Y
ESTO LO HARÁN PORQUE NO HAN CONOCIDO NI AL PADRE NI A MÍ.
El
les contestó: «A vosotros no os toca conocer el tiempo y el momento que ha
fijado el Padre con su autoridad, sino que recibiréis la fuerza del Espíritu
Santo, que vendrá sobre vosotros, y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda
Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra.» Hch 1, 7- 8)
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga el Paráclito, que os
enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él
dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el
principio estáis conmigo. Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis.
Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que
os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han
conocido ni al Padre ni a mí. Os he hablado de esto para que, cuando llegue la
hora, os acordéis de que yo os lo había dicho». (Jn 15, 26- 16, 4)
¿Cómo
podemos dar testimonio de Cristo? A la luz de la experiencia que hayamos
padecido de Cristo, podemos dar testimonio. Con la Palabra hablamos de lo que
Jesús ha hecho en nuestra vida, decimos con poder que Jesucristo es nuestro
redentor y nuestro salvador que ha cambiado nuestra vida. Que Jesucristo que
murió ha resucitado, es el Hijo de Dios, es nuestro Maestro, es nuestro Salvador
y es nuestro Señor. Damos de testimonio de Jesucristo con nuestra sobras:
cuando por amor a él renunciamos al pecado y cuando hacemos el bien amando a
Dios ya nuestros hermanos (Jn 14, 21)
Cuando
venga el Otro Paráclito, el Espíritu de la Verdad. Dios es la Verdad, así lo
dice el profeta Jeremías (10, 10) y Juan (14, 6) Su Palabra es la verdad (cf Jn
17, 17) Es la verdad que nos hace libres (Jn 8, 32) Que nos lleva a la
salvación (2 de Tim 3, 14) y a la perfección cristiana (2 de Tim 3, 17) Lo
contrario a la Verdad es la mentira, fuerza del pecado. La mentira la podemos
pensar, hablarla y vivirla.
¿Cuál
es la mentira más desgarradora en la que vive mucha gente?
Pensar
y sentir que vales por lo que tienes, por lo que sabes y por lo que haces. Que
tu dinero, tu ropa, tus lujos, tus carros, tus propiedades, todo eso y más, te
dan tu valor. Tú valor está en ti mismo, en lo que eres, persona valiosa, importante
y digna, amada, preciosa y querida por Dios (Is 43, 4) Tú valor está en lo que
eres, un hijo o hija de Dios. La mentira deshumaniza y despersonaliza, la verdad
es lo que nos libera y nos construye en personas, honestas, honradas, íntegras,
leales y fieles a la Verdad.
La
Verdad nos lleva al Amor, y el Amor nos lleva a la Verdad, que nos llevan a la
Vida, a la Luz que es Cristo (Jn 8, 12; 14, 6) Por eso mentiras, ni piadosas,
ni religiosas, hablemos siempre con la Verdad, como lo dice Pablo: “Por tanto,
desechando la mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues somos
miembros los unos de los otros.”(Ef. 4, 25) Y Pedro lo confirma: “Rechazad, por
tanto, toda malicia y todo engaño, hipocresías, envidias y toda clase de
maledicencias.” (1 de Pe 2, 1) La mentira tiene por Padre al Diablo que es un
mentiroso (Jn 8, 44) Que se viste como ángel de luz para engañarnos: Porque
esos tales son unos falsos apóstoles, unos trabajadores engañosos, que se disfrazan
de apóstoles de Cristo. Y nada tiene de extraño: que el mismo Satanás se
disfraza de ángel de luz. Por tanto, no es mucho que sus ministros se disfracen
también de ministros de justicia. Pero su fin será conforme a sus obras. (2 de
Cor. 11, 14- 16)
¿A
quienes les llama Pablo falsos apóstoles? A unos predicadores que sólo buscaban
hacer negocio con la religión del pueblo. Decían, si ya Cristo resucitó para que hablar de pasión, de dolor, de
sufrimiento, todo es gloria, salud y prosperidad económica. Gocemos la vida que
Cristo sufrió por nosotros. Parecía que no tomaban en cuenta las palabras del
mismo Jesús que dijo: Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí,
niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame. Porque quien quiera
salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará.(Lc
9, 23- 24) Y Pablo lo confirma movido por el Espíritu Santo: “Ahora me alegro
por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que
falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia”
(Col 1, 24) Por eso les llamaba falsos apóstoles, predicaban otro evangelio.
Os
excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os
dé muerte pensará que da culto a Dios. Eso es lo que le pasó a Jesús, fue el
primero en acusarlo los sacerdotes de ser un blasfemo y lo mataron. Después
esteban Santiago y todos los Apóstoles que fueron martirizados y expulsados de
la sinagoga. Hoy día muchos discípulos de Jesús son expulsados de la Iglesia
por ser fieles al evangelio de Cristo. Son encarcelados, perseguidos y
martirizados por ser fieles a Cristo y a su Iglesia. Que nadie se sienta dueño
de la Comunidad, de la Palabra, de los Sacramentos, del Altar, porque el único
dueño es Cristo Jesús. Y todo es nuestro, si nosotros somos de Cristo: Así que,
no se gloríe nadie en los hombres, pues todo es vuestro: ya sea Pablo, Apolo,
Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente, el futuro, todo es vuestro; y
vosotros, de Cristo y Cristo de Dios. (1 de Cor 3, 21- 23)
Os
he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo
había dicho. Jesús no engaña, ni manipula, ni explota a nadie. Llama a ser discípulos
para estar con él para luego enviarlos como apóstoles con el poder de el Espíritu
de la Verdad a anunciar la salvación gratuita e inmerecida, pero, no barata.
Hay que creer en Jesús, negarse así mismo, tomar la cruz cada día y seguir a
Jesús, el Hijo de Dios, el Salvador, Maestro y Señor de vivos y de muertos. Si
vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que,
ya vivamos ya muramos, del Señor somos. Porque Cristo murió y volvió a la vida
para eso, para ser Señor de muertos y vivos. (Rm 14, 8- 9)
La
verdad es que Jesucristo es Dios que se hizo hombre para salvarnos.
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