PUES PARA QUE VEAN QUE EL HIJO DEL HOMBRE TIENE PODER EN LA TIERRA PARA PERDONAR LOS PECADOS.

 

PUES PARA QUE VEAN QUE EL HIJO DEL HOMBRE TIENE PODER EN LA TIERRA PARA PERDONAR LOS PECADOS.

En aquel tiempo, Jesús subió de nuevo a la barca, pasó a la otra orilla del lago y llegó a Cafarnaúm, su ciudad. En esto, trajeron a donde él estaba a un paralítico postrado en una camilla. Viendo Jesús la fe de aquellos hombres, le dijo al paralítico: "Ten confianza, hijo. Se te perdonan tus pecados"

Al oír esto, algunos escribas pensaron: "Este hombre está blasfemando". Pero Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: "¿Por qué piensan mal en sus corazones? ¿Qué es más fácil: decir 'Se te perdonan tus pecados', o decir 'Levántate y anda'? Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados, –le dijo entonces al paralítico–: Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa".

El se levantó y se fue a su casa. Al ver esto, la gente se llenó de temor y glorificó a Dios, que había dado tanto poder a los hombres.
(Mt 9, 1-8)

Las palabras de Pablo nos muestran el porqué Jesús tenía el poder para perdonar los pecados: "Pues conocéis la generosidad de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, por vosotros se hizo pobre a fin de que os enriquecierais con su pobreza."(2 de Cor 8, 9) La pobreza de Jesús es la Encarnación y su riqueza es ser el Hijo de Dios, el Universal y el servidor de todos.  "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre."(Flp 2, 6- 11) Juan nos dice: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1, 14) Jesús es Emmanuel, Dios con nosotros, entre nosotros y a favor de nosotros. (Mt 1, 23)

Hoy está enseñando en su casa de Cafarnaúm, es su centro de operaciones, frente a él hay una gran multitud. Entre ellos se encuentran una gran cantidad de escribas y fariseos venidos de Galilea, Judea y Jerusalén. Ellos eran los amos y señores de la religión del Templo. Le presentan a Jesús un paralítico traído por algunos hombres. Era muchísima la gente que impedía el paso. Los hombres abren un boquete en el techo y bajan al paralítico frente a Jesús. Jesús se admira por la fe de aquellos hombres. Le dice entonces al enfermo: “Tus pecados te son perdonados.”

La gente esperaban otra cosa, la salud de su cuerpo, para Jesús primero es lo espiritual y después lo corporal. Entonces los escribas y fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este individuo que así blasfema? ¿Quién, sino sólo Dios, puede perdonar los pecados?” Ellos no sabían lo que había sucedido en el bautismo de Jesús en el río Jordán. Jesús había sido ungido con el Espíritu Santo para ser el Mesías de Dios. Jesús les descubre el interior de aquellos hombres que están diciendo es un blasfemo, se siente igual a Dios. Jesús les dice: ¿Qué es más fácil decir: ‘Se te perdonan tus pecados’ o ‘Levántate y anda’? Pues para que vean que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar los pecados –dijo entonces al paralítico–: Yo te lo mando: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa”.

Levántate, es decir ponte de pie, Dios te ha dado dos piernas para que camines. Toma tu camilla, significa hazte responsable de ti mismo y de los demás. Donde hay responsabilidad hay también libertad. Vete a casa, hazte cargo de tu familia, trabaja y protégela, vive para ellos. Ámalos y sírvelos. Jesús todo lo hace bien. Recibe al enfermo, valora la fe de aquellos hombres, sana su alma y sana su cuerpo. La gente se admira y da gloria a Dios diciendo: Hoy hemos visto maravillas. Hoy podemos decir Gracias Señor porque has dado el poder de perdonar los pecados a los hombres. Le has dado el Ministerio de la Reconciliación a tu Iglesia: "A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»" (Jn 20, 23) Todo lo hacen en el Nombre de Cristo.

Con su Palabra y con los Sacramentos pueden llevar a los hombres al conocimiento de la Verdad y pueden traer la salvación a los hombres para que se levanten y caminen hacia lo que todavía no son, pero que están llamado a ser: Una plenitud de persona en Cristo Jesús (Col 2, 9) El medio para apropiarnos de esa plenitud es la fe unida al amor (Ga 5, 6) El que crea y se bautice se salvará (Mc 16, 16) La fe que nace y crece en la escucha de la Palabra de Dios (Rm 10, 17) Así lo dijo el Señor:

Hace a su Iglesia partícipe de su Misión: "Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»" (Mt 28, 18- 20)

Jesús nos sana para que sirvamos a los demás y para que compartamos nuestros dones a los otros: "Entró de nuevo en la sinagoga, y había allí un hombre que tenía la mano paralizada. Estaban al acecho a ver si le curaba en sábado para poder acusarle. Dice al hombre que tenía la mano seca: «Levántate ahí en medio.» Y les dice: «¿Es lícito en sábado hacer el bien en vez del mal, salvar una vida en vez de destruirla?» Pero ellos callaban. Entonces, mirándoles con ira, apenado por la dureza de su corazón, dice al hombre: «Extiende la mano.» El la extendió y quedó restablecida su mano." (Mc 3, 1- 5)

“Extender la mano” significa compartir y servir a los demás, especialmente a los más necesitados. "Pues ¿quién es el que te distingue? ¿Qué tienes que no lo hayas recibido? Y si lo has recibido, ¿a qué gloriarte cual si no lo hubieras recibido?"(1 de Cor 4, 7) Los dones de Dios, tanto materiales, como intelectuales o espirituales son para nuestra realización y para la realización de los demás.

Caminar es amar, es servir, es hacerse humildes y mansos de corazón para poder seguir las huellas de Jesús que nos ha dicho con toda autoridad: "No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.»"(Mt 20, 26- 28)

El sentido de los Mandamientos es el servicio y el amor, según los dos preceptos del Señor: "Vosotros me llamáis "el Maestro" y "el Señor", y decís bien, porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros. "(Jn 13, 13- 15) Lavar pies significa servir, ayudar, darse y entregarse.

"Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.»" (Jn 13, 34- 35)

"Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él."(1 Jn 4, 7- 9) Amar es darse, es donarse y es entregarse a un persona para ayudarla a ser lo que es: una persona valiosa en sí misma.

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search