LA CONVERSIÓN ES UN LLAMADO A ABRIR LA PUERTA DEL CORAZÓN A JESÚS

 

LA CONVERSIÓN ES UN LLAMADO A ABRIR LA PUERTA DEL CORAZÓN A JESÚS.



Iluminación:
Dios nos amó y nos envió a su Hijo, como víctima de expiación por nuestros pecados. Cfr 1 Jn 4, 10

Al Ángel de Sardes.

Conozco tus obras. En apariencia estás vivo, pero en realidad estás muerto. Ponte alerta y reaviva lo que queda y está a punto de morir, pues tu conducta delante de mí Dios no ha sido perfecta. (Apoc 3, 1-2).

Dios no se fija en la acción, sino en la intención, para Él, todo es transparente y conoce nuestros corazones. Dios conoce si nuestra fe es sincera, si nuestro corazón es limpio y si nuestra intención es recta (cf 1 de Tm 1, 5) Lo que no viene de la fe sincera es expulsado y echado fuera: “Apártense se mí los que obran el mal” (cfr Mt 7, 23) Sin fe nada es grato a Dios (Heb 11, 6) Y una fe sin obras está muerta (Snt 2, 14) Por eso dice al Ángelde Sardes: “Ponte alerta y reaviva lo que queda y está apunto de morir”, es decir, arrepiéntete y conviértete.

Al Ángel de Laodicea:

‘Conozco tus obras: no eres ni frío ni caliente. Ojalá fueras frío o caliente. Pero porque eres tibio y no eres ni frío ni caliente, estoy a punto de vomitarte de mi boca. (Apoc 3, 15- 16)

Dios ama al pecador, pero rechaza el pecado. Él pide fidelidad al amor, a su ¨Palabra (1 de Cor 4, 1). La tibieza espiritual es una modalidad de pecado, es la mezcla entre el bien y el mal, por eso Mateo nos dice: “No todo el me dice Señor, Señor, entra en la Casa de mi Padre, sino el que hace la voluntad de Dios (cfr Mt 7. 21) Y la voluntad de Dios es que creamos en Jesucristo y que nos amemos unos a los otros. (cfr 1 de Jn 3, 23) Para vencer la tibieza espiritual hay que huir de los vicios y romper con el pecado para participar de la naturaleza divina (2 de Tim 2, 22; 2 de Pe 1, 4) Lo que equivale a volver al primer amor (Apoc 2, 7)

Dios a los que ama llama a la conversión.

 Yo reprendo y corrijo a todos los que amo. Reacciona, pues, y enmiéndate. Mira que estoy aquí, tocando la puerta; si alguno escucha mi voz y me abre, entraré a su casa y cenaremos juntos. (Apoc 3, 19- 20). Dos cosas piden la conversión: Escuchar y obedecer la Palabra de Dios para construir la Casa sobre Roca (Mt 7, 24) Obedecer es abrir la puerta del corazón a Jesús para que entre y haga su Obra en nuestra vida: separe el bien del mal, para que podamos dar frutos en abundancia. El fruto es el Amor, padre de todas las Virtudes.

Jesús llama a Zaqueo a convertirse.

En aquel tiempo, Jesús entró en Jericó, y al ir atravesando la ciudad, sucedió que un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de conocer a Jesús, pero la gente se lo impedía, porque Zaqueo era de baja estatura. Entonces corrió y se subió a un árbol para verlo cuando pasara por ahí. Al llegar a ese lugar, Jesús levantó los ojos y le dijo: “Zaqueo, bájate pronto, porque hoy tengo que hospedarme en tu casa”

Él bajó enseguida y lo recibió muy contento. Al ver esto, comenzaron todos a murmurar diciendo: “Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador”. Zaqueo, poniéndose de pie, dijo a Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más”. Jesús le dijo: “Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también él es hijo de Abraham, y el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que se había perdido”. Lc 19, 1-10

Zaqueo no invitó a Jesús, es Jesús el que se invitó a sí mismo.

Zaqueo desde el fondo de su corazón quería conocer a Jesús, quería amarlo, aunque él no lo sabía, pero en su conciencia escuchaba las palabras de Jesús: No hagas cosas malas, haz cosas buenas, arrepiéntete, llega el momento, Jesús viene a él y lo invita a bajarse del árbol de su grandeza, de su monopolio de dinero, y lo llama por su Nombre: “Zaqueo bájate pronto por que hoy me hospedo en tu casa”. Él bajó enseguida y lo recibió muy contento y le abrió las puertas de su casa y de su corazón.

Jesús y los suyos se sentaron a la mesa con Zaqueo, saborearon los mejores dátiles y manjares; comieron y bebieron de los mejores vinos. La mayor parte de la noche Jesús y Zaqueo hablaron, lo más probable que hablaron del Plan de Dios de salvar a todos los hombres y de lo que le iba a pasar a Jesús en Jerusalén. Al otro día la gente se agolpaba frente a la casa de Zaqueo, murmuraban contra Jesús: Se ha hospedado en la casa de un pecador público, de seguro que aprueba lo que hace Zaqueo.

Zaqueo da su primer testimonio de Jesús: “Mira, Señor, voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si he defraudado a alguien, le restituiré cuatro veces más.” Se ha convertido al Amor, se ha convertido a Jesús. Por eso Jesús le contesta: Hoy ha venido la Salvación a esta casa. Por que este hombre es hijo de Abrahán. Estaba perdido, pero, yo lo he encontrado, ahora eres de los míos.

 

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