RECOCED
QUE TODO EL QUE PRACTICA LA JUSTICIA NACE DE DIOS
"En
el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era
Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no
se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de
los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron."
(Jn 1, 1- 5) La Palabra es Luz y es Vida. Se hizo carne y puso su Morada entre
nosotros (Jn 1, 14) Vino a los suyos y los suyos rechazaron la Luz, la Verdad,
la Vida y el Amor manifestado en Cristo Jesús (Jn 14, 6)
Jesús
enciende su luz en nuestros corazones y pone su fuego en nuestro interior (Lc
12, 49) ¿Cuándo la enciende? Cuando escuchamos su Palabra, su Luz entra en
nuestro corazón (cf Rm 10, 17) Al encender su Lámpara en nuestro corazón
reconocemos nuestra pecaminosidad, entramos en un juicio en el que Satanás es
expulsado de nuestra vida y luego caminamos en rectitud, es decir, en fidelidad
y en justicia a Dios y a los hombres.(cf Jn 16. 8) Somos entonces una Nueva
Creación (2 de Cor 5, 17) Los que estábamos lejos, ahora estamos cerca y los
que no éramos familia, ahora somos familia y conciudadanos del Reino de Dios.
(Ef 2, 17) Estamos en paz y estamos en Comunión con Dios en Cristo Jesús. La justicia de Dios, Jesucristo, se ha manifestado en nuestro favor (Rm 3, 21- 23)
La
invitación de Jesús: “Permanezcan en mi luz,” (Jn 15, 9) en “Mi amor, en mi verdad
y en mi vida” (Jn 14, 6) Ahora al tener la Palabra tenemos Luz: "Jesús
les habló otra vez diciendo: «Yo soy la luz del mundo; el que me siga no
caminará en la oscuridad, sino que tendrá la luz de la vida.»" (Jn
8, 12) Quien tiene la luz de la vida se hace hijo de Dios y discípulo de Jesús,
entra en l que llamamos conversión: "«Si os mantenéis en mi Palabra,
seréis verdaderamente mis discípulos, 32.y conoceréis la verdad y la verdad os
hará libres.»"(Jn 8, 31- 32) Con la libertad de los hijos de Dios
(Ga 5, 1) Ser libres de todo espíritu que no viene de la fe y que nos lleva al
pecado (cf Rm 14, 23) Ahora que estamos en Gracia de Dios podemos hacernos
hijos de Dios y hermanos de los hombres. Ha empezado nuestra conversión,
podemos entrar en la Plenitud de Dios (Col 2, 9)
La
Espiritualidad de la Luz. Caminar en la Verdad.
"Os
escribimos esto para que nuestro gozo sea completo. Y este es el mensaje que
hemos oído de él y que os anunciamos: Dios es Luz, en él no hay tiniebla
alguna. Si decimos que estamos en comunión con él, y caminamos en tinieblas,
mentimos y no obramos la verdad. Pero si caminamos en la luz, como él mismo
está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo
Jesús nos purifica de todo pecado. Si decimos: «No tenemos pecado», nos
engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados,
fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda
injusticia. Si decimos: «No hemos pecado», le hacemos mentiroso y su Palabra no
está en nosotros."(1 de Jn 1, 4- 10)
Lo
primero es romper con el pecado. Huir d él (1 de Tim 2,22) Huir de la
corrupción para participar de la naturaleza divina (2 de Cor 1, 4b) No tengamos
miedo reconocer nuestros pecados, “ya que Cristo vino al mundo a morir por los
pecadores, de los cuales yo soy el primero” ( 1 de Tim 1, 16) San Juan nos
sigue diciendo:
"Hijos
míos, os escribo esto para que no pequéis. Pero si alguno peca, tenemos a uno
que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el Justo. El es víctima de propiciación
por nuestros pecados, no sólo por los nuestros, sino también por los del mundo
entero." (1 de Jn 2, 1- 2)
El
segundo paso de la Espiritualidad de la Luz es guardar los Mandamientos: "Quien
dice: «Yo le conozco» y no guarda sus mandamientos es un mentiroso y la verdad
no está en él. Pero quien guarda su Palabra, ciertamente en él el amor de Dios
ha llegado a su plenitud. En esto conocemos que estamos en él. Quien dice que
permanece en él, debe vivir como vivió él. Queridos, no os escribo un
mandamiento nuevo, sino el mandamiento antiguo, que tenéis desde el principio.
Este mandamiento antiguo es la Palabra que habéis escuchado." (1 de Jn 2, 3- 7) El amor es la fuerza para guardar los
mandamientos y la Palabra (Jn 14, 21. 23) Una fe sin amor está muerta, es
estéril (Snt 2, 14)
El tercer paso de la Espiritualidad de la Luz es “guardarse
del mundo:” "No améis al mundo ni lo que hay en el
mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Puesto que
todo lo que hay en el mundo - la concupiscencia de la carne, la concupiscencia
de los ojos y la jactancia de las riquezas - no viene del Padre, sino del
mundo. El mundo y sus concupiscencias pasan; pero quien cumple la voluntad de
Dios permanece para siempre." (1 de Jn 2, 15- 17) Para vencer la
carne hay que despojarse del hombre viejo y revestirse del hombre nuevo en
justicia y en santidad (Ef 4, 23- 24)
El
cuarto paso de la Espiritualidad de la Luz es el “Guardarse de los anticristos”
"Hijos míos, es la última hora. Habéis oído que iba a venir un Anticristo;
pues bien, muchos anticristos han aparecido, por lo cual nos damos cuenta que
es ya la última hora. Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros.
Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero
sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros. En
cuanto a vosotros, estáis ungidos por el Santo y todos vosotros lo sabéis. Os
he escrito, no porque desconozcáis la verdad, sino porque la conocéis y porque
ninguna mentira viene de la verdad. ¿Quién es el mentiroso sino el que niega
que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo."(1
de Jn 2, 18- 22)
Mentiros es el que se llama ser cristiano, pero
no se convierte, no guarda los mandamientos ni la Palabra.
La
espiritualidad es una vida conducida por el santo, el Espíritu de Dios. Lo
contrario es la carne, una vida mundana y pagana. Está Espiritualidad de la Luz
puede ser llamada: Espiritualidad bíblica. Hay Espiritualidad donde hay “Vida
espiritual” y hay Vida donde hay Espíritu Santo. Es el que guía los hijos de
Dios (Rm 8, 14) Siempre nos lleva a Cristo para que haga de nuestrocorazón una
tierra que mane leche y miel, paz y dulzura espiritual.
Los
pilares de la Espiritualidad son la justicia y la caridad:
"Si
sabéis que él es justo, reconoced que todo el que obra la justicia ha nacido de
él." (1 de Jn 2, 29)
"Queridos,
amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido
de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es
Amor." (1 de Jn 4, 7- 8)
Hagamos de la
Palabra la Norma de Nuestra vida, el centro de nuestro corazón, la delicia de
nuestra vida. No nos contentemos con ser oyentes, seamos practicantes. Para no engañarnos
a nosotros mismos. (cf Snt 1, 22)
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