LA PALABRA SE HIZO HOMBRE Y DIO FRUTO
POR QUE MURIÓ.
El
primer capítulo de Génesis nos habla de tres etapas que son una verdadera
catequesis para el ayer, hoy y mañana: La iluminación, la separación y la
ornamentación. “Hágase la luz, y la luz se hizo; luego viene la separación
entre la luz y las tinieblas; entre las aguas de abajo y las de arriba; abajo
separa el agua y la tierra; para luego, ornamentar el cielo, el mar y la tierra”.
(Gn 1,1- 25) La Palabra es luz que ilumina nuestra vida y reconocemos nuestro
desorden; sigue el rompimiento con el pecado, “si queremos” para luego cultivar
el barbecho de nuestro corazón con el cultivo de las virtudes, “si queremos”. Las
tres etapas están íntimamente unidas, una no se da sin las otras.
La
Palabra es creadora, liberadora, sanadora y santificadora: En el principio
existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella
estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo
nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los
hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron. (Jn
1, 1-5) El Verbo, la Palabra se hizo hombre y puso su Morada entre nosotros (Jn
1, 14) Ese hombre es Jesús, el Hijo de Dios el Cristo (Mt 16, 16; Mc 8, 31; Jn
11, 27) Jesús es la Palabra que viene del Padre a redimir y salvar a los
hombres. “El que tenga sed, venga y beba del agua de la vida”(Jn 4, 13)
Palabra que es como lluvia, fuego, martillo,
luz…
La Palabra es como la lluvia. Como bajan la lluvia y la nieve del cielo, y no
vuelven allá, sino después de empapar la tierra, de fecundarla y hacerla
germinar, para que dé semilla al sembrador y pan al que come, así será mi
palabra, que sale de mi boca: no volverá a mí vacía; sino que hará mi voluntad
y cumplirá mi encargo. (Is 55, 10-11) La Palabra es el agua viva que viene a
quitar la sed de los sedientos y traernos el agua que trae vida al desierto y
llenos los vacios del corazón. La Palabra, Jesús, dio fruto por que murió, y no
regresó al Padre con las manos vacías. Llevó consigo a muchísimos que creen en
Jesús, mueren con él y resucitan con él. (Rm 6, 3-4. 11) La Palabra nos lleva a
la Cruz. Por eso la Palabra nos dijo: “Mi alimento es hacer la voluntad de mi
Padre y llevar a cabo su Obra. (Jn 4, 34) La Palabra es la manifestación de la
voluntad de Dios.
La Palabra es como el fuego y como un
martillo. ¿No es así mi palabra,
como el fuego, y como un martillo golpea la peña? (Jer 23, 29) La Palabra es
como el fuego que quema y purifica el
interior del hombre. Jesús, la Palabra nos dijo: “He venido a arrojar un fuego
sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido!”. (Lc 12, 49) Se trata del fuego de la
evangelización, la Palabra limpia el corazón del hombre: Vosotros estáis ya
limpios gracias a la Palabra que os he anunciado (Jn 15, 3) Así mismo la
Palabra es como el martillo, que golpea a la piedra hasta que se quiebra, la
pega al clavo que entra o se dobla, así es la Palabra la escuchamos una y otra
vez, hasta que hace su obra en nosotros. Palabra, sacrificada y resucitada es
fuente de pureza de corazones marchitos y vacíos: limpia lava nuestros
corazones de los pecados que llevan a la muerte (Ef 1,7;Heb 9, 14).
La Palabra es Luz. Para mis pies
antorcha es tu palabra, luz para mi sendero.(Slm 119, 105) Palabra que es luz
que ilumina nuestros corazones para que podamos reconocer las piedras que
llevamos dentro, nuestros pecados.(cf Jn 16, 8) La Palabra es inseparable del
Espíritu Santo. Jesús nos ha dicho: “Yo
soy la luz del mundo; el que me siga no caminará en la oscuridad, sino que
tendrá la luz de la vida.” (Jn 8, 12) EL Verbo se hizo carne, y viene como Luz para
que podamos ver el desorden, el caos, el vacío y las tinieblas de nuestro
corazón. Todo el que camina en la luz, tiene los frutos de la luz: la bondad,
la verdad y la justicia.(Ef 5, 9)
La Palabra es viva y eficaz. "La Palabra de Dios es viva, eficaz y más aguda
que cualquier espada de doble filo; penetra hasta la división del alma y del
espíritu, de las articulaciones y de los tuétanos, y escudriña los sentimientos
y los pensamientos del corazón" (Hebreos 4, 12). Palabra que edifica
y que también destruye, en boca de los profetas nos desenmascara, muestra
nuestras injusticias, y por otro lado, anuncia y muestra los caminos de Dios.
Palabra que descubre la voluntad de Dios para ponerla en práctica. Con un filo
nos hiere y nos corrige y con el otro filo nos sana. Es Palabra sanadora, sana
las heridas que nos ha traído la vida.
La Palabra es espíritu y vida. «El espíritu es el que da vida; la carne no sirve para
nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y son vida.(Jn 6, 63) Jesús
vino a traernos la Vida que el Padre nos da (1 de Jn 5, 12) Por eso nos pudo decir: “Vengo para que tengan vida y la
tengan en abundancia” (Jn 10,10) Para que esa Vida esté en nuestro interior,
hemos de escuchar la Palabra para que tengamos fe y por la fe nos apropiemos de
“La Vida eterna”. Hemos también de obedecerla, ponerla por obra para abrirle
las puertas del corazón a Cristo y haga su obra en nosotros (Apoc 3, 20) Obra
redentora, liberadora, sanadora y santificadora.
La Palabra nos ayuda a descubrir el
sentido de la vida.
Le
respondió Simón Pedro: «Señor, ¿donde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de
vida eterna. (Jn 6, 68) Tus palabras nos animan, nos consuelan, nos enseñan,
nos salvan y nos corrigen, y nosotros hemos probado lo bueno que Tú eres. Bajo
las estrellas del Cielo, sólo en tu Nombre hay salvación (Hch 4, 12) Palabra
que nos lleva al Nuevo Nacimiento (Rm 10, 17; Jn 3, 1-5) Palabra que nos lleva
a la Consagración en la Verdad (Jn 17, 17) Palabra que nos lleva a la salvación
por la fe. (2 de Tim 3,14) Palabra que nos lleva a la perfección cristiana por
la caridad ( 2 de Ti 3, 17) Palabra que nos lleva al Amor que es el sentido de
la vida, y como Dios es Amor, es el Sentido de nuestra vida.
Palabra
que nos ilumina y nos avisa de los peligros del camino, porque la fe es don de
Dios y es una lucha: Sed sobrios, estad despiertos: vuestro enemigo, el diablo,
como león rugiente, ronda buscando a quien devorar; resistidle, firmes en la
fe. (1Pe 5, 8-9) Sed sobrios y estar despiertos, no se duerman para que llegue
el adversario y siembre la cizaña en nuestros corazones,(Mt 13, 25) en nuestras
familias y en nuestras Comunidades. Jesús, la Palabra, nos dejó dicho: Vigilad
y Orad para no caer en tentación (Mt 26,41) Y Pablo nos dice: Fortaleceos con
la energía de su poder para resistir al Maligno, sólo con una fe sincera, fuerte
y férrea podemos resistir sus ataques. La Palabra nos dice: “Ceñíos vuestros
lomos y con las lámparas encendidas (Lc 12, 35) Las lámparas son las virtudes,
que nos revisten de Jesucristo (Rm 13, 14)
La
Palabra nos dice que la Oración es un arma poderosa. Oramos por que Jesús oraba,
oremos como hijos de Dios.(Mc 1, 35) Oramos porque nuestra lucha no es contra
la gente de carne y hueso, sino contra autoridades que tiene mucho poder.(Ef 6,
12) Oramos porque solo de Dios viene el crecimiento (1 de Cor 3, 6). Oramos
para dar gracias por el don de la fe, por el don de los Sacramentos y por el don
de la Iglesia.
La
Palabra es el Verbo del Padre, es su pensamiento, su fuerza, es su acción, y
nosotros los que estamos en Cristo somos palabras del Verbo. Somos como la boca
de Cristo, llamados a hablar su Palabra de Verdad, de Justicia, de Vida, de
Bondad…..Que nuestras palabras sean amables, limpias y veraces. Porque brotan
de un corazón limpio y de una fe sincera (1 de Tim 1, 5) Quitemos de nuestros
labios toda palabra que contriste al Espíritu Santo. (Ef 4, 30)
Les
pido que si tienen una Biblia en casa, tómenla y desempólvenla, léanla y medítenla,
para que la Palabra sea luz en tu camino, sea lámpara para tus pies. Sea la “brújula”
que te lleve al Cielo. Todo el que es de Dios escucha la Palabra de Dios. (Jn
8, 47) “El que escucha mi Palabra y la pone en práctica, ese me ama y mi Padre
lo ama y yo también lo amo, venimos y habitamos en él (Jn 14, 23)
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