HABLARAN
LENGUAS NUEVAS Y PROFETIZARAN.
Mientras
Apolo estaba en Corinto, Pablo atravesó la meseta y llegó a Éfeso. Allí
encontró unos discípulos y les preguntó: «¿Recibisteis el Espíritu Santo al
aceptar la fe?». Contestaron: «Ni siquiera hemos oído hablar de un Espíritu
Santo». Él les dijo: «Entonces, ¿qué bautismo habéis recibido?». Respondieron:
«El bautismo de Juan». Pablo les dijo:
«Juan bautizó con un bautismo de conversión, diciendo al pueblo que creyesen en
el que iba a venir después de él, es decir, en Jesús». Al oír esto, se
bautizaron en el nombre del Señor Jesús; cuando Pablo les impuso las manos,
vino sobre ellos el Espíritu Santo, y se pusieron a hablar en lenguas extrañas
y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Pablo fue a la sinagoga y
durante tres meses hablaba con toda libertad del reino de Dios, dialogando con
ellos y tratando de persuadirlos. (Hechos de los apóstoles 19, 1-8)
Pablo
el misionero de Cristo va visitando aldeas, villas, pueblos y ciudades para
anunciarles el Evangelio de Cristo, el que crea y se bautice se salvará (Mc 16,
16) Llega a Efeso y les pregunta sobre el bautismo que han recibido, el de Juan
el Bautista. Les faltaba el bautismo de Cristo que quita el pecado y da el
Espíritu Santo. Los bautiza y les impone las manos, vino sobre ellos el
Espíritu Santo y se pusieron hablar
lenguas extrañas y a profetizar.
Unos
alababan a Dios, otros le daban gracias, algunos más pedían y otros
profetizaban. Se trata de un nuevo Pentecostés. Lenguas nuevas que no
corresponden al hombre viejo, sino al hombre nuevo: Jesucristo resucitado.
Lenguas amables, limpias y veraces. Ahora hablan la Glosalalia de Dios, las
lenguas de Dios. ¿Cuáles son? Son lenguas contrarias a las lenguas del Malo que
confunden, dividen, oprimen, aplastan y matan. En cambio las lenguas de Dios
animan, unen, liberan, enseñan, salvan y corrigen con amor y con humildad.
La
boca habla de lo que hay en el corazón, tal como lo dice san Lucas: El hombre
bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo
saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.(
Lc 6, 45) Por eso Mateo nos advierte: «Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros con disfraces de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por
sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de los
abrojos? Así, todo árbol bueno da frutos buenos, pero el árbol malo da frutos
malos. Un árbol bueno no puede producir frutos malos, ni un árbol malo producir
frutos buenos. Todo árbol que no da buen fruto, es cortado y arrojado al fuego.
Así que por sus frutos los reconoceréis. (Mt 7, 15- 20)
El
Espíritu Santo no habla de amores fingidos (Rm 12, 9) Nos habla del amor en el
Espíritu Santo (Col 1, 8) Que es amable, impío y veraz, mientras que los amores
fingidos son falsos, que buscan seducir y engañar, usan palabras bonitas, pero
hay que discernirlas. ¿Cómo podemos hacerlo? Pablo nos enseña el camino del
amor en el Espíritu Santo:
Vuestra
caridad sea sin fingimiento; detestando el mal, adhiriéndoos al bien; amándoos
cordialmente los unos a los otros; estimando en más cada uno a los otros; con un
celo sin negligencia; con espíritu fervoroso; sirviendo al Señor; con la
alegría de la esperanza; constantes en la tribulación; perseverantes en la
oración; compartiendo las necesidades de los santos; practicando la
hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen, no maldigáis. (Rm 12, 9. 14)
Estos
puntos nos enseñan la dinámica del amor: Reconocer que el otro es un alguien,
es una persona; aceptarlo como es y no como yo quisiera que fuera; respetarlo
de pensamiento, de palabra y de obra; cargar con sus debilidades, disculparlo y
perdonarlo; abrirse con él a un dialogo amistoso y fraterno para poder caminar
con él. Dinámica que está cimentada en el amor, la verdad y la vida, es decir,
en Cristo (Jn 14, 6)
La
Obra del Espíritu Santo es construir una Comunidad, fraterna, solidaria y
servicial, es su Casa, dónde él se mueve a sus anchas. El amor en el Espíritu
Santo es recíproco, es fervoroso, alegre, orante, servicial y hospitalario. “Por
sus frutos los reconoceréis. ” Para hacer lo anterior hay que estar en Comunión
con Cristo y ser conducidos por el Espíritu Santo (Jn 15, 4; Gál 5, 24-25)
Las
lenguas viejas corresponden a una vida mundana, pagana y pecaminosa, que
corresponde a la carne (Gál 5, 16) Mientras que las lenguas nuevas corresponden
a la espiritualidad cristiana, conducida por el Espíritu de Dios. Palabras
limpias, amables y veraces, sin la malicia, la mentira, la envidia, la
hipocresía y la maledicencia ( 1 de Pe 2, 1).
Por
tanto, desechando la mentira, hablad con verdad cada cual con su prójimo, pues
somos miembros los unos de los otros. Si os airáis, no pequéis; no se ponga el
sol mientras estéis airados, ni deis ocasión al Diablo. El que robaba, que ya
no robe, sino que trabaje con sus manos, haciendo algo útil para que pueda
hacer partícipe al que se halle en necesidad. No salga de vuestra boca palabra
dañosa, sino la que sea conveniente para edificar según la necesidad y hacer el
bien a los que os escuchen. No entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el
que fuisteis sellados para el día de la redención. Toda acritud, ira, cólera,
gritos, maledicencia y cualquier clase de maldad, desaparezca de entre
vosotros. Sed más bien buenos entre vosotros, entrañables, perdonándoos
mutuamente como os perdonó Dios en Cristo. (Ef 4, 25- 32)
Que
nuestras palabras sean como las de Cristo: sinceras, amables, limpias y
veraces.
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