SERV SERVIR A DIOS Y NO AL DINERO.
Hacedlo todo sin murmuraciones ni discusiones, a fin de que seáis
irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin mancha, en medio de esta
generación mala y perversa, entre la cual aparecéis como antorchas en el
mundo.(Flp 2, 14-15) Todo el que está en Cristo es hombre Nuevo ( 2 de Cor 5,
17) Está en la Luz y camina en la Luz (Jn 8, 12) Ha abandonado las tinieblas
del pecado y ahora ha entrado en los terrenos de Dios: La bondad, la verdad y
la justicia (Ef 5, 9) Su gozo y su alegría es hacer la voluntad de Dios, como
lo hizo Jesús, (Jn 4, 34) el Hijo predilecto del Padre.
¿Acaso se complace el Señor en los holocaustos y sacrificios, como en la
obediencia a la palabra del Señor? Mejor es obedecer que sacrificar, mejor la
docilidad que la grasa de los carneros. (1S 15, 22) Un culto externo de toros y
machos cabríos, no es grato ni agradable a Dios. Pide la obediencia y la
justicia a Dios y a los hombres. Pide guardar los Mandamientos de la ley de
Dios, practicar la caridad y abandonar el pecado (Eclo 35, 1-3) Y sobre todo,
acercarse a Dios con un corazón contrito y arrepentido (Slm 50, 19)
Qué la carne no nos domine. No busquemos la vanagloria,
provocándonos y teniéndonos envidia mutuamente. Ayudaos a llevar mutuamente
vuestras cargas, y así cumpliréis la ley de Cristo. (Ga 5, 26; 6, 2) Eso es la
carne que no es grata a Dios (Rm 8, 9) Rechacemos el mal y hagamos el bien (Rm
12, 9) Huyamos de las pasiones de la juventud y busquemos a Dios (2 de Tim 2,
22) Rompamos con el pecado para participar de la naturaleza de Dios (2 de Pe 1,
4) Despojándose del hombre viejo y revistiéndose del hombre nuevo en justicia y
en santidad (Ef 4, 23- 24) El principio de la justicia y de la santidad es la
obediencia a la Palabra de Dios. Sin la cual no hay fe, no hay confianza y no
hay obediencia a Dios. No hay conocimiento de Dios. Todo se queda en tinieblas,
confusión, caos y vacío. Los profetas hacían su trabajo denunciado el mal y
abriendo los caminos de Dios.
“Se te ha dado a conocer, oh hombre, lo que es bueno,
lo que Dios desea de ti: simplemente que practiques la justicia, que ames la
misericordia, y que camines humildemente con tu Dios”. (Mi 6, 8)
Misericordia quiero y no sacrificios sin justicia y sin santidad. Había
sacrificios, pero, sin conversión a Dios y a la Comunidad. Mi pueblo me alaba
con sus labios pero su corazón está lejos de mí (Mt 15, 8) Sus manos están manchadas de sangre (Is 1, 15)
Santiago nos recuerda el sentido de los profetas: La verdadera religión pide
guardar los Mandamientos y practicar la justicia, cuidando a las viudas, a los
huérfanos, a los pobres ya los extranjeros, y no se contagien de las impurezas
(Snt 1, 27) Isaías agrega: “Luego vuelvan conmigo, aunque tus pecados sean
rojos como la sangre, los dejaré blancos como la nieve (Is 1, 17) Y habrá
entonces un Nuevo Nacimiento. Por la fe de Jesucristo tus pecados serán
perdonados y recibirás el don del Espíritu Santo (Rm 4, 25; Rm 5, 1; Gál 2, 16)
Hay perdón, reconciliación, salvación y santificación.
Tenemos confirmada la palabra profética, a la que
hacéis bien en prestar atención, como a lámpara que brilla en lugar oscuro,
hasta que despunte el día y salga el lucero de la mañana en vuestro corazón.
Ante todo habéis de saber que ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada; pues nunca fue proferida alguna por voluntad humana,
sino que, llevados del Espíritu Santo, hablaron los hombres de parte de Dios. (2Pe
1, 19-21) La Palabra de Dios es luz que ilumina nuestro sendero, es lámpara
para nuestros, pies (Slm 119, 105) La Palabra ilumina nuestras tinieblas y nos
lleva al reconocimiento de nuestros pecados. La noche va pasando, el día se
acerca ya, el día es Cristo (cf Rm 13,11) Jesús es Luz, es Amor, es Verdad y es
Vida, es nuestro Lucero que irradia con su Luz nuestro rostro para que no
caminemos en tinieblas (cf Jn 8, 12).
La Palabra de Dios es la semilla de la justicia y de la
santidad, del Amor y de la Misericordia, del Conocimiento y de la Fidelidad (Os
2, 21- 22) El que la pone en práctica, ama a Dios y a su prójimo, y el Amor de
Dios está en nuestro corazón (cf Jn 14, 23) La escucha y obediencia de la
Palabra es el camino de la fe, la esperanza y de la caridad, tal como lo dijo
Jesús: “permanezcan en mi Palabra, y serán mis discípulos, conocerán la verdad
y la verdad los hará libres”. (Jn 8, 31-
32) Libres de todo lo que es incompatible del reino de Dios, y libres para amar
y para servir.
El amor a Dios y a los hombres se manifiesta en el
servicio. No podemos servir a Dios y al dinero, con alguno de los dos se queda
mal. No mezclemos la fe con los ídolos, de toda, mezcla resulta tibieza, y a
los tibios los vomitaré de mi boca (Apoc 3, 15) Pablo compara la fe con el
atleta que debe jugar limpio para no ser descalificado, así no mezclemos la fe
con ideologías, con cuentos o con tradiciones humanas. La fe es Vida, es Luz,
es Poder, es Amor, es un Alguien, es Cristo Jesús.
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