JESÚS ES CAMINO PARA ENTRAR Y VIVIR EN COMUNIÓN CON
DIOS.
Iluminación: El que come mi carne y bebe mi sangre,
permanece en mí y yo en él, dice el Señor. (Juan 6, 56)-
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir
entre sí: "¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?"
Jesús les dijo: "Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre
y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes. El que come mi carne y
bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el último día.
Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi
carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que me ha
enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por
mí.
Éste es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus
padres, pues murieron. El que come de este pan vivirá para siempre''. Esto lo
dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm. (Juan 6,
52-59)-
Dichosos
los que tienen hambre y sed de Eucaristía.
Para tener
hambre de Eucaristía hay que tener hambre de Dios; hambre y sed de su justicia
y de conocer y amar al Señor Jesús. Lo que pide dejar de comer el alimento
chatarra que el Mundo nos ofrece: Poder, tener, y placer, lujos superfluos,
tecnologías e ideologías. (1 de Jn 2, 17)- Esto significa dar muerte al hombre
viejo, matándolo de hambre, para tener hambre de Dios. (Col 3, 5)-
Celebrar la
Eucaristía es sentarse a la Mesa del Señor (1 de Cor 10, 21) para comer del
Árbol de la Vida que está en el paraíso de Dios (Apoc 2, 7)- Lo que pide levantarse
de la mesa de los demonios para cambiar de la comida chatarra del Mundo a la
comida que es alimento y que es Pan de vida. (cfr 1 de Cor 10, 21)-
"¿Cómo
puede éste darnos a comer su carne?"
La gente entiende las palabras de Jesús: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es
verdadera bebida.” La carne y la sangre es el mismo Jesús que se ha entregado
para darnos vida eterna, muriendo en la cruz para el perdón de los pecados y
resucitando para darnos vida eterna. Por la fe podemos apropiarnos de los
frutos del Árbol de la Vida: El perdón, la paz, la resurrección y el don del
Espíritu Santo y ser parte de una Comunidad fraterna, solidaria y servicial.
Algo para
dar a conocer.
Si algún
católico, hijo de la Iglesia, por su estado de vida no puede recibir la
comunión eucarística, porque está viviendo un matrimonio sin la bendición de
Dios, tiene hijos que no debe abandonar, puede por otros medios que Dios le ha
entregado a la Iglesia para que sus hijos vivan en comunión con Él. Todos
podemos caminar con Cristo y entrar en la presencia de Dios en un mismo Espíritu.
Los medios para
vivir la comunión con Dios son:
La escucha
y la obediencia de la Palabra de Dios que nos lleva a la salvación y a la
perfección cristiana por las buenas obras (Mt 7, 24; Jn 8, 31- 32; 2 de Tim 3,
14- 17)-
La Oración
íntima, cálida y extensa. Orar siempre, en cualquier lugar y por cualquier
circunstancia. Oración de gracias, de perdón de los pecados, de intercesión
pidiendo por otros, ofreciéndose a Dios y oración de vaciamiento poniendo la
vida en cualquier circunstancia en la manos de Dios (1 de Pe 5, 7)-
Asistir a
la Eucaristía, la Misa, aunque no podamos comulgar el pan de la eucaristía por
el estado de vida en lo que se encuentra. En la Misa podemos pedir perdón, dar
gracias, ofreceros a Dios y orar por los demás. Escuchamos la Palabra y nos
abrimos a ella. Dios que es rico en amor y en misericordia escucha nuestras
oraciones y recibe nuestro culto ofrecido en fe.
Otro
medio es la práctica de la caridad, tal vez no puedas confesarte ni comulgar, pero
otro medio para entrar en comunión con Dios es la caridad: Porque mucho ha
amado, muchos pecados han sido perdonados” (cfr Lc 7, 47)- La caridad, unida a
la Palabra de Dios y las Oraciones son la señal que hemos pasado de la muerte a
la vida: Si alguno que posee bienes de la tierra, ve a su hermano padecer
necesidad y le cierra su corazón, ¿cómo puede permanecer en él el amor de Dios?
Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y según la verdad.
(1 de Jn 3, 17- 18)-
Y con una actitud de
humildad: Pueden hacer una comunión espiritual, diciendo: Señor Jesús, quisiera
recibirte sacramentalmente, pero no puedo, y tú lo sabes porque, yo te abro las
puertas de mi corazón y te invito a entrar en mí. Dadme Señor una experiencia de
tu Amor, de tu Paz y de tu Gozo. Por lo que hagas conmigo yo te alabo, te
bendigo y te doy gracias.
Los hombres y las mujeres que
no pueden recibir la confesión y no pueden comulgar pueden fortalecerse mediante
la práctica de las virtudes como la humildad, la mansedumbre, la piedad, el amor
fraterno y la caridad, todas vienen de la fe en Jesucristo. Las virtudes son
armas de Dios para luchar contra nuestros propios pecados y vencerlos (Rm 12,
21)- Recordando la recomendación de Jesús: “Si permanecéis en mí, y mis
palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis. La
gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos. Como
el Padre me amó, yo también os he amado a vosotros; permaneced en mi amor. Si
guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor, como yo he guardado los
mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. (Jn 15, 7- 10)-
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