LOS DOS ESTILOS DE VIDA LA ACTIVIDAD Y LA CONTEMPACIÓN QUE DEBEN DE SER AMONIZADOS.

 

LOS DOS ESTILOS DE VIDA LA ACTIVIDAD Y LA CONTEMPACIÓN QUE DEBEN DE SER AMONIZADOS.



Iluminación: Después me fui a las regiones de Siria y de Cilicia, de manera que las comunidades cristianas de Judea no me conocían personalmente. Lo único que habían oído decir de mí era: “El que antes nos perseguía, ahora va predicando la fe que en otro tiempo quería destruir”, y glorificaban a Dios por mi causa. (Gal 1, 13-24)

El relato bíblico:

En aquel tiempo, entró Jesús en un poblado, y una mujer, llamada Marta, lo recibió en su casa. Ella tenía una hermana, llamada María, la cual se sentó a los pies de Jesús y se puso a escuchar su palabra. Marta, entre tanto, se afanaba en diversos quehaceres, hasta que, acercándose a Jesús, le dijo: “Señor, ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”. El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”. (Lc 10, 38-42)

Jesús visitó la casa de Marta, María y Lázaro.

Entró en la casa y se sentó, como Maestro, para enseñar. LO escuchaban sus Discípulos, María y algunos vecinos o invitados, ¿Qué ensenaba Jesús? Tal vez les enseñaba el “Arte de Amor” a Dios y a los demás, tal vez, enseñaba lo que iba a pasar en Jerusalén: el Hijo del Hombre será entregado en manos de sus enemigos, va a padecer, va a sufrir, va a morir, pero resucitará. Esto sucedió en Betania que significa la “Casa de los pobres”. Lugar elegido por Jesús para hospedarse

Los dos estilos de vivir la fe de Cristo: La contemplación y la actividad. Trabajar y orar.

Dos estilos de vida representados por Marta y por María. María sentada a los pies de Jesús, escuchaba la Palabra de su Maestro. Marta en cambio estaba ocupada en preparar los alimentos y las habitaciones para que comiera y descansara Jesús y sus Discípulos. Se presenta ante Jesús que estaba en la sala hablando a sus escuchas, y le dice: ¿no te has dado cuenta de que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me ayude”. Es una especie de reclamo o de regaño.

El Señor le respondió: “Marta, Marta, muchas cosas te preocupan y te inquietan, siendo así que una sola es necesaria. María escogió la mejor parte y nadie se la quitará”. ¿Qué es lo que le preocupa e inquieta a Marta? Le preocupa el servicio, preparar la comida para Jesús, los Doce y los invitados. Eran bastantes. María, en cambio elegio escuchar a Jesús que tiene palabras de vida eterna, sus palabras son espíritu y vida.

De la escucha de la Palabra nacen los pensamientos y los sentimientos de Jesús, sus intereses, sus preocupaciones y sus luchas (cf Flp 2, 5) De la escucha viene la fe que nos une a Dios. nos adhiere y aceptamos su Voluntad para ser hijos de Dios, hermanos y servidores de ellos demás. Aunque nuestros pensamientos y nuestros deseos sean buenos, nunca son como los de Dios. Así lo dice Isaías:

Porque no son mis pensamientos vuestros pensamientos, ni vuestros caminos son mis caminos - oráculo de Yahveh -. Porque cuanto aventajan los cielos a la tierra, así aventajan mis caminos a los vuestros y mis pensamientos a los vuestros. (Is 55, 8-9)

¿Qué es entonces el activismo y la contemplación?

Sus representantes son Marta y María, el activismo es trabajar mucho con poca o nada de oración. Una vida de mucho trabajo con poco descanso, poco sueño y poca oración. Es un estilo de vida que va deshumanizando, vaciándose de Dios y de Amor, que nos va sumergiendo en el aburrimiento, en la agresividad y en el aislamiento que nos hacen hacer las cosas porque toca, por obligación, por intereses personales; nos hace ser violentos y agresivos, y nos va llevando a la perdida de la vida o al auto suicidio espiritual.

La contemplación en cambio, pide trabajar y orar, descansar, dormir y vivir en comunión con los hermanos o con la familia, el que se aisla no se realiza. En el Apocalipsis nos dice: Conozco tu conducta: tus fatigas y paciencia; y que no puedes soportar a los malvados y que pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y descubriste su engaño. Tienes paciencia: y has sufrido por mi nombre sin desfallecer. Pero tengo contra ti que has perdido tu amor de antes. Date cuenta, pues, de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a tu conducta primera. Si no, iré donde ti y cambiaré de su lugar tu candelero, si no te arrepientes. (Apoc 2, 2- 5)

Vuélvete al primer amor, al amor del principio. Recuerda cuando nos reconocimos y nos enamoramos. Haz memoria de las manifestaciones de mi amor hacia ti que te elegí por amor. Vuelve a la Oración, a la Palabra, ala Confesión, a la Eucaristía, a la práctica de la Caridad. Porque Dios ama al que da y sirve con alegría. (2 de Cor 9, 7)

Los cristianos, sacerdotes, religiosas o laicos, todos hemos de ser contemplativos en la acción. Ora y trabaja, lee, estudia, medita, duerme y ama. Para poder tener armonía interior y exterior. Caminar y vivir en la Paz del Señor. Por eso es bueno hacer un alto en nuestra vida para preguntarnos: ¿Cómo es nuestra vida de oración? ¿Cómo es nuestra actividad? ¿Cómo son nuestras relaciones con Dios y con los demás? ¿Trabajamos con alegría o estamos cansados del camino?

Muchos y muchas que trabajaban muchísimo. Un día se cansaron y abandonaron sus ministerios. Buscaron la felicidad en el sexo, en el alcohol, en el dinero, en los lujos, y se hicieron agresivos y violentos en su actividad. Lo que significa abandonaron la vida espiritual para seguir la vida según la carne que es una vida mundana y pagana, siguiendo a cualquier espíritu que no viene de la fe y que nos lleva al pecado (Rm 14, 23).

Un modelo de un apóstol activo y contemplativo es Pablo de Tarso.

Ora por sus comunidades.  Por eso, también yo, al tener noticia de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros recordándoos en mis oraciones. (Ef 1, 15- 16)

Ora por la evangelización: siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio (Ef 6,18- 19)

Ora en medio de sus tribulaciones.  Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte.  (2 de Cor 12, 9)

 

 

 

 

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