LA
ESPIRITUALIDAD CRISTIANA CONTRA LA VIDA SEGÚN LA CARNE.
No os
engañéis; de Dios nadie se burla. Pues lo que uno siembre, eso cosechará: el
que siembre en su carne, de la carne cosechará corrupción; el que siembre en el
espíritu, del espíritu cosechará vida eterna. No nos cansemos de obrar el bien;
que a su tiempo nos vendrá la cosecha si no desfallecemos. (Gál 6. 7-9)
¿Qué
significa sembrar en la carne?
Para la
carne es actuar bajo los espíritus que no vienen de la fe (Rm 14, 23) Es
entonces una vida mundana, pagana y pecaminosa. Es lo que dice el evangelista
Mateo, que habla del árbol malo y que da frutos malos, como son: Ahora bien,
las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría,
hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias,
embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya
os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios. (Gál
5, 19- 21)
La vida en
la carne, nos lleva a la idolatría, es decir, al cuto a los ídolos como son todo
lo que ponemos en nuestro corazón en lugar de Cristo, como pueden ser personas,
cosas, vicios, ideologías, lujos, deportes, política, poder, tener y placer (1
de Jn 2, 15 ) Y otras muchas realidades. Los ídolos son opresores, dividen,
confunden, manipulan, engañan y matan. Son enemigos de la fe y de la
realización humana, como son: el conformismo, el totalitarismo, el conformismo,
el instrumentalismo, el secularismo, las ideologías, las supersticiones, el
secularismo, el fanatismo y los ateísmos, el teórico y el práctico.
Frente a la
vida del hombre están los dos árboles, el bueno y el malo (Mt 7, ) El árbol de
la vida y el árbol de la ciencia del bien y del Mal (Gn 2, 17) El hombre tiene el libe albedrío
para hacer el bien y para hacer el mal, hace lo que le plazca, es libre para
hacerlo. Pero, de loque haga es responsable. (Dt 30, 15ss; Eclo 15, 11ss) Una
cosa cuando se repite se hace hábito, si es malo se le llama vicio, y sí es bueno
se le llama virtud. Los vicios nos embotan la mente, endurecen el corazón, nos
llevan a una vida desenfrenada y se pierde la moral (Ef 4, 17- 18) En cambio la
virtud, nos levanta y nos ayuda a caminar por los caminos de la rectitud. Nos
ayudan a ser sincros, honestos, íntegros y leales. Nos ayudan a humanizarnos y
a personalizarnos. Todos somos protagonistas de la lucha del bien y del mal en
nuestro interior. El mal nos divide, nos agrieta, y por esa división se escapa
el buen olor de Cristo y entran otros olores.
¿Qué
significa sembrar Enel espíritu?
El Espíritu
es el espíritu de la verdad, del amor, de la justicia, de la libertad, de la
humildad, de la mansedumbre, y de otros muchos más. El que siembra en el espíritu
es fiel a la a la Ley de la Alianza, guarda los Mandamientos y guarda la
palabra de Dios, es decir camina en la verdad, hace el bien y rechazad el mal.
La
espiritualidad cristiana es una vida conducida por el Espíritu Santo de Dios. es
contrario a la vida según la carne que no es grata a Dios (Gál 5, 16; (Rm 8, 9) El hombre espiritual se
nutre y come del Árbol de la Vida que está en el Paraíso de Dios y que es
Cristo, está sentado a la Mesa del Señor (Apoc 2, 7; 1 de Cor 10, 21). La
espiritualidad cristiana, tiene sus aliados que son la Palabra de Dios, la Oración,
los Sacramentos, las Virtudes cristianas y el Servicio, libre. Voluntario y que
se hace por amor.
La clave de
esta espiritualidad es el “Permanecer en el Amor de Cristo” (Jn 15, 9) Y para
eso hay que permanecer crucificados con Cristo para morir al pecado para nacer
para Dios (Cf Gál 5, 34) La primera carta de Juan nos presenta cuatro
exigencias para vivirla y ponerla en práctica; Romper con el pecado para ser
perdonados y salvado. (1 de Jn 1, 8- 10) Guardar los Mandamientos de Dios y
guardar su Palabra para no vivir engañados (1 de Jn 2, 3- 5) Guardarse del
mundo y sus aliados, el poder, el tener y el placer (1 de Jn 2, 15- 16) Y
guardarse de los falsos profetas que engañan y manipulan para enriquecerse con
la fe de la gente. ( 1 de Jn 2, 18- 19).
Así que, mientras tengamos
oportunidad, hagamos el bien a todos, pero especialmente a nuestros hermanos en
la fe. (Gál 6, 10) Seamos protagonistas en la lucha del bien contra el mal: Vuestra
caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos
cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con
un celo sin negligencia; con esp1ritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la
alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la
oración; compartiendo las necesitades de los santos; practicando la
hospitalidad. (Rm 12, 9, 13)
La escucha y la obediencia de
la Palabra es la brújula que nos lleva de los terrenos del hombre viejo al
hombre nuevo, que es Cristo Jesús, nuestro Salvador, nuestro Maestro y nuestro
Señor. El es el Buen Pastor que busca a las ovejas perdidas hasta encontrarlas
(Lc 15, 9) Dejémonos encontrar por Él para que tengamos la hermosa experiencia
de ser amados, perdonados y salvados, por la Gracia de Dios y nunca por
nuestros méritos. (cf Ef 2, 4- 6)
El Espíritu Santo nos lleva a
Cristo… dejemos conducirnos por Él.
Publicar un comentario