LA PREOCUPACIÓN DE UN SERVIDOR DE LA IGLESIA.
Por la gracia de Dios.
Padre Santo y Justo, te
pedimos, por tu Hijo Jesucristo que nos des Espíritu Santo para que recibamos
los dones de sabiduría y de entendimiento para que conozcamos tu Voluntad y la
pongamos en práctica. Tu Palabra es la Verdad que nos hace libres, con la
Libertad de los hijos de Dios para que podamos amarte y amar a nuestros
hermanos, tus hijos redimidos por tu Hijo Jesucristo y ser servidores en la
construcción de una “Nueva Civilización” cimentada en el Amor, la Verdad y la
Vida. (Jn 14, 6)
Trabajemos para que
todos los hombres sean integrados a tu Familia, se amen recíprocamente y se
acepten, fundamentalmente como iguales en dignidad. Para que todos, con la
gracia del Espíritu Santo trabajemos, en tu Nombre, en la construcción del
“Imperio del Bien” A lo que tu Hijo llamó “Reino de Dios”.
Lo que se iba formando:
Estos temas de
evangelización responden a la preocupación que nacía en la medida que regresaba
de una vida mundana y pagana a la Iglesia, la razón por la que muchos
abandonaban la Iglesia era: la “Ignorancia religiosa” “el desconocimiento de
Dios” por la falta de “evangelización.” Fruto de estas realidades es una “falsa
Cosmovisión” de Dios, del hombre y de la vida.
Conocer la inversión de valores.
La falsa cosmovisión lleva
al “Vacío existencial” que nos lleva a la “Inversión de valores,” fuente de
angustias, guerras, guerrillas, fraudes, divorcios, abortos, secuestros,
crímenes, desenfreno y más. Un mundo convertido en “Caos, confusión, tinieblas.”
Un mundo dividido por la maldad, la mentira, la envidia, la hipocresía y la
maledicencia (cf 2 Pe 2, 1) Un mundo necesitado de amor, de verdad, de libertad, de justicia y de paz.
Hombres y mujeres sin hambre de Dios porque se alimentan con el alimento
chatarra que el mundo les ofrece. Un mundo que tiene como lema la mentira que
divide a los hombres en clases de personas, los que tienen y los que no tienen.
“Cuánto tienes, cuanto vales” Mentira que ha llevado a muchísimos a la
“exclusión” en la que hombres y mujeres no tienen acceso al Patrimonio común,
en el que son poquísimos los que tienen, pueden y saben todo.
Como respuesta a mi preocupación.
Mi preocupación me ha
hecho responder a la necesidad de ayudar al hombre a conocer la luz de la
Palabra de Dios, para que conozca la Verdad que nos hace libres de la
esclavitud del Mal, de los apegos de las cosas, de otras personas y de la
esclavitud de la Ley que hace fariseos legalistas, rigoristas y perfeccionistas
para que conozcan la “Ley de Cristo, el Amor”. Qué nos levanta de la
frustración para ayudarnos a recorrer el Camino de la fe, tras las huellas de
Cristo Jesús como servidores del Reino; como hijos de un mismo Padre, como
hermanos de entre nosotros. Caminar juntos, con otros para compartir con
alegría el pan, la palabra, el tiempo, la casa y el Camino. Nadie se realiza
sólo, necesitamos unos de los otros. La finalidad de estos temas de
evangelización es “dar una luz para el camino” Con palabras de Jeremías, la
Palabra de Dios es como un martillo que tiene poder para romper corazones
endurecidos. Con Isaías decimos que la palabra de Dios es como la lluvia que
empapa la tierra para que germine y dé mucho fruto (Jer 23, 29; Is55, 9) Hay textos que se repiten
frecuentemente, eso nos puede ayudar a familiarizarnos con la Palabra. Palabra,
que se lee, se escucha, se vive, se anuncia y se celebra. No basta con leerla y
con escucharla, con reflexionarla y meditarla, sino, y sobre todo ponerla en
práctica y vivirla.
El camino de las Virtudes.
Que estos temas sean un
medio de evangelización que nos lleve al conocimiento de la Verdad que nos hace
libres, con la libertad de Cristo (Jn 8, 32; Gál 5, 1) Verdad que nos invita a
despojarnos del traje de tinieblas y a revestirnos con el traje de la luz, la
armadura de Dios (Rm 13,12) El camino para revestirnos de Cristo es el cultivo
de las Virtudes que son vigor, fuerza y poder de Dios (Ef 6, 10) Para
fortalecer nuestra fe, esperanza y caridad. Temas que pongo con amor al
servicio de todos ustedes, que sean como un alimento espiritual que los nutre y
fortalezca.
Dios los bendiga y
proteja, los salve y santifique. Saludos y bendiciones.
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