3. LA REVELACIÓN DE DIOS
1.- La Revelación.
“Así también nosotros, mientras éramos niños,
estábamos sujetos a servidumbre bajo las cosas elementales del mundo. Pero cuando vino la plenitud del tiempo, Dios envió a su
Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, a fin
de que redimiera a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción
de hijos.… (Gál 4, 4ss)
En
los últimos tiempos Dios se comunica a los hombres por medio de Jesucristo, su
Hijo, plenitud de la Revelación del Padre. (Heb 11,1). Pablo manifiesta el
Misterio al decirnos: “llegada la Plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo
nacido de Mujer” (Gál 4, 4). La buena noticia es que viene a liberar a los
oprimidos de la esclavitud de la Ley a traernos a Dios.
Con
el nacimiento de Jesús, Dios se revela, se manifiesta y se comunica con toda la
humanidad, (Jn 14, 7) Jesús es destinado a todos los hombres. La revelación de
Dios, no obstante estar destinada a todos, no todos la ven, la razón es que no
todos tienen el corazón disponible para ello.
Hoy
al igual que hace dos mil años, cuando Jesús nacía en el pesebre de Belén, los
mensajeros de Dios fueron los encargados de comunicar a los hombres el
“Acontecimiento más grande de todos los tiempos” Ellos, los mensajeros no
fueron enviados a todos para revelar el Nacimiento. Hoy al igual que entonces,
Dios, no a todos permite ver su Revelación, no porque él no quiera, sino por la
negativa de los hombres y el endurecimiento de sus corazones.
2.- Los que no vieron la revelación de
Dios.
Hoy
como hace dos o cuatro mil años, la pedagogía de Dios para darse a conocer y
manifestar el Misterio de su voluntad, no ha cambiado. Existe grupos de
personas que tienen unas notas especiales a quienes podemos afirmar que no se
les comunicó la noticia del Nacimiento de Dios entre los hombres. Hablaban
mucho de su venida, lo esperaban, pero allegar la Plenitud de los tiempos ni
cuenta se dieron.
a) Los Sumos sacerdotes.
Sería
porque estaban muy ocupados en los asuntos del Templo o en leer las Sagradas
Escrituras, pero lo cierto es que cuando los Reyes Magos llegan con ellos
preguntando dónde podían encontrar al Rey de los judíos que acaba de nacer,
sencillamente, aún sabiendo que nacería en Belén de Judá y que era el tiempo
marcado por las Escrituras (Mt 2,4), ni siquiera se preocuparon por ir a
investigar. Los sacerdotes del Templo de Jerusalén, no vieron la Revelación de
Dios.
b) Los gobernantes o poderosos del
momento.
Al
Cesar de Roma, que dominaba en Israel en ese momento, a sus gobernantes, a sus
oficiales y soldados tampoco se les envió un mensajero para darles a conocer lo
que estaba pasando en el pesebre de Belén. Tal vez estaban muy ocupados en
adquirir poder político sobre los pueblos y sobre las personas.
A
pesar de que no se les envió mensajero, con la visita de los Reyes Magos se
sintieron molestos e incómodos al oír hablar del nacimiento de un nuevo rey (Mt
2,3 ) y mirando sus intereses amenazados por la noticia, Herodes desató una
sangrienta persecución contra todos los menores de dos años. Persecución que es conocida como la masacre
de los Niños Inocentes.
c) Los comerciantes o mercaderes de
dinero.
Tampoco
a este grupo se les dio a conocer el Nacimiento del Hijo de Dios. Tal vez
estaban muy ocupados en hacer inventario de sus bienes, y así, contar sus
ganancias. Su gran interés era el de acumular mercancías y construir monopolios
de dinero. El dinero es el peor enemigo de la salvación, por lo tanto es la
barrera más gruesa que impide ver la Revelación de Dios.
d) Los traficantes de carne humana.
Dentro
de estos grupos se encuentran también los traficantes de carne humana; son
aquellos que venden a la mujer por dinero para saciar sus instintos de placer o
de riqueza. A ellos se unen los dueños de prostíbulos, cantinas, lugares donde
se denigra la dignidad humana y se comercializa con el dinero de los pobres.
Los buscadores de placeres, diversiones, orgías, alcoholismo, prostitución,
etc. Personas que hoy como ayer, no tienen tiempo para sí mismos o para sus familias,
tan solo piensan en divertirse.
3.- Los que sí vieron la revelación de
Dios.
Los
que vieron la manifestación de Dios eran personas que pertenecían al “pequeño
resto.” El grupo de los pobres de Yahve,” los anawins, que esperaba una
liberación espiritual que sólo podía venir de Dios y nunca de los poderosos de
la tierra. Este grupo había encarnado a lo largo de los siglos, y en medio de
opresiones y explotaciones por medio de las potencias extranjeras la “esperanza
mesiánica” El día del Mesías toda esclavitud será removida para dar lugar a la
espewranza de los pobres. Había también entre ellas personas de poco o nada de
conocimientos religiosos como los pastores, pero que a su vez, anhelaban una
liberación que llegaría con la venida del Mesías Jesús. Entre ellos destacan
algunos grupos.:
a) José, el prometido de María (Mt 1,
18-21)
Al
frente de este grupo de hombres fieles a la Ley y justos, se encuentra, José,
un hombre que amaba al Señor. Comprometido con María, se encontraba incómodo
por el embarazo de su prometida en el cual él no tenía que ver nada, no quiso
ponerla en evidencia, para que no fuera apedreada según las leyes judías,
decidió repudiarla en secreto. Así lo tenía planeado cuando el Ángel del Señor
se le apareció en sueños y le dijo: “José,
hijo de David, no temas tomar por esposa a María tu mujer porque lo engendrado
en ella es la obra del Espíritu Santo” (Mt 1,19ss).
Dios
mandó a su Ángel a ayudar a José en la duda que lo atormentaba, le reveló el
gran secreto y le dio autoridad sobre el Niño que nacería de María, y todo
porque él, era justo y casto a los ojos de Dios. Ser justo en sentido bíblico
significa estar lleno de virtud a la vez, es el que practica la justicia. Un varón de
Dios.
b) Los Pastores de Belén. (Lc 2, 8-13)
En
el siguiente grupo, San Lucas el evangelista de los pobres pone como primeros
destinatarios a los pastores de Belén. Los pastores eran hombres sencillos
despreciados por la clase religiosa y la sociedad por ser considerados impuros
y sin cultura alguna. Hombres acostumbrados a soportar las inclemencias del
tiempo y dormir a la intemperie (entiéndase esto por los atropellos de la
gente), fueron los elegidos para recibir la alegre noticia: “No temáis pues os anuncio una gran alegría,
que lo será para todo el pueblo: Os ha nacido hoy en la ciudad de David, un
salvador, que es el Cristo” (Mesías, Ungido). Los pastores fueron y
encontraron al niño tal como se les había dicho: “Envuelto en pañales y acostado en un pesebre” (Lc 2, 8- 12).
La señal que se les dio: pañales y
pesebre.
Nada portentoso, nada de lujos, nada de poderío, ni económico ni militar, sino
envuelto en la sencillez de los pobres de Yahvé. Los pastores creyeron en la
señal de Dios y se volvieron glorificando y alabando a Dios por lo que habían
visto y oído (Lc 2,20).
c) Los Reyes Magos de Oriente (Mt
2,1ss).
El
relato de los Reyes Magos se encuentra en el Evangelio de Mateo, que escribió
su Evangelio para cristianos convertidos del judaísmo a quienes les presenta
una salvación en primer lugar para los judíos: Con la llegada de los magos, la Salvación
será para todos los hombres y no sólo para los judíos.
Los
Reyes Magos representan a los pueblos paganos de los confines lejanos de la
tierra, son sabios atraídos por la Luz del Niño de Belén que dejan sus palacios
para rendir sus tributos a Cristo, el Señor.
d) El Anciano Simeón y la Profetiza Ana.
Pertenecientes
al pequeño resto de los Pobres de Yahveh. Simeón, hombre justo y piadoso que
esperaba la consolación de Israel; hombre lleno del Espíritu Santo que al tomar
el niño en sus brazos declara quien es el Niño: El Salvador y la Salvación de
Dios, y la misión que trae: “ser Luz
para los gentiles, iluminar a los que estamos en tinieblas, el que descubre las
intenciones de los corazones torcidos y perversos y frente a quien los hombres
se han de declarar a favor o en contra” (Lc 2,35). Jesús viene para todos pero
a nadie obliga. Su aceptación es libre, se le puede recibir o rechazar.
Simeón recoge las expectativas mesiánicas que realmente rodean el nacimiento de Cristo. El toma conciencia de que se halla delante del Mesías. Desde ese momento no le importa ya morir, su vida ha adquirido pleno sentido, "porque —dice— mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos: luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo, Israel". Aunque el misterio le Jesús le desbordara, Simeón ha percibido que el Mesías viene bajo la figura del Siervo sufriente, "puesto para que muchos en Israel caigan y se levanten; será como una bandera discutida" Por ello le anuncia a María que una espada le atravesará. el alma. María y José quedan abiertos al misterio: "estaban admirados de lo que se decía de él" (Lc 2, 25-35).
4.- Aplicación personal.
Cuando
en una sociedad se tiene como objetivo casi único de la vida la satisfacción
ciega de las apetencias y se encierra cada uno en su propio disfrute, allí se
mata la esperanza y aparece el vacío de Dios. Los satisfechos no trabajan por cambiar
el mundo. No les interesa un mejor futuro para todos y nunca se rebelan frente
a las injusticias, sufrimientos y absurdos del mundo. Por eso propongo:
·
Salir
de la rutina evangélica. Nos hemos acostumbrado a escuchar la Palabra de Dios
que ya no nos dice nada, como tampoco nos dicen nada los Sacramentos. Nos hace
falta una nueva efusión del Espíritu Santo que nos haga volver al amor del
principio.
·
Remover
obstáculos. ¿Qué es lo que nos puede estar impidiendo ver la Revelación de
Dios? Des-amor, des-unión, el egoísmo o rutina en las cosas de Dios, etc.
·
Preguntarnos
en cuál de los grupos anteriores nos podemos situar. Si nos encontramos en el
grupo de los buscadores de poder, prestigio o fama, diversiones, placeres,
dinero, etc. O por el contrario nos podemos situar entre los pobres de Yahveh,
buscadores de misericordia, justicia, verdad, humildad ymansedumbre.
·
Preguntarnos
si realmente queremos conocer a Dios y su Justicia, buscado su rostro en los
más necesitados, especialmente, en aquellos que no son de nuestro agrado,
también en ellos se nos revela Dios.
·
Quien
ama de verdad la vida y se siente solidario de todos los seres humanos sufre al
ver que todavía una inmensa mayoría no puede vivir de manera digna porque no
existen para ellos los medios necesarios, no están a su alcance. ¿Qué puedo
hacer?
4.
Canto: “No juzgará por
apariencias ni sentenciará sólo de oídas; defenderá con justicia al
desamparado, con equidad dará sentencia al pobre”
5.
Oración: “Te doy gracias,
Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado
a la gente sencilla. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce
quien es el Hijo sino el Padre, ni quien es el Padre sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar”
7. Compromiso personal. La Opción Fundamental por
Jesús, el Cristo.
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