DE LA SEGUNDA CARTA A TIMOTEO DEL CAPITULO DOS VERSÍCULOS 15 AL 25

 


PROCURA PRESENTARTE ANTE DIOS COMO UN HOMBRE PROBADO.

15. Procura cuidadosamente presentarte ante Dios como hombre probado, como obrero que no tiene por qué avergonzarse, como fiel distribuidor de la Palabra de la verdad. Como un hombre de virtud probada. Te has decidido servir al Señor, prepárate para la prueba (Eclo 2, 1- 2) Después de la prueba, si has vencido, estás listo para ser un servidor del Señor. Considerad como un gran gozo, hermanos míos, el estar rodeados por toda clase de pruebas, sabiendo que la calidad probada de vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento; pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear. (Snt 1, 2- 4)

 

16. Evita las palabrerías profanas, pues los que a ellas se dan crecerán cada vez más en impiedad. La virtud de la piedad nos hace vivir en comunión como hijos y con los demás como  hermanos. La impureza llena nuestros labios de palabras sucias, groseras e impuras, que dan muerte a nuestra fe y contristan al Espíritu Santo (Ef 4m 39) La boca habla de lo que hay en el corazón (Lc 6, 45) Que nuestras palabras sean amables, limpias y veraces. Que nuestras palabras animen, reconcilien, liberen, consuelen, salven y corrijan con humildad y mansedumbre. Las palabras profanan dividen engañan, confunden aplastan y matan.

17. y su palabra irá cundiendo como gangrena. Himeneo y Fileto son de éstos: Las palabras que vienen de la mentira, de la envidia, de la malicia, de la hipocresía y de la maledicencia son palabrería que nos llevan a la muerte del pecado (Rm 6, 23) Palabras que llevan al error, y desvían de la fe y del evangelio.

18. se han desviado de la verdad al afirmar que la resurrección ya ha sucedido; y pervierten la fe de algunos. Aparecen las primeras herejías. La herejía es pretender vivir en la fe, negando las verdades de la Escritura. La herejía viene de espiritualidad torcida y equivocada. Y son muchos los que viven como herejes, dentro de la Iglesia. Afirman algunas verdades , pero niegan otras. Como negar la Vida eterna, la resurrección, la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía, el poder de perdonar los pecados por medio de la confesión sacramental, etc.

19.Sin embargo el sólido fundamento puesto por Dios se mantiene firme, marcado con este sello: El Señor conoce a los que son suyos; y: Apártese de la iniquidad todo el que pronuncia el nombre del Señor. Todo el que conoce al Señor ama y cree en la Palabra de Dios, estos le pertenecen, y los que le pertenecen al Señor no rechazan la Cruz de Jesús (cf Gál 5, 24) La abrazan y participan de la Pasión de Cristo (Col 1, 24)

20. En una casa grande no hay solamente utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos nobles y otros para usos viles. La casa grande es la Iglesia, en la que hay santos y pecadores, fuertes y débiles, sanos y enfermos, buenos y malos, el que quiera ser útil, que se consagre al Señor. Que tome la firme determinación de seguir a Cristo y que dé la espalda al mundo. Que tome su Cruz y siga al Señor para que lo ame y lo sirva,

21. Si, pues, alguno se mantiene limpio de estas faltas, será un utensilio para uso noble, santificado y útil para su Dueño, dispuesto para toda obra buena. Pues si algunos tienen una fe sincera, un corazón limpio y una conciencia recta (1 de Tim 1, 5) Pueden servir a Cristo, su Señor. Han pasado de la muerte a la vida, del pecado a la gracia, son hombre nuevos, para servir y amar al Señor. (cf Ef 4, 24; Jn 13, 13. 34)

22. Huye de las pasiones juveniles. Vete al alcance de la justicia, de la fe, de la caridad, de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro. Este texto es clave para la práctica de la moral católica: Rechazad el mal y amen apasionadamente el bien (Rm 12, 9) Un Culto en pecado no es grato ni agradable a Dios (cf In 1, 16; Mt 7, 21-23) No basta con decir: Yo no peco, hay que hacer el bien, hay que practicar las virtudes para revestirse de Jesucristo (Rm 13, 14) Dedícate a buscar a Dios en la justicia, en la misericordia yen la santidad. Invoca al Señor con un corazón limpio y puro, y únete a los que así lo hacen, hazte amigo de los amigos de Dios.

23. Evita las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien que engendran altercados. Evita, huye de las discusiones necias y estúpidas, sobre la fe o sobre la Palabra de Dios. Pueden llevarte a la ira, perder control y contristar al Espíritu Santo con palabras necias y ofensivas. Más bien con un espíritu humilde y manso da testimonio de tu esperanza con amabilidad y respeto. ( 1 de Pe 3, 15).

24. Y a un siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable, con todos, pronto a enseñar, sufrido. A un Servidor del Señor, a de cuidar su boca, para o altercar y no discutir. Con sus palabras limpias, amables y veraces puede dar testimonio de su esperanza, si no se puede, por la necedad, dé la espalda y váyase. Más vale decir: aquí corrió, que decir aquí murió.

25. y que corrija con mansedumbre a los adversarios, por si Dios les otorga la conversión que les haga conocer plenamente la verdad. Ser mansos es creer que el amor es más fuerte que el odio. El manso de corazón no es violento ni agresivo, es pacífico, por eso evita toda violencia y toda agresividad. La mansedumbre es inseparable de la humildad y son hijas de la sencillez de corazón. Que a a su vez, viene de la Fe.

26. y volver al buen sentido, librándose de los lazos del Diablo que los tiene cautivos, rendidos a su voluntad. Del Diablo viene todo espíritu que no viene de la Fe (Rm 14, 23) Todo lo viene del engaño, de la mentira, de lo impuro, de la confusión, de la envidia y de toda maledicencia (1 de Pe 2, 1) Por sus frutos los reconoceréis. El árbol malo da fruto malo, el árbol bueno da fruto bueno, por sus frutos los reconoceréis.  (Mt 7, 16- 20)

Comparemos la teología de Pedro con la de Pablo.

Ya que Cristo padeció en la carne, armaos también vosotros de este mismo pensamiento: quien padece en la carne, ha roto con el pecado, para vivir ya el tiempo que le quede en la carne, no según las pasiones humanas, sino según la voluntad de Dios. Ya es bastante el tiempo que habéis pasado obrando conforme al querer de los gentiles, viviendo en desenfrenos, liviandades, crápulas, orgías, embriagueces y en cultos ilícitos a los ídolos. A este propósito, se extrañan de que no corráis con ellos hacia ese libertinaje desbordado, y prorrumpen en injurias. (1 de Pe 4, 1- 4)

 

 

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