DIOS CAMBIÓ LOS PLANES DE MARÍA Y DE
JOSÉ
Jacob engendró a José, el esposo de
María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. Cristo vino al mundo de la
siguiente manera: Estando María, su madre, desposada con José y antes de que
vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del Espíritu Santo, estaba
esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre justo, no queriendo ponerla en
evidencia, pensó dejarla en secreto. Mientras pensaba en estas cosas, un ángel
del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en recibir en
tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu
Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará
a su pueblo de sus pecados". Cuando José despertó de aquel sueño, hizo lo
que le había mandado el ángel del Señor. (Mt 1, 16. 18-21. 24)
José y María, eran hijos de una
cultura, de un pueblo, el pueblo hebreo. Los dos eran aldeanos, pobres y muy
religiosos. En la cultura hebrea, existía para los esposos dos desposorios, el primero
era en la casa de la novia. Hacía presencia el Rabino de la sinagoga, algunos
familiares y los amigos más íntimos. Dentro de un pequeño rito, intercambiaban los
anillos, se hacía la lectura de la Escritura, se hacía una oración y los novios
se comprometían hacer fieles el uno al otro para toda la vida. Se casaban,
pero, todavía no vivían juntos, el novio se iba a su casa algo así como un año
más, seguía trabajando para prepararse para el segundo desposorio, ya habría boda,
sería en grande y ya podían convivir como esposos.
Como jóvenes hijos de la cultura
hebrea, se amaban y pensaban tener muchos hijos. (Ella tendría 14 años, y José
alrededor de los 25 años). Pero Dios que es el Dios que nos cambia nuestros
planes, irrumpe en la vida de María para cambiarle sus planes de ser madre de
muchos hijos y se dedique a cuidar al Unigénito de Dios.
Entre los dos desposorios se presenta
a María el ángel Gabriel en la Anunciación: "Al
sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea,
llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa
de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo.»" (Lc 1, 26- 28)
Se realiza el diálogo
más liberador de la historia entre el Cielo y la Tierra. Por el Cielo,
representante de Dios el ángel Gabriel. De parte de la Tierra, María. El Ángel
le dice a María los planes de Dios que viene a pedir la mano de la Mujer, por
que el Señor no obliga a nadie, más bien la seduce y pide su consentimiento (cf
Jer 20, 7)
"Ella se
conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. El
ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas
a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre
Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará
el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reino no tendrá fin.» (Lc 1, 29- 33) Dios pudo haber salvado a la Humanidad por
cualquier otro camino, pero, quiso salvarnos por medio de la fe, enviando a su
Hijo, y quiso darnos a su Hijo por medio de María.
La Virgen oyente
le responde al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?» El ángel
le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te
cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado
Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su
vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque
ninguna cosa es imposible para Dios.» (Lc 1, 34- 37) El ángel le explica a María:
Serás madre siendo virgen, quedaras embarazada por obra del Espíritu Santo.
María, la virgen
oferente responde a los Planes de Dios: «He aquí la esclava del Señor; hágase
en mí según tu palabra.» Y el ángel dejándola se fue"(Lc 1, 38) Y
el Verbo se hizo carne y puso su Morada entre los hombres (Jn 1, 14) Desde este
momento María, como hostia viva y oferente, se dedicará a cuidar a su Primogénito
y a su Unigénito Hijo, que se llamará
Jesús, el que salva. Dios le cambió sus planes y ella con amor lo acepta. Le
faltaba José:
“Estando María, su madre, desposada
con José y antes de que vivieran juntos, sucedió que ella, por obra del
Espíritu Santo, estaba esperando un hijo. José, su esposo, que era hombre
justo, no queriendo ponerla en evidencia, pensó dejarla en secreto.” Estaba
embarazada y José no era el padre del hijo que María estaba esperando. Podía denunciarla
y ella podía ser apedreada, según la Ley mosaica. José era un hombre justo, es
decir era un hombre de Dios, y pensó dejarla en secreto para no humillar y avergonzar
a María ante la comunidad. No aceptaba ser padre de un niño que no era fruto de
sus entrañas.
“Mientras pensaba en estas cosas, un
ángel del Señor le dijo en sueños: "José, hijo de David, no dudes en
recibir en tu casa a María, tu esposa, porque ella ha concebido por obra del
Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque
él salvará a su pueblo de sus pecados". Según la pedagogía de Dios en la
Biblia, no se le revela a los malos, a los que tengan malas intenciones, sino a
los que viven como árboles plantados junto al río, sus raíces están en el agua
(Slm 1, 1- 3) A los que viven en comunión con Dios, en amistad con Él, los que
están abiertos a su Voluntad. Entre ellos está José, el esposo de María, era un
anawin, uno de los pobres del Señor.
“No tengas miedo en recibir en tu
casa a María, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz
un hijo y tú le pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su pueblo de
sus pecados.” María ha sido elegida para ser la Madre del Mesías, del Cristo de
Dios. Y José tendrá autoridad sobe el Niño, él le pondrá el Nombre de Jesús, el
mismo revelado a María. La voluntad de Dios es que acepte a su esposa y a su
Hijo. Y José lo hizo, se levanta y fue por María y se la llevó a su casa. Desde
ese día vivirá para dedicarse a cuidar a María y al niño. Dios le cambió sus planes
y él por amor lo aceptó.
En la Biblia nos dice que José no habla
ni una sola palabra, todo es silencio de su parte, es servicio a la voluntad de
Dios. “Cuidar al Niño y a su Madre.” Los cuida, los defiende y trabaja para
ellos hasta su muerte. Fue el fiel y prudente servidor del Señor.
Eran pobres pero no miserables,
trabajaban y ahorraban para ir cada año en peregrinación a Jerusalén y visitar
el Templo del Señor, eran muy religiosos, abiertos a la Voluntad de Dios. Tres
cosas encontramos en la Sagrada Familia: Silencio, diálogo, oración y trabajo. Familia
unida a la Comunidad y a sus Familias.
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