BIENAVENTURADOS
LOS LIMPIOS DE CORAZÓN PORQUE ELLOS VERÁN A DIOS.
¡cuánto
más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin
tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir
culto a Dios vivo! (Hb 9, 14)-
¿Quiénes son los limpios de corazón? Son
aquellos hombres y mujeres que han creído que Jesús de Nazaret es el Hijo de
Dios. El Mesías prometido (Jn 3, 16; Mt 16, 16)- Son aquellos hombres y mujeres
que por la fe en Jesucristo han sido perdonados y han recibido el don del
Espíritu Santo (Rm 5, 1)- Sed, pues,
imitadores de Dios, como hijos queridos, y vivid en el amor como Cristo os amó
y se entregó por nosotros como oblación y víctima de suave aroma. (Ef 5, 1- 2)-
Son los que al escuchar la Palabra de Cristo, predicada por los Apóstoles han
creído en Jesús, y en obediencia a la
misma Palabra han seguido a Cristo y han entrado en su Pascua para morir,
resucitar y ascender con Jesús el Cristo para sentarse con él a la derecha del
Padre. (Ef 2, 6)-
Los limpios de corazón son
los que han pasado por la puerta estrecha, Cristo Crucificado, para intercambiar
con él la carga del pecado y recibir el perdón, la paz, el gozo y el amor (Mt
11, 28- 29; Rm 14, 17)- Son los que al recibir el perdón han nacido de Dios (Jn
1, 11-12)- Van dejando atrás los terrenos del hombre viejo y se van adentrando
en los terrenos del hombre nuevo, Jesuristo (Ef 4, 23- 24)- Van dejando atrás,
es decir, no están hechos, sino que se están haciéndose. Son limpios de corazón,
pero todavía no, están limpios en esperanza. Han roto con sus pecados y con sus
ídolos y se lanzan con fe, esperanza y caridad hacia adelante hasta alcanzar a
Cristo que ya les dio alcance, (Flp 3, 12)- Para servir al Dios vivo y
verdadero (1 de Tes 1, 9)-
El corazón limpio es fuente del amor, de la paz y de
la justicia. y ser hallado en él, no
con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de
Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él, el
poder de su resurrección (Flp 3, 9)- Cristo Jesús habita en el corazón limpio (Ef
3, 17)- El corazón limpio ha sido redimido en virtud de la sangre de Cristo (Ef
1, 7)- Por eso es inseparable de a fe sincera y de una conciencia recta (1 de
Tm 1, 5)- y va acompañado de l humildad, de la mansedumbre de la misericordia y
de la compasión, es decir puede vivir las Bienaventuranzas. (cfr Mt 5, 3, 11)- Por
lo mismo puede renunciar al mal con amor y alegría para abrazar la voluntad de
Dios en cualquier lugar y en cualquier circunstancia.
El
corazón limpio es limpio del pecado, pero lleno de Dios y de su amor. Puede
hacer de su vida un sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Rm 12, 1)- Puede
salir fuera de su Ego para ir al encuentro de los pobres como las viudas, los
huérfanos y los extranjeros. (cfr Snt 1,
27)- Tiene además la fuerza para negarse a sí mismo por hacer la voluntad de
Dios y por salir para ir al encuentro de una persona e iluminarla con la luz
del Evangelio.
¿Qué
deja la fe en el corazón limpio? Le deja tres cosas que son esenciales para
caminar en la Verdad: La Luz, el Poder y el Amor. El hombre en pecado está
dividido entre la inteligencia y la voluntad. “Queriendo hacer el bien no
puede, es el mal lo que se le presenta” (cfr Rm 7, 15)- Con la Luz podemos
discernir entre lo bueno y lo malo; discernimos el espíritu que viene de Dios o
viene de otro espíritu (Rm 14, 23)- Con el Amor viene la integridad de los enemigos,
la mente y la voluntad; el Amor viene a unir lo que estaba separado. La unidad de las tes: amor, inteligencia y voluntad,
es llamada a esa unidad: “La conciencia moral”. Qué nos trae la triple
capacidad: Discernir entre lo bueno y lo malo; rechazar lo malo y hacer lo
bueno. Con palabras de Pablo: “Venzan con el bien al mal” (Rm 12.21)-
La fe. la esperanza y la caridad habitan n un corazón limpio y
vienen a nuestra vida como dones de Dios recibidos en el Bautismo, son las
llamadas virtudes teologales: “Habiendo, pues, recibido de la fe nuestra
justificación, estamos en paz con Dios, por nuestro Señor Jesucristo, por quien
hemos obtenido también, mediante la fe, el acceso a esta gracia en la cual nos
hallamos, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. Más aún; nos
gloriamos hasta en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación engendra la
paciencia; la paciencia, virtud probada; la virtud probada, esperanza, y la
esperanza no falla, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros
corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. (Rm 5, 1- 5)-
Pues todos sois hijos de Dios
por la fe en Cristo Jesús. En efecto, todos los bautizados en Cristo os habéis
revestido de Cristo: ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre
ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús. (Gál 3, 26- 28)-
Jesucristo dejó a la Iglesia
el Ministerio de la reconciliación- Para lavar los corazones y para perdonar los
pecados: “A quienes perdonéis los pecados, les quedan
perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.” (Jn 20, 23)-
Visitemos el
Sacramento de la Confesión, es la voluntad de Dios perdonar los pecados por el
ministerio de la Iglesia, para eso fue dado el don del Espíritu Santo (Jn 20,
22)- Tres cosas son necesarias: La fe, la esperanza y la caridad.
Fe en la
Iglesia que es Apostólica que recibió de Jesús el poder de perdonar los
pecados, no en virtud del sacerdote, sino en virtud los méritos de Jesús y de la
sangre de Cristo.
La esperanza,
si vamos a pasar por la puerta estrecha que es Cristo Crucificado, (Mt 7, 13-
14)- somos conducidos por el Espíritu Santo al “juicio de Jesucristo (Jn 16, 8-
10)- Si llevamos un corazón contrito lleno de arrepentimiento, tengamos la esperanza
que saldremos libres y limpios de pecados y revestidos con el poder de Dios.
La caridad,
es el deseo de no volver a pecar, el deseo profundo de guardar los Mandamientos
y la Palabra de Dios. (1 de Jn 2, 3- 5)- Tenemos el deseo de cambiar de vida,
para hacer la voluntad de Dios, manifestada en Cristo Jesús. La voluntad de
Dios es nuestra santificación. (1 de Tes 4, 3)-
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