LLAMADOS A EDIFICAR LA IGLESIA DE CRISTO.
Cristo ha constituido a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los fieles, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud. (Ef 4, 11-13) Apóstol significa enviado, mensajero, servidor. Todos son enviados con otros para beneficio de todos. El primero es el profeta que viene a desmontar donde hay monte; desempiedra donde hay piedras; sembrar donde no hay sembrados; viene abrir brecha donde no hay brechas. Luego viene a confirmar lo que el profeta ha hecho.
Los
hijos de los profetas son los evangelistas, hijos e hijas de la Palabra. Luego
vienen los pastores a organizar y a conducir las comunidades que van surgiendo.
Luego vienen los doctores o maestros a profundizar lo que han hecho los anteriores.
La fuerza está en la Unidad, por eso todos unidos con Jesús y con ellos para
hacer todos la Comunidad fraterna, solidaria y servicial. El Dueño de la
Comunidad es el Señor, los demás son administradores, servidores o ministros (1
de Cor 4, 1; 2 de Cor 4,5)
El
Fundamento del Edificio es Cristo (1 de Cor 3, 11) Es el Origen de la fe y es
su contenido, es Cristo. (Rm 10, 17; Mt
28, 19) Y es la Muralla que defiende con su Presencia la Obra (Mt 28, 20; Mt
16, 18) Es la Fuerza que hace que la semilla nazca y crezca (1 de Cor 3, 6) “Yo
estoy en medio de ustedes” Y con su Gracia en sus instrumentos realiza su Obra.
“Estoy con ustedes como el que sirve”
(Lc 22, 27)
Por
esta razón la Iglesia se siente y se sabe “asamblea convocada por el Padre”, Iglesia
peregrina que camina para volver a Él (LG 2) Dios envió a su Hijo a salvar a
todos los hombres, pero no aisladamente, sino en Comunidad. En Cristo, el Padre
nos llama a ser “Familia de Dios”, ese es su gran deseo:”Que todos sean Uno en
Cristo Jesús”, para que de esta manera “los hombres lleguen a la salvación y al
conocimiento de la verdad” (cf 1 Tim 2, 4). La Iglesia es el sacramento de
unidad en la que Dios se une íntimamente a los hombres y realiza la unidad de
todo el género humano. (LG 1)
Para
tener en cuenta: “No somos extraños, ni extranjeros, ni turistas ni residentes,
sino ciudadanos del Reino con deberes y con derechos: “Así pues, ya no sois
extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, edificados
sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo
mismo, en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo
santo en el Señor, en quien también vosotros estáis siendo juntamente
edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu.” (Ef 2, 19- 22) Somos de
la Familia de Dios: hijos, hermanos y servidores. Amigos, discípulos y
apóstoles de Jesucristo
Con
la Misión de ser sacerdotes, profetas y reyes: “Pero vosotros sois linaje
elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las
alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz vosotros
que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois el Pueblo de Dios, de los que
antes no se tuvo compasión, pero ahora son compadecidos. (1 de Pe 2, 9- 10)
Los
que no éramos Pueblo, ahora somos el Pueblo de Dios. Un pueblo que fue
arrancado de las tinieblas y traído a la
luz de la verdad, de la justicia, de la equidad y del amor. Un pueblo libre que
ha hecho alianza con Aquel que lo amó, lo justificó y lo glorificó (Rm 8, 29).
Un pueblo llamado a ser luz, sal y fermento en medio de los pueblos (Mt 5, 13-
14).
Características del Pueblo de Dios:
Es
el pueblo de Dios; Dios no pertenece en propiedad a ningún pueblo. Pero El ha
adquirido para sí un pueblo de aquellos que antes no eran pueblo: “una raza
elegida, un sacerdocio real, una nación santa” (1 Pe 2, 9)
Se
llega a ser miembro de este pueblo, no por el nacimiento físico, sino por “el
nacimiento de arriba”, “del agua y del Espíritu” (Jn 3,3-5). Por la fe en
Cristo y el Bautismo.
Este
Pueblo tiene por Cabeza a Jesús el Cristo. “la Unción de Cristo, Cabeza fluye
de la cabeza al Cuerpo, es el “Pueblo Mesiánico”.
La
identidad de este Pueblo, es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios en
cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo”.
“Su
Ley, es el Mandamiento Nuevo:” Amar como el mismo Cristo nos amó (Jn 13, 34)
Esta es la Ley nueva del Espíritu” (Rom 8,2)
“Su
misión es ser luz, sal y fermento del mundo” (cf Mt 5,13-14) De la misión viene
la importancia de nuestro Testimonio de vida.
“Su
destino es el Reino de Dios. Que él mismo comenzó en este mundo, que ha de ser
extendido hasta que él mismo lo lleve a su perfección” (LG 9; CATIC 782)
La Misión de la Iglesia.
Jesús
antes de su Ascensión convoca a los suyos y como despedida les comparte la
Misión que el mismo Padre le había confiado a Él.(Mt 28, 18- 20) En el libro de
los Hechos les dice: “No se vayan de Jerusalén, dentro de muy pocos días
recibiréis Poder y recibiréis la Promesa de la cual os hablé” (1, 8). El
Concilio expresa lo anterior diciendo: “Cuando el Hijo terminó la obra que el
Padre le encargó realizar en la Tierra, fue enviado el Espíritu Santo para que
santificará continuamente a la Iglesia (
LG 4) La Iglesia ha recibido la misión de “dar vida” “santificar y “conducir” a los fieles a la
perfección en la Gloria del Cielo (LG
48).
“Me
ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, haced discípulos a todas las gentes
bautizándolas en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo y
enseñándoles a todo lo que yo os he mandado” (Mt 28, 19-20)
“Id
por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y
sea bautizado se salvará; el que no crea, se condenará” (Mc. 16, 15)
“Todo
poder se me ha dado en el cielo y en la tierra, así como el padre me envió, Yo
los envió a ustedes. Dicho esto sopló sobre ellos y les dijo “Recibid el
Espíritu Santo. A quienes les perdonéis los pecados les quedaran perdonados… ”
(Jn 20,21ss)
Todo
lo anterior nos da razón suficiente para decir que la Iglesia hunde sus
raíces en la eternidad: El Padre fuente de todo envío, es
también la fuente del origen de la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, el Pueblo de
Dios.
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