CARTA DE LA SEGUNDA DE TIMOTEO DEL CAPÍTULO DOS VERSÍCULOS DEL 1 AL 14.

 


CARTA DE LA SEGUNDA DE TIMOTEO DEL CAPÍTULO DOS VERSÍCULOS DEL 1 AL 14.

1. Tú, pues, hijo mío, manténte fuerte en la gracia de Cristo Jesús; “Mantente fuerte en la fe”, en la “esperanza” y en la “caridad”, para que puedas crecer en el conocimiento de Dios (Ef 4, 13) Y permanecer en el camino de la verdad que nos hace libres (Jn 8, 32) con la libertad de los hijos de Dios (Gál 5, 1). Este es el camino para seguir a Cristo, Luz del mundo, y no caminar en tinieblas (Jn 8, 12) Para caminar en  la luz y conocer los frutos de la luz: la bondad, la verdad y la justicia (Ef 5, 9).

2. y cuanto me has oído en presencia de muchos testigos confíalo a hombres fieles, que sean capaces, a su vez, de instruir a otros. Testigos de Cristo, de su muerte y de su resurrección, ahora todos son discípulos de Cristo y de Pablo, porque de él recibieron la Palabra. La recomendación del apóstol es el confiar el mensaje a hombres fieles, que sean capaces de instruir a otros, que a su vez instruyan a otros. Es el Mensaje de Jesús: “enseñen todo lo que yo les he enseñado”. (Mt 28, 20)

3. Soporta las fatigas conmigo, como un buen soldado de Cristo Jesús. Soporta el cansancio, las tribulaciones, las persecuciones, las cárceles y los azotes. Como soldado de Cristo lucha, sufre y ofrece tu vida por la Obra de Jesús. A un servidor de Cristo sólo lo que se le pide es que sea Fiel, que no se eche para atrás (1 de Cor 4, 1) Sé un luchador de la causa de Jesús, las armas son la verdad, la justicia, la humildad, la mansedumbre, la fe, la caridad y la oración.

4. Nadie que se dedica a la milicia se enreda en los negocios de la vida, si quiere complacer al que le ha alistado. No te enredes de los asuntos de la vida civil. Guárdate del mundo, y de todo lo que es mundano, pagano y pecaminoso. Eso te lleva a la muerte y a la idolatría (Rm 6, 23; 1 de Ts 1, 9) Cuídate de todo espíritu que no venga de la fe, te lleva al pecado (Rm 14, 23) Huye de las pasiones de tu juventud y de toda fornificación (2 de Tim 2, 22; 1 de Cor 6, 18) Dedícate a buscar a Dios, en los caminos del bien (Rm 12, 9).

5. Y lo mismo el atleta; no recibe la corona si no ha competido según el reglamento. Fortalécete con los ejercicios de la fe (Ef 6, 10) Como son la Oración, la Palabra de Dios, la Liturgia, las obras de Caridad y la vida de Comunidad. Para que puedas competir contras las fuerzas del Mal (Ef 6, 12). Juega limpio, no mezcles el Evangelio con las Ideologías, porque de eso resulta tibieza, y a los tibios los expulsaré de mi boca (Apoc 3, 15) Sé fiel al Evangelio de Jesucristo, que es la Verdad. Jesucristo y su Mensaje es el mismo ayer, hoy y siempre (Heb 13, 8).

6. Y el labrador que trabaja es el primero que tiene derecho a percibir los frutos. Es el primero en comer de los frutos de la cosecha. Es tu derecho hacerlo. Como testigo de Cristo, sé el primero en creer en su Palabra; el primero en vivir lo que crees, ponlo en práctica; el primero en celebrar tu fe y el primero en anunciar lo que crees y vives.

7. Entiende lo que quiero decirte, pues el Señor te dará la inteligencia de todo. El Espíritu Santo es tu ayudante en tu vida como cristiano, como discípulo y como catequista de Cristo. Es tu Maestro. Tu Abogado y tu Consolador. Te ayuda a discernir lo que es malo de lo que es bueno, te ayuda por los caminos de Dios para que lleves una vida de rectitud y te ayuda a ser santo.

8. Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, descendiente de David, según mi Evangelio; Jesucristo es verdadero hombre y es verdadero Dios. Es Dios que se hizo hombre para levantarnos de la postración del pecado y llevarnos al Reino del Hijo de su amor (Col 1, 13- 14) No te avergüences de Jesucristo ni de su Evangelio (Rm 1, 15) El Evangelio de Pablo, nace de la experiencia del encuentro con Jesús en el camino de Damasco: El Resucitado es Jesús que fue crucificado y es el Mesías de Dios que habita en los que él persigue para encarcelarlos y matarlos. Pablo, también descubre su vocación como apóstol de los gentiles en el encuentro con Jesús. (Hch 9, 1- 6)

9. por él estoy sufriendo hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la Palabra de Dios no está encadenada. Así se lo había revelado Ananías el mensajero del Señor: El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel. Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.» (Hch 9, 15- 16) Pablo, el prisionero, es poseído por el Espíritu de libertad. (2 de Cor 3, 17) Por eso puede decirnos que la Palabra no está encadenada.

10. Por esto todo lo soporto por los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que está en Cristo Jesús con la gloria eterna. Pablo es testigo de los sufrimientos de Cristo, los padece y se gloría por ellos. Nada se pierde, porque está unido a Cristo, porque Cristo vive en él (Gál 2, 19- 20) Por eso  pudo decir: Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo ... (Col 1, 24)

 11. Es cierta esta afirmación: Si hemos muerto con él, también viviremos con él; Pablo tiene en su mente su Bautismo: Morimos con Cristo, fuimos sepultados con él y resucitamos con él, a una nueva vida, la vida de Dios (Rm 6, 3-4) Por el Bautismo nos incorporamos y nos revestimos de Cristo (Gál 3, 26- 27) Por su Bautismo somos del Señor, y todo el que le pertenece está crucificado con él (cf Gál 5, 24).

12. si nos mantenemos firmes, también reinaremos con él; si le negamos, también él nos negará; Si somos firmes en la fe, también viviremos con él; y reinaremos con él. Reinar es servir. Servir con amor al Señor y a los demás. Si le damos la espalda, el Señor respeta nuestra voluntad, y hasta nos puede decir: A fuerzas ni los zapatos entran, La salvación es un don gratuito e inmerecido, pero no es barato.

13. si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede negarse a sí mismo. Jesús es el Buen Pastor, permanece fiel a sus promesas de salvación. Él siempre nos espera para que lleguemos a su casa con un corazón contrito y arrepentido para darnos su perdón y el don del Espíritu Santo. Jesús siempre trabaja en nuestra liberación y en nuestra salvación, pero no a fuerzas,  no obliga, no engaña, no manipula, con un siempre; “Si tu quieres”. Respeta nuestra voluntad.

14. Esto has de enseñar; y conjura en presencia de Dios que se eviten las discusiones de palabras, que no sirven para nada, si no es para perdición de los que las oyen. Esto has de enseñar: que Dios nos ha redimido y que está perdonando los pecados de los hombres y está cambiado los corazones de piedra por corazones de carne, y lo hace de manera gratuita. Hacerlo sin rivalidades ni envidias ni discusiones, nada de eso sirve para edificar la Iglesia y construir el Reino de Dios.

 

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