LA CARIDAD ES EL AMOR DE DIOS DERRAMADO EN NUSTROS CORAZONES.

 

LA CARIDAD ES EL AMOR DE DIOS DERRAMADO EN NUSTROS CORAZONES.



Por lo cual, yo juzgo que no se debe molestar a los paganos que se convierten a Dios; basta prescribirles que se abstengan de la fornicación, de comer lo inmolado a los ídolos, la sangre y los animales estrangulados. Si alguien se extraña, Moisés tiene, desde antiguo, quienes lo predican en las ciudades, puesto que cada sábado se lee en las sinagogas’’. (Hechos 15, 7- 19- 21)-

 

Lo que pide Pedro a los paganos convertidos a Jesucristo es que guarden los diez mandamientos para no caer en la idolatría y en la esclavitud del pecado, bajo el dominio de los ídolos y de los vicios: amen al Señor Jesús y su Palabra para que no amen al mundo. (cfr 1 de Jn 2, 15)-

 

Para san Juan y para el Evangelio la fe supera la carne.

Una fe sin obras está muerta (Snt 2, 14)- Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios? Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad. (1 de Juan 3, 17- 18)-

Amen sin fingimiento nos dice Pablo (Rm 12, 9)- El amor es inseparable de la verdad que nos hace libres para amar y para servir (Jn 8, 32)-

 

El amor es el padre de las virtudes y el Ego es el padre de los vicios.

Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con esp1ritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las necesitades de los santos; practicando la hospitalidad. (Rm 12. 9- 13)-

 

El amor es cordial y se preocupa por los otros. El amor no es fervoroso y servicial, nunca es tibieza. Es constante la tribulación y en la oración. Practica las obras de la Misericordia, es acogedor de los necesitados- Te hace hacer regalo de Dios para los demás.

 

Las obras del Ego son las obras de la carne: Ahora bien, las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Gál 5, 19- 21)-

 

EL fruto del Espíritu es el Amor: En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.  Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu. (Gál 5, 22- 25)-

 

La vida cristiana es un don de Dios y es una lucha: la carne contra el Espíritu.

 

No os engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien; que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. (Gál 6, 7- 9)- La espiritualidad del Amor nos lleva a cultivar la fe y el amor.

 

El Mensaje del Evangelio de Jesús.

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Como el Padre me ama, así los amo yo. Permanezcan en mi amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor. Les he dicho esto para que mi alegría esté en ustedes y su alegría sea plena”. (Juan 15, 9-11)-

Con el mismo amor con el que Padre ama a su Hijo, con ese mismo amor Jesús ama a los suyos. Y con ese mismo amor los suyos aman al Padre a su Hijo y se aman los unos a los otros. Se trata del Amor que ha sido derramado en nuestros corazones juntamente con el Espíritu Santo que se nos ha dado (Rm 5, 5)- Y el que ama a Dios y al prójimo guarda los Mandamientos de la Ley de Dios. (Juan 14, 21)-

 

Permanezcan en mi Amor. Si cumplen mis mandamientos, permanecen en mi amor. Si alguno dice: Yo amo y conozco a Dios, pero no guarda sus Mandamientos es un mentiroso y la verdad no está en él (1 de Juan 2, 3- 4)- Pero, de la misma manera, si alguien te dice: Te amo y te quiero, pero, es de solo labios para fuera es un mentiroso, por que su amor no esta acompañada de las obras de la fe. Amar es darse, entregarse y donarse a un alguien para que se realice como lo que es una plenitud de persona. El que ama verdaderamente reconoce al otro como perdona, lo acepta como lo que es; lo respeta de pensamiento, palabra y obra. Así puede guardar el Mandamiento de Jesús: Amen como yo los he amado (Juan 13, 34)-

 

Una cosa es estar en la lucha, y otra es dar la espalda a Dios y al prójimo. No somos perfectos, tan solo somos perfectibles; estamos en camino de la perfección cristiana por la práctica de la caridad que se manifiesta en buenas obras, las obras de la fe. Así nuestra piedad es acompañada del amor a Dios y amor al prójimo; está acompañada de la obediencia y justicia. La fe pide confianza, obediencia y justicia.

 

El camino de la felicidad está cimentado en tres pilares: Hacer la voluntad de Dios. Salir fuera para ir al encuentro de una persona concreta para iluminarla con la luz del Evangelio. Negarse a sí mismo por hacer los otros dos objetivos. Eso es Caridad, es poner en práctica el Amor de Dios derramado en nuestros corazones. Podemos entonces experimentar el gozo del Señor que va unido al amor y a la paz. (Rm 14, 17)-

 

 

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