LA INFANCIA ESPIRITUAL ES PARTE DE NUESTRA ESPIRITUALIDAD
Iluminación: Creced, pues, en
la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo. A él la
gloria ahora y hasta el día de la eternidad. Amén. (1 de P 3, 18)
Pablo habla de la infancia de la fe. Por mi
parte os digo: Si vivís según el Espíritu, no daréis satisfacción a las
apetencias de la carne. Pues la carne tiene apetencias contrarias al espíritu,
y el espíritu contrarias a la carne, como que son entre sí antagónicos, de
forma que no hacéis lo que quisierais. (Gál 5, 16- 17) La carne es un estilo de
vida, es ser mundanos y paganos: mientras que la espiritualidad cristiana es una vida conducida por el
Espíritu Santo de Dios.
¿Examinar qué espíritu nos está
conduciendo? Os exhortamos, asimismo, hermanos, a que amonestéis a los que
viven desconcertados, animéis a los pusilánimes, sostengáis a los débiles y
seáis pacientes con todos. Mirad que nadie devuelva a otro mal por mal, antes
bien, procurad siempre el bien mutuo y el de todos. Estad siempre alegres. Orad
constantemente. En todo dad gracias, pues esto es lo que Dios, en Cristo Jesús,
quiere de vosotros. No extingáis el Espíritu; no despreciéis las profecías; examinadlo
todo y quedaos con lo bueno. Absteneos de todo genero de mal.(1 de Tes 5, 14-
22)
La realidad de Pablo y la nuestra son muy
parecidas.
Hermanos: Anteriormente no pude hablarles como a hombres movidos por el
Espíritu Santo, sino como a individuos sujetos a sus pasiones. Como a
cristianos todavía niños, les dí leche y no alimento sólido, pues entonces no
lo podían soportar. Pero ni aun ahora pueden soportarlo, pues sus pasiones los
siguen dominando. Porque, mientras haya entre ustedes envidias y discordias, ¿no
es cierto que siguen sujetos a sus pasiones y viviendo en un nivel
exclusivamente humano?
Dos estilos de vida: la Carne y el Espíritu.
Cuando uno dice:
“Yo soy de Pablo”, “Yo soy de Apolo”, ¿no proceden ustedes de un modo meramente
humano? En realidad, ¿quién es Apolo y quién es Pablo? Solamente somos
servidores, por medio de los cuales ustedes llegaron a la fe, y cada uno de
nosotros hizo lo que el Señor le encomendó. Yo planté, Apolo regó, pero fue
Dios quien hizo crecer. De modo que ni el que planta ni el que riega tienen
importancia, sino sólo Dios, que es quien hace crecer. El que planta y el que
riega trabajan para lo mismo, si bien cada uno recibirá el salario conforme a
su propio trabajo. Así pues, nosotros somos colaboradores de Dios y ustedes son
el campo de Dios, la casa que Dios edifica.1 Cor 3, 1-9)
Pablo y Apolo son servidores de Dios. Compararlos en
conocimiento o en santidad es infantilismo. Se busca al hombre y no a Dios.
Recordemos lo que dice Pablo respecto a la carne: “Por consiguiente, ninguna
condenación pesa ya sobre los que están en Cristo Jesús. Porque la ley del
espíritu que da la vida en Cristo Jesús te liberó de la ley del pecado y de la
muerte. Pues lo que era imposible a la ley, reducida a la impotencia por la
carne, Dios, habiendo enviado a su propio Hijo en una carne semejante a la del
pecado, y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne, a fin de que la
justicia de la ley se cumpliera en nosotros que seguimos una conducta, no según
la carne, sino según el espíritu. Efectivamente, los que viven según la carne,
desean lo carnal; más los que viven según el espíritu, lo espiritual. Pues las
tendencias de la carne son muerte; más las del espíritu, vida y paz, ya que las
tendencias de la carne llevan al odio a Dios: no se someten a la ley de Dios,
ni siquiera pueden; así, los que están en la carne, no pueden agradar a Dios.
(Rm 1- 8)
¿Qué hacer para salir se la carne? Lo primero es hacer la Opción de
seguir a Cristo Jesús y darle la espalda al mundo. “Huye de
las pasiones juveniles. Vete al alcance de la justicia, de la fe, de la
caridad, de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro. Evita
las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien que engendran altercados”.(2
de Tm 2, 22- 23) Esto es conversión: rechaza el mal y hace el bien (Rm 12. 9)
La vida espiritual pide ser conducidos por el Espíritu Santo y
permanecer en la Luz, en el Amor, en la Verdad y en la Justicia. Lo que exige romper
con el pecado (1 de Jn 1, 8) Guardar los Mandamientos (1 de Jn 2, 3- 4)
Guardarse del mundo con sus concupiscencias
(1 de Jn 2, 15) Guardarse de los Anticristos i falsos profetas (1 de Jn
2, 18)
Para vivir la dignidad del Evangelio de Jesucristo (Flp 1, 27) Muriendo
al pecado y viviendo para Dios (Rm 6, 3-5) Es el camino del grano de trigo (Jn
12,24) Para cultivar la fe y llegar al amor (Gál 5, 6) La señal del crecimiento
es el amor sin fingimiento que es fuerza de Dios pata llevarnos a la edad
adulta en la fe.
Vuestra caridad sea sin fingimiento; detestando
el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos cordialmente los unos a los otros;
estimando en más cada uno a los otros; con un celo sin negligencia; con
esp1ritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la alegría de la esperanza;
constantes en la tribulación; perseverantes en la oración; compartiendo las
necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. Bendecid a los que os
persiguen, no maldigáis. (Rm 12, 9- 14)
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