Acordaos de la palabra que os he dicho: El
siervo no es más que su señor. Si a mí me han perseguido, también os
perseguirán a vosotros; si han guardado mi Palabra, también la vuestra
guardarán.” (Juan 15, 18. 20)-
Cuando el
cristiano se decide amar, seguir y servir a Jesús vienen las pruebas que son
señales de que esta siguiendo a Cristo. El Ángel de la Purificación nos visita para
confirmarnos en la fe y nuestro amor, ánimo, ponle ganas, sé valiente y no te
desvíes. Nos visita también para corregirnos si nos estamos desviando a
atascando. Nos purifica nuestra manera de pensar y de ver a Jesús, que nadie ni
nada nos confunda, Jesús el Don de Dios a los hombres y es nuestro único
salvador. En las pruebas Jesús purifica nuestros corazones de la presencia de
los ídolos que nos oprimen, nos aplastan y nos dan muerte; los ídolos quieren
ocupar el corazón de Cristo, nuestro corazón. Después de vencer a los ídolos el
Paráclito nos hace servidores del Dios vivo y verdadero (1 de Tes 1, 9)-
Somos
vencedores en las pruebas si el testimonio es verdadero; la señal es el Amor, a
Dios y a los hombres. Por Amor aceptamos la Voluntad de Dios y morimos con
Cristo, somos sepultados con él, resucitamos con él y ascendemos con él para permanecer sentados
a la derecha del Padre en la unión con Cristo Jesús. Esto es posible con la
ayuda del Espíritu Santo y con nuestras decisiones. El Testimonio es amar y
seguir a Cristo.
Dios y el
hombre, unidos por el amor, forman la pareja más capaz de restaurar en el mundo
caído a hombres y mujeres que llevaban una vida arrastrada y sin sentido, hasta
alcanzar ser fértiles y fecundos para dar frutos de vida eterna.
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