ANTES DEL ENCUENTRO CON JESÚS ERAMOS TINIEBLAS
DESPUÉS DEL ENCUENTRO SOMOS LUZ.
En el encuentro con Jesús muere
el fariseo perseguidor de la Iglesia y nace el apóstol de Jesucristo por
voluntad del Padre. (Ef 1, 1)- Porque en
otro tiempo fuisteis tinieblas; más ahora sois luz en el Señor. Vivid como
hijos de la luz; pues el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y
verdad. (Ef 5, 8- 9)- Antes pertenecíamos al hombre viejo y después del encuentro
somos del hombre Nuevo, Jesucristo el Señor para revestirnos con justicia y
santidad (Ef 4, 23- 24)- En fe, esperanza y caridad (1 de Tes 1, 3)-
Por el camino de Damasco Jesús resucitado se aparece
a Saulo y le cambia su vida.
El relato de Pablo-
En aquellos días, Saulo, amenazando todavía de
muerte a los discípulos del Señor, fue a ver al sumo sacerdote y le pidió, para
las sinagogas de Damasco, cartas que lo autorizaran para traer presos a
Jerusalén a todos aquellos hombres y mujeres seguidores del Camino. Pero
sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una luz del cielo lo envolvió de
repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó una voz que le decía:
"Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" Preguntó él: "¿Quién
eres, Señor?" La respuesta fue: "Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
Levántate. Entra en la ciudad y allí se te dirá lo que tienes que hacer". Los
hombres que lo acompañaban en el viaje se habían detenido, mudos de asombro,
pues oyeron la voz, pero no vieron a nadie. Saulo se levantó del suelo, y
aunque tenía abiertos los ojos, no podía ver. Lo llevaron de la mano hasta
Damasco y allí estuvo tres días ciego, sin comer ni beber. (Hch 9, 1- 9)-
En el encuentro con Cristo muere el fariseo rabioso
perseguidor de la Iglesia y nace el misionero, el apóstol y servidor de Cristo
en favor de su Iglesia. “Pero sucedió que, cuando se aproximaba a Damasco, una
luz del cielo lo envolvió de repente con su resplandor. Cayó por tierra y oyó
una voz que le decía: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" (Hch 9,
4)-
La luz viene del cielo. Es decir, viene de Dios, y
entre la luz se escucha la voz que le pregunta: ¿Saulo, Saulo porque me
persigues? Pablo responde: "¿Quién eres, Señor?" Jesús le responde: “Yo
soy Jesús, a quien tú persigues.” “Levántate. Entra en la ciudad y allí se te
dirá lo que tienes que hacer". (Hch 9, 4.5)-
Pablo algunos años más tarde nos dirá: “Levántate y
la Luz de Cristo te alumbrará” (Eh 5, 14). Levantarse equivale a resucitar y
pasar de la muerte a la vida, del pecado a la gracia (Ef 2, 4-6)- Por lo pronto
entra en crisis, no puede abarcarlo todo y queda ciego, aun teniendo los ojos
abiertos no puede ver. (Hch 9, 8)-
Tres cosas comienza Pablo a descubrir. La primera
lo hace recordar las palabras de Esteban cuando lo mataban a pedradas: “Veo a
los cielos abiertos y a Jesús de pie a la derecha del Padre”. (Hch 7, 55) De
pie significa que está vivo, ha resucitado, entonces Jesús el que murió en la
cruz es el Mesías de Dios, el prometido a la casa de Israel.- y la segunda cosa
es que Jesús resucitado vive en el corazón de los creyentes a los que él
persigue. (Ef 3, 17)- La tercera cosa que descubre es su vocación de ser
apóstol de los gentiles.
Había en Damasco un discípulo que se llamaba Ananías, a quien se le apareció el
Señor y le dijo: "Ananías". Él respondió: "Aquí estoy,
Señor". El Señor le dijo: "Ve a la calle principal y busca en casa de
Judas a un hombre de Tarso, llamado Saulo, que está orando". Saulo tuvo
también la visión de un hombre llamado Ananías, que entraba y le imponía las
manos para que recobrara la vista. Ananías contestó: "Señor, he oído a
muchos hablar de ese individuo y del daño que ha hecho a tus fieles en
Jerusalén. Además, trae autorización de los sumos sacerdotes para poner presos
a todos los que invocan tu nombre". Pero el Señor le dijo: "No
importa. Tú ve allá, porque yo lo he escogido como instrumento, para que me dé
a conocer a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel. Yo le mostraré
cuánto tendrá que padecer por mi causa". (Hch 9, 10- 15)-
El Señor, Cristo Jesús, elige a uno de la Iglesia
para ayudar a Pablo. A un hombre fiel como Moisés y como el mismo Jesús que le
responde: “Aquí estoy Señor” Heb 7, 10)- . O como la misma María que dijo: “He
aquí la esclava del Señor hágase en mi su voluntad (Lc 1, 38)- Nos está
diciendo que Ananías es un verdadero discípulo y apóstol de Jesucristo. "Ve
a la calle principal y busca en casa de Judas a un hombre de Tarso, llamado
Saulo, que está orando".
Ananías le responde al Señor: Señor, pero ese es un perseguidor de la Iglesia,
pero el Señor le dijo: “A ese yo lo he elgido como instrumento para que evangelice
a las naciones, a los reyes y a los hijos de Israel.”- (Hch 9, 13- 15)-
Ananías fue allá, entró en la casa, le impuso las manos a Saulo y le dijo:
"Saulo, hermano, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino, me envía
para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo". Al
instante, algo como escamas se le desprendió de los ojos y recobró la vista. Se
levantó y lo bautizaron. Luego comió y recuperó las fuerzas. Se quedó unos días
con los discípulos en Damasco y se puso a predicar en las sinagogas, afirmando
que Jesús era el Hijo de Dios. (Hechos 9, 16-20)-
Pablo sabe que esta elección el Señor Jesús la ha hecho por amor, y sin
méritos propios (Ef 2, 4-6) y conlleva la misión de anunciar a Cristo,
reconciliar a los hombres con Dios y entre ellos, y lleva la misión de salvar a
todos los hombres. (1 de Tim 2.4)-
La respuesta de Pedro y de todo verdadero discípulo de Cristo a la pregunta:
¿Quién soy yo para Ustedes? La respuesta de Pablo después del encuentro con
Jesús resucitado es: Tú eres el Hijo de Dios, el Mesías, eres mi Salvador, mi
Maestro, mi Señor, el único que puede llenar los vacíos de mi corazón y darle
sentido a mi vida.
¿Quién dice
el Mundo sobre la pregunta de Jesús? El Mundo niega que Jesús es un verdadero
Profeta; niega su divinidad: niega su mensaje y su Obra; es un estorbo que hay
que quitarlo de en medio, hay que eliminarlo, y lo está haciendo. Por eso,
tanto, Pablo como Juan y los otros discípulos saben que ellos son servidores de
Cristo y no del Mundo. El Mundo ofrece poder, placer y riquezas, Cristo en cambio
nos ofrece persecuciones en esta vida y para la otra, Vida eterna.
El
testimonio de Pablo.
Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él
me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la
flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis
flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en
mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las
angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy
fuerte. (2 Cor 12. 8- 10)-
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