DESDE LA ANUNCIACIÓN MARÍA ES LA NUEVA EVA.

 

DESDE LA ANUNCIACIÓN MARÍA ES LA NUEVA EVA.

“He aquí la humilde esclava del Señor” “Hágase en mí según tu Palabra” “Y el Verbo se hizo carne”

La Biblia contiene la Revelación de Dios. Dios libre y conscientemente nos revela lo que Él es y su Plan de salvación. Lo que Dios quiere y lo que no es grato y agradable a Dios. Nos revela todo lo referente a la primera Creación: Dios creó al hombre y a la mujer a su Imagen y semejanza, iguales en dignidad. Los puso en un Paraíso que es figura de la Paz y de la dulzura espiritual. Vivían en armonía con Dios, consigo mismo, entre ellos y con la naturaleza. Dios le dio el Libre albedrío. "Y Dios impuso al hombre este mandamiento: «De cualquier árbol del jardín puedes comer, mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que comieres de él, morirás sin remedio.» Dijo luego Yahveh Dios: «No es bueno que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.»"(Gn 2, 16- 18)  La mujer es la ayuda adecuada para el hombre y éste es la ayuda adecuada para la mujer. Los dos deben de vivir el uno para el otro, con el mismo valor y con la misma dignidad.

La caída del hombre y la mujer: los dos pecaron.

"La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Yahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: «¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?» Respondió la mujer a la serpiente: «Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte.» Replicó la serpiente a la mujer: «De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal.»"(Gn 3, 1- 5)

La serpiente engañó a la mujer, y comió. Ella seduce a su hombre que también comió, hombre y mujer comieron y entró la muerte y con ella apareció un segundo demonio, la parálisis. El hombre y la mujer ya no buscaron a Dios. Estaban atrofiados. Ahora es Dios el que los busca: "Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: «¿Dónde estás?» Este contestó: «Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí.» El replicó: «¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?» Dijo el hombre: «La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.» Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: «¿Por qué lo has hecho?» Y contestó la mujer: «La serpiente me sedujo, y comí.»" (Gn 3, 9- 13)

Aparece un tercer demonio, es la frustración del cual nace el vacío existencial: Vacío de Dios y de amor. Pero aparece entonces la Promesa de Salvación:"Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar.»" (Gn 3, 15) El hombre y la mujer  salen del Paraíso. Entran en un proceso de deshumanización y despersonalización, pero,  llevan con ellos una promesa de salvación. Un día el linaje de la mujer vencerá al Maligno y a su linaje para que el hombre vuelva a entrar al Paraíso y comer del árbol de la Vida que está en el Paraíso de Dios (Apoc 2, 7)

La Promesa de Dios en el Paraíso es llevada a su cumplimiento. "Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin.» María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios.» Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue."(Lc 1, 28- 38)

María es la nueva Eva. En la primera Creación Dios la comenzó con el hombre, la segunda Creación la comienza con una mujer, María. Ella dice de sí misma: Yo soy la esclava del Señor; hágase en mí según su Palabra. Palabra que se hizo carne y puso su Morada entre nosotros (Jn 1, 14) Humilde solamente Dios y aquellos a los que Él bendice y se manifiesta en ellos. Lo contrario a la humildad es la soberbia, y el demonio y el hombre seducido, dijeron: No serviré, no amaré y no obedeceré. La humilde de Nazaret dijo con su Fiat, Sí amaré, si obedeceré y sí serviré. Por eso es llamada la Nueva Eva. La que siempre tiene la disponibilidad para servir, para donarse y entregarse a Dios y a los de su Pueblo.

Por eso María es la Virgen oyente, escucha en su corazón la Palabra de Dios y le responde en Oración por eso es la virgen Orante. El Ángel le explica la Obra que el Espíritu Sanyo hará en Ella: Será Madre siendo Virgen. Y con su Fiat hace que el Cielo baje  a la tierra: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu Palabra” (Lc 1, 38).

El relato evangélico:

En aquel tiempo, dijo María: “Mi alma glorifica al Señor y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre, y su misericordia llega de generación en generación a los que lo temen. Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispersó a los de corazón altanero, destronó a los potentados y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes y a los ricos los despidió sin nada. Acordándose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo había prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia, para siempre’’. María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa. Lc 1, 46-56

María es la Mujer orante. Alaba, bendice, da gracias a Dios por las maravillas que ha hecho en su Vida y en la vida de los demás. ¿Cómo es el Dios a quien María hace oración? Para ella Dios es Señor, este su nombre personal. Señor significa Dueño de todo lo creado. Es el Dueño de María y ella es su Humilde esclava. Para María Dios es salvador. Une, reconcilia, libera, salva, consuela, enseña y corrige. Para María Dios es el Todopoderoso que derroca a los poderosos y levanta a los Humildes. Para ella Dios es Santo, es el santo de Israel. Fuera de Dios no hay santidad. Toda criatura no debe ser adorada. Para María Dios es Misericordia, es Perdón y perdona todos los pecados que se reconocen y se arrepienten, grandes y pequeños, muchos o poquitos. Misericordia es amar con el corazón a los otros en su miseria. Por último para María Dios es Fiel que prometió salvación a los antiguos, y ahora está cumpliendo en ella y en los pobres del Señor.

La primera Eva fue seducida por la grandeza, por el poder, por la sabiduría, por la Belleza, por el ser como Dios. María la Nueva Eva, es humilde y agradecida por las obras que el todo Poderoso hace en ella y con ella. Su humildad la hace reconocer la Bondad de Dios en ella y el designio de Dios sobre María: “Dichosa me llamaran todas las generaciones” No por sus méritos, sino, por las Obras de Dios en ella: “Inmaculada,” “llena de Gracia,” “Madre siendo virgen”(Lc 1, 30- 38) “La mujer creyente.” “La Madre de Emmanuel (Mt 1, 23)

¿Qué tenemos de bueno que no lo hayamos recibido de Dios? Todo lo bueno viene de Dios, lo malo viene de otra parte. Y si viene de Dios para que presumir, ¿Por qué no compartirlo? María se entregó, se dio a su Pueblo y nos entregó a su Hijo para nuestra salvación. Ella es Medianera de todas las gracias.

 

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