ENTRAD POR LA PUERA ESTRECHA QUE PIDE DESPOJARSE DEL EQUIPAJE.
Por la fe y la conversión podemos entrar en el Reino
de Dios (Mt 3, 17) Por la fe y la conversión podemos apropiarnos de los frutos
de la redención: el perdón, la paz, la resurrección y el don del Espíritu
Santo, lo que equivale a nacer de Dios para ser sus hijos y ser hermanos de una
Comunidad fraterna, solidaria y servicial; Comunidad qe tiene como Fundamento a
Cristo Jesús (1 de Cor 3, 11) Escuchemos a Pablo decirnos: Pero Dios, rico en misericordia,
por el gran amor con que nos amó, estando muerto a
causa de nuestros crímenes, nos dio vida juntamente con Cristo - por gracia
habéis sido salvos - y con él resucitándonos y permitiéndonos sentarnos en el
cielo en Cristo Jesús, para mostrar en nuestras palabras la riqueza
incomparable de su gracia, por su bondad para con los demás en Cristo Jesús.(Ef
2, 4- 7)
El relato evangélico:
En aquel tiempo,
cuando salía Jesús al camino, se le acercó corriendo un hombre, se arrodilló
ante él y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para alcanzar la
vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno?. Ya sabes
los mandamientos: No matarás, no cometerás adulterio, no
robarás, no levantarás falso testimonio, no cometerás fraudes,
honrarás a tu padre y a tu madre".
¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. La respuesta de
Jesús es clara y precisa: ¿Quieres salvarte? “Orienta tu vida hacia Dios.” Dios
es Amor, Verdad, Vida, Santidad, Justicia y Santidad. Con otras palabras le
dice: Ámame y Sígueme.
Entonces él le contestó: "Maestro,
todo eso lo he cumplido desde muy joven''. Si los guardaba, pero sin Amor,
todo como una carga, pero, en Mateo nos dice: “Vengan a mí los que están
cansados y agobiados y tráiganme su carga (Mt 11, 28) Y acepten mi yugo, mi
amor que es suave y ligero (Mt 11, 29) Le faltaba la Gracia de Dios que llega
por la fe.
Jesús lo miró con amor y le dijo: "Sólo una cosa te falta: Ve y
vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un tesoro en los
cielos. Después, ven y sígueme". Pero al oír estas palabras, el hombre se
entristeció y se fue apesadumbrado, porque tenía muchos bienes.
Ve y comparte lo que tienes, lo que sabes y lo que eres, preocúpate de
los demás, de los más necesitados. El compartir es el camino para vencer al
peor enemigo de la salvación: el “Individualismo” que reza: “yo bien, los demás
me vale.” “Yo valgo por lo que tengo”. El hombre se entristeció y se fue apesadumbrado
por que tenía muchos bienes.
En su pregunta no buscaba a Dios, se buscaba a sí mismo, su Yo estaba
por encima de todo. Por eso Jesús nos dice: “No todo el que me dice: Señor,
Señor, entra en la casa de mi Padre.” (Mt 7, 21) No basta con ser oyentes, hay
que ser practicantes, y de ahí, pasar a ser discípulos de Cristo (cf Snt 1, 22)
¿Cuáles son nuestros bienes que nos pueden abrumar e impedir para entrar por la
puerta estrecha y entrar en el Reino de Dios? (cf Mt 7, 13) Todo aquello que ponemos
en lugar de Cristo: Los bienes materiales, intelectuales y espirituales, la
televisión, el celular, nuestros vehículos, los lujos, nuestra cuenta bancarias,
el Yo cargado de egoísmo, etc. Todos los dones de Dios son para nuestra propia
realización y para la realización de los demás, son para compartir
Jesús, mirando a su alrededor, dijo
entonces a sus discípulos: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar
en el Reino de Dios!" Los discípulos quedaron sorprendidos ante estas palabras;
pero Jesús insistió: "Hijitos, ¡qué difícil es para los que confían en las
riquezas, entrar en el Reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el
ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios".
Ser ricos no es un pecado, el pecado está en el no compartir como el rico
Epulón que no compartía con el pobre Lázaro. Los dos tuvieron diferente
destino, para el rico el infiero para Lázaro el Cielo. El rico no tenía nombre,
Epulón es un apodo, el que banqueteaba, el joven rico tampoco tenía nombre. La Biblia
lo presenta como el que tenía muchas riquezas y no como el que buscaba a Dios.
Ellos se asombraron
todavía más y comentaban entre sí: "Entonces, ¿quién puede salvarse?"
Jesús, mirándolos fijamente, les dijo: "Es imposible para los hombres, mas
no para Dios. Para Dios todo es posible". (Mc 10, 17-27)
¿Qué hace Dios para salvarnos? Nos envió a su Hijo
para que todo el que crea en él tenga vida eterna (Jn 3, 16) Nos envía una
Palabra portadora de Visa espiritual, quien la crea, la acepte y la ponga por
obra se salve. La Palabra nos guía al Nuevo Nacimiento (Jn 3, 1- 5) En dónde
nos apropiamos delos frutos de la Redención: el perdón de los pecados y el don
del Espíritu Santo que nos lleva a vivir el Evangelio para que vivamos como
hijos de Dios: Nos enseña el arte de servir, el arte de compartir y el arte de
amar. Entonces también los ricos puedan entrar al Reino de Dios y se salven por
la fe en Jesucristo:
“Entrad por la entrada estrecha; porque ancha es la entrada y espacioso
el camino que lleva a la perdición, y son muchos los que entran por ella; mas
¡qué estrecha la entrada y qué angosto el camino que lleva a la Vida!; y poco
son los que lo encuentran.” “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a
vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus
frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los
abrojos?” (Mt 7, 13- 16)
El primer fruto de la Fe es la pobreza espiritual de la que nace la Esperanza
que nos lleva al Amor.
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