ES EL DÍA DE LA CANDELARIA Y ESTAMOS DE FIESTA
Esto dice el Señor: “He aquí que yo envío a mi mensajero. Él preparará
el camino delante de mí. De improviso entrará en el santuario el Señor, a quien
ustedes buscan, el mensajero de la alianza a quien ustedes desean. Miren: Ya va
entrando, dice el Señor de los ejércitos. ¿Quién podrá soportar el día de su
venida? ¿Quién quedará en pie cuando aparezca? Será como fuego de fundición,
como la lejía de los lavanderos. Se sentará como un fundidor que refina la
plata; como a la plata y al oro, refinará a los hijos de Leví y así podrán
ellos ofrecer, como es debido, las ofrendas al Señor. Entonces agradará al
Señor la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, como en los
años antiguos’’. (Mal 3, 1-4)
¿Quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién quedará en pie cuando
aparezca? Viene como Luz de las naciones y gloria de su Pueblo. Los profetas
hablaron del día del Señor. Va entrando a su Templo, viene como fuego de
fundición. Luz y Fuego. El fuego quema. pero no destruye. ¿Cómo ver y como hablar
del día de Señor? El pueblo de Dios está dividido sobre el Día del Señor. Unos
dicen que será un día glorioso, de triunfo, de victoria, de prosperidad, otros
en cambio dicen que será un día de tinieblas y de castigo. Día terrible. Los
que hablan así son los “pobres de Yaveh, los Anawins” Los otros son los del Templo,
los escribas y fariseos encargados de la Religión. El día del Señor es el
viernes santo, día de castigo, Jesús lo sufrió y lo padeció, subió a la Cruz
cargando con nuestros pecados, El día del Señor es también cuando entra a
nuestro corazón con su Luz y reconocemos que somos pecadores privados de la
gloria de Dios. Viene a purificar y a lavar nuestros corazones con la sangre de
Cristo, el Mensajero de la Alianza.
Transcurrido
el tiempo de la purificación de María, según la ley de Moisés, ella y José
llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo
escrito en la ley: Todo
primogénito varón será consagrado al Señor, y también para ofrecer,
como dice la ley, un par de
tórtolas o dos pichones.
Vivía en Jerusalén un hombre llamado Simeón, varón
justo y temeroso de Dios, que aguardaba el consuelo de Israel; en él moraba el
Espíritu Santo, el cual le había revelado que no moriría sin haber visto antes
al Mesías del Señor. Movido por el Espíritu, fue al templo, y cuando José y
María entraban con el niño Jesús para cumplir con lo prescrito por la ley,
Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios, diciendo:
Jesús se sometió a la Ley de Moisés, en todo. Entró en Templo, en centro
de la Religión Judía, ¿Qué encuentra? El Niño lo lleva su Madre en sus manos,
los acompaña su padre, José, entran en el atrio del templo, lugar para purificarse
y entrar al templo a ofrecer a Dios sus sacrificios. María saluda con el saludo
hebreo: Shalom, en el atrio había dos grupos de mujeres, unas tenían corderos,
adornados con listones, el otro grupo no tenían cordero, tenía pichones, palomas.
Uno era el grupo de los ricos y el otro, era el de los pobres. Una gran
división, una brecha, un abismo entre ellos. El grupo que tenía cordero no
responden al saludo de María, porque no traía cordero, con ropaje elegante, con
rosarios de plata y de oro colgando en sus pechos, no sabía que su Cordero era
su Niño. María se fue al grupo de los pobres que solo tenía como ella por
comprar dos pichones, hizo esta Opción por ellos.
Entra el anciano Simeón, un hombre de fe, justo, piadoso y lleno del
Espíritu Santo que le había prometido que no moriría sin ver al Esperado de
todas las naciones a Jesús. Recibió al Niño y experimentó una moción: “Este es al que tú esperas, abrió su boca y
dijo: “Señor, ya puedes dejar morir en
paz a tu siervo, según lo que me habías prometido,
porque mis ojos han visto a tu Salvador, al que has preparado para bien de
todos los pueblos; luz que alumbra a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel.”
Viene como Luz a alumbrar a todas las naciones y hacer gloria de su pueblo.
Sin luz, hay tinieblas, hay obscuridad, reina el pecado. Jesús nos va a decir:
“Yo soy la luz del mundo, el que tiene está luz, tiene vida, camina en la luz y
no camina en tinieblas. Muchos quieren celebrar la Candelaria, con sus velas
apagadas en su corazones, no saben que el culto a Dios es en Gracia de Dios.
Pues aunque prendan velas y recen, no escucho sus oraciones ni me agradan sus
cantos, porque sus manos están manchadas de sangre, sus fiestas son paganas y mundanas
(Mt7, 21; Is 1, 16) Viven en la mentira creyendo que valen por lo que tienen y desprecian
a los que no tienen, dejarse de patear mis atrios y vayan a reconocer sus
pecado, luego vuelva a mí con un corazón contrito para que yo los perdone (Is
1, 16- 29) Hacen la fiesta en medio de bailes, músicas, borracheras, un
negocio,
El padre y la madre del niño estaban admirados de
semejantes palabras. Simeón los bendijo, y a María, la madre de Jesús, le
anunció: “Este niño ha sido puesto para ruina y resurgimiento de muchos en
Israel, como signo que provocará contradicción, para que queden al descubierto
los pensamientos de todos los corazones. Y a ti, una espada te atravesará el
alma”.
El hombre de Dios bendice a la Familia Sagrada, y ahora habla como
Profeta de Dios: Este Niño ha sido puesto como piedra de tropiezo, muchos se
van al tropezarse con él y se van a caer, otros se van a levantar. ¡Quiénes son
los que caen? Los que no creen en Jesús y lo rechazan, rechazan su Palabra, sus
Sacramentos y rechazan su Iglesia. ¿Quiénes son los que se levantan? Los que
creen el Jesús y lo aceptan como su Salvador, como su Maestro y como su Señor. Los
que mueren y resucitan con Jesús para formar su Comunidad, su Familia y aceptan
su Palabra como Norma para sus vidas. Lo que sale de ahí es puro folklor, no
salva, no redime, no viene de Jesús.
A María, el anciano Simeón habla al corazón de María, las palabras de
Dios. Una espada te atravesará el corazón. ¿Cuándo se cumple está profecía? El
viernes santo: Junto a la cruz de Jesús estaba María. Lo contemplaba y en su
corazón se ofrecía a Dios con su Hijo. Unida a su Hijo hasta el último momento,
Mujer fiel, la Humilde esclava del Señor, esta a los pies de la Cruz (Jn 19,
25) Hoy, la espalda del dolor y del sufrimiento atraviesa el corazón dela Madre
cuando los sacerdotes ministros del Señor, invirtiendo los valores religiosos y
prefieren el dinero, el sexo, los lujos y se van, abandonando su Ministerio. La
espada de la Madre también es atravesada por la espada del dolor y del
sufrimiento cuando los creyentes en Jesus abandonan la Iglesia para irse al mundo
a los vicios a grupos sedo religiosos. El corazón de la Madre es atravesado cuando
se realizan los abortos de inocentes indefensos desde el vientre de sus madres.
Cuando con conciencia rechazamos a su Hijo y a su Evangelio.
Una anciana en años y en experiencia de Dios, se
hizo presente: “Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu
de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete años casada, y
tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo ni de día ni
de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. Ana se acercó en aquel
momento, dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la
liberación de Israel. Ella, junto con Simeón, pertenecía a los pobres de Yaveh.
Y cuando cumplieron todo lo que prescribía la ley
del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba creciendo
y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba con él. (Lc 2, 22-40)
Jesús desea y quiere que sus creyentes se hagan sus discípulos para que lleguen
a ser sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5, 13-14) Somos luz si estamos unidos
a Cristo, Luz del Mundo. Celebremos nuestra Fiesta de la Candelaria danto
testimonio de Cristo, movidos por el Espíritu Santo como a Simeón, y nunca como
fiesta pagana y mundana. Para que nuestro Culo sea grato y agradable a Dios.
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