JESÚS ES SEÑOR PARA GLORIA DE DIOS PADRE.

 

JESÚS ES SEÑOR PARA GLORIA DE DIOS PADRE.



 Iluminación: Vengan a mí, todos los que están fatigados y agobiados por la carga, y yo les daré alivio, dice el Señor. (Mt 11, 28)

En aquel tiempo, uno de los que estaban sentados a la mesa con Jesús le dijo: “Dichoso aquel que participe en el banquete del Reino de Dios”. Entonces Jesús le dijo: “Un hombre preparó un gran banquete y convidó a muchas personas. Cuando llegó la hora del banquete, mandó un criado suyo a avisarles a los invitados que vinieran, porque ya todo estaba listo. Pero todos, sin excepción, comenzaron a disculparse. Uno le dijo: ‘Compré un terreno y necesito ir a verlo; te ruego que me disculpes’. Otro le dijo: ‘Compré cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas; te ruego que me disculpes’. Y otro más le dijo: ‘Acabo de casarme y por eso no puedo ir’. Volvió el criado y le contó todo al amo. Entonces el señor se enojó y le dijo al criado: ‘Sal corriendo a las plazas y a las calles de la ciudad y trae a mi casa a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos’.

Cuando regresó el criado, le dijo: ‘Señor, hice lo que me ordenaste, y todavía hay lugar’. Entonces el amo respondió: ‘Sal a los caminos y a las veredas; insísteles a todos para que vengan y se llene mi casa. Yo les aseguro que ninguno de los primeros invitados participará de mi banquete’ ”. ( Lc 14, 15-24)

En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino.» (Jn 1, 2- 4) Todos, todos, todos, pueden entrar menos todo, es decir no puede entrar el pecado, según las palabras de Pablo: “Nada de lo que es carne y sangre entra en el reino de Dios” (1 de Cor 15, 50)

Los primeros invitados son los del pueblo de Israel, los judíos. Son los dueños de la Alianza y de las Promesas. Esperaban un Mesías, vino, llegó, pero, no lo recibieron, no creyeron en él. Lo rechazaron y lo mataron. San Juan dice que tan solo unos pocos lo recibieron, y a ellos les concedió llegar a ser hijos de Dios, creyeron en la persona de Jesús, en su Mensaje y en su Obra (cf Jn 1, 11- 12)

Después de la Resurrección de Jesús, todo el que cree en Jesús se apropia de los frutos de la Redención, recibe el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo. A partir de la muerte de Esteban se desata la primera persecución contra la Iglesia, y salen los discípulos de Jerusalén y por donde pasan van sembrando la Palabra de Dios, la Semilla del Reino, a judíos y a gentiles, entre ellos está Felipe, y los que creen reciben los frutos de la redención de Jesucristo, por igual, para descubrir que Jesús murió por todos, y que todos son llamados al “Banquete de Bodas”. (Hch 8, 24s) Más tarde Pedro predica en la casa de Cornelio a los paganos que creen en Jesús y reciben el Espíritu Santo (Hch 10, 24ss) Luego aparece Pablo el apóstol de los gentiles que hizo llegar el reino de Cristo al corazón de muchos paganos (Hech 9 ).

Los Evangelios sinópticos nos hablan de la parábola de Bodas, lo mismo que Marcos, pero, profundizan más la parábola; «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" Él se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes." Porque muchos son llamados, más pocos escogidos.» (Mt 22, 11- 14)

¿De qué traje se trata? ¿de dónde podrían los ciegos, los cojos, los pobres y los limosneros comprar su traje? Todos, pobres y ricos, al llegar al a la Puerta del salón de la fiesta: Puerta santa y estrecha (Jn 10 7; Mt 7, 13-14) Se despojaban de sus harapos o de sus trajes, para recibir el Baño con la Gracia de Dios. (Se apropiaban de los frutos de la redención. Se apropiaban de una fe sincera, de un corazón limpio y de una conciencia recta 1 de Tm 1, 5) Así lo ha entendido a Iglesia desde los primeros tiempos, hasta nuestros días. La Gracia de Dios es el don gratuito, salvador, para todos, los que crean y se conviertan.

«Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" No hay respuesta, no sabemos si su traje era muy elegante y muy costoso, con perlas y con diamantes.  No tenía el Traje de Bodas, es decir, no tenía La Gracia de Dios, se encontraba vacío de Dios y de Amor. Por esto la Iglesia pide a sus fieles que no pasen comulgar del Pan eucarístico si se encuentran en pecado mortal. El pecado es lo que no cabe en el Reino de Dios y paga con la muerte para privarnos de la Gracia de Dios (Rm 3, 23; 6, 23) Podemos ir a Misa, hacer oración, escuchar la Palabra de Dios, practicar la caridad y ofrecernos, pero no recibamos la Comunión para no hacerlo de manera indigna, tal como lo dice san Pablo ( 1 de Cor 11, 25s)

 "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes." Pero como eso puede ser posible, si Dios a todos ama y Cristo murió por todos. Muy cierto, pero, Cristo murió para sacarnos del pozo de la muerte, para sacarnos del pecado y llevarnos a la Casa del Padre y para eso nos pide “creer y convertirse” Para reconciliarnos con Dios y con los demás. Donde hay reconciliación hay perdón de los pecados y hay Gracia de Dios. Hay Vida en abundancia (Jn 1o, 10) Cree que el amor de Dios se ha manifestado en Cristo Jesús para ser nuestro único Redentor, nuestro Salvador y nuestra Salvación. Jesús es nuestro Maestro y nuestro Señor.

Nuestra vida la podemos ver en tres etapas: La primera, Jesús está fuera de nuestra vida, nosotros somos el rey y señor de nuestras vidas, sentados en nuestro trono rodeados de poder, placer y tener, lujos y vicios. La segunda etapa es cuando tenemos un encuentro con Cristo y entra en nuestra vida. Jesús entra limpiando y purificando la casa, pero todavía estamos sentados en nuestro trono. Pareciera que somos turistas del reino, salimos y entramos, Él quiere que seamos ciudadanos, no residentes, ni turistas. Jesús avanza y llega hasta nuestro trono. No engaña ni manipula, si tú quieres, entrégame el trono de tu corazón para que Yo puede ser tu Señor y tu Rey, y puedas revestirte de justicia y santidad, caminar en la Verdad y abrazar la voluntad mi Voluntad, para que tu corazón me pertenezca, me ames y me puedas servir.

La fe sin conversión está vacía, y la conversión sin arrepentimiento no alcanza el perdón, y sin el perdón de los pecados no hay Espíritu Santo, y sin el Espíritu estamos sin la Gracia de Dios. “El Amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones juntamente con el Espíritu Santo que Dios nos ha dado.” (Rm 5, 5) El Traje de Bodas en es la Gracia de Dios.

 

 

 

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