PUES BIEN, USTEDES SON EL CUERPO DE CRISTO Y CADA UNO ES MIEMBRO DE ÉL

 


PUES BIEN, USTEDES SON EL CUERPO DE CRISTO Y CADA UNO ES MIEMBRO DE ÉL

 

Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu. El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos.

Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es miembro de él. En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas. ¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas y todos las interpretan? Aspiren a los dones de Dios más excelentes. (1 Cor 12, 12-14. 27-31)

¿Cómo entramos a la Iglesia? Entramos a la Iglesia por la fe y el Bautismo (Mc 16, 15; Gál 3, 26- 27) La Iglesia es la Familia de Dios; es el Cuerpo de Cristo y el Templo vivo del Espíritu Santo. Por el Bautismo nos hacemos partícipes de la Naturaleza divina (2 Pe 1, 4) Participamos de la Gracia de Dios. Somos hijos de Dios, hermanos de Jesucristo y templos del Espíritu Santo, nuestra fe es Trinitaria. Pero, sobre todo es Cristo céntrica por que el Hijo de Dios se hizo hombre para levantarnos a la dignidad de ser hijos de Dios. Nuestra fe es además Pnematológica por que el Espíritu Santo es el alma de la Iglesia. Pero también decimos y afirmamos que nuestra fe es Eclesiológica, porque somos miembros del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. "Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,"(Ef 4,4-5)

La Iglesia recibió de su Fundador su misma Misión, tal como lo dice la Sagrada Escritura: "Jesús se acercó a ellos y les habló así: «Me ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.»"(Mt 28, 18- 20) La Misión de Jesús es también la de la Iglesia. El destino de Jesús es también el de la Iglesia. El Anuncio de Jesús es también el de la Iglesia. El Culto de Jesus es el mismo que el de la Iglesia y la Moral de Jesús es también el de la Iglesia. La Iglesia no puede cambiar su Mensaje, ni su Culto ni su Moral porque dejaría de ser fiel a Jesucristo y a su Evangelio. Jesucristo se opuso rotundamente al divorcio y al adulterio, la Iglesia tiene que ser fiel a la voluntad de su Señor: "Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera?» El respondió: «¿No habéis leído que el Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre.» Dícenle: «Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?»"(Mt 19, 3- 7)

La respuesta de Jesús es clara y concisa: Por la dureza de su corazón. "Díceles: «Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer - no por fornicación - y se case con otra, comete adulterio.»"(Mt 19, 8-9)

El Mensaje o Anuncio del Señor es el mismo ayer, hoy y siempre: "«El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.»" (Mc 1, 15) Conversión y creer son dos palabras que significan lo mismo: pasarse de la antigua Alianza a la Nueva, a la de Jesús que fue sellada con su Sangre: "«Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»"(Mt 11, 28- 30) El yugo nos une con Jesús para que caminemos con él y aprendamos de él a vivir como hijos de Dios, como hermanos y como servidores del reino de Dios.

El Culto de Jesús brota y nace de la Nueva Alianza. "Holocaustos y sacrificios por el pecado no te agradaron. Entonces dije: ¡He aquí que vengo - pues de mí está escrito en el rollo del libro - a hacer, oh Dios, tu voluntad! Dice primero: Sacrificios y oblaciones y holocaustos y sacrificios por el pecado no los quisiste ni te agradaron - cosas todas ofrecidas conforme a la Ley - entonces - añade -: He aquí que vengo a hacer tu voluntad. Abroga lo primero para establecer el segundo."(Heb 10, 6- 9) La voluntad de Dios era que Jesús muriera para dar a luz el nuevo culto, naciera el nuevo pueblo de Dios, los sacramentos, y la nueva Ley. San Pablo nos habla del nuevo culto:

"Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.» Pues cada vez que coméis este pan y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor."(1 de Cor 11, 23- 27)

Todos son invitados a sentarse a la Mesa del Señor, pero hay que tener el “Traje de bodas.” "«Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda, le dice: "Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?" El se quedó callado. Entonces el rey dijo a los sirvientes: "Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes."(Mt 22, 11- 13) El traje de bodas es ser portador de una conciencia limpia y reconciliada, portadora de la Gracia de Dios. “Permanezcan en mi amor” (Jn 15, 9)

La Moral de Jesús es la misma ayer, hoy y siempre. “No he venido abolir la ley, sino a darle plenitud (Mt  5, 17) La Moral de Jesús está cimentada en tres bases: Guardar sus Mandamientos, guardar su Palabra y practicar sus virtudes para estar revestidos de Cristo (Jn 14, 21.23: Ef 4, 13) La ausencia de una de estas tres verdades es “llevar amores fingidos” “Amar sin fingimiento nos pide la Moral cristiana.” Pablo fiel a la enseñanza del Maestro de Nazaret nos dice: “Aborrezcan el mal y amen apasionadamente el bien” (Rm 12, 9) San Juan nos dice: “Rompan con el pecado y guarden los Mandamientos” (1 de Jn 1, 8; 2, 3)

La armonía del Anuncio, del Culto y de la Moral, es lo que Pablo llama: “Unidad por la Fe” (Ef 4, 13) Unidad que tiene como fundamento el Mandamiento regio de Jesús: Ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn 13,34) Y el que ama a Dios que ame también a sus hermanos (1 de Jn 4, 21) La verdad es que en la Iglesia todos somos pecadores y podemos pecar. Pero sabiendo que la fe es un don y es también una lucha, podemos mantenernos firmes y caminar en los caminos de Dios, siendo fieles a la Gracia de Dios. Se trata de la lucha del bien contra el mal.

En la Iglesia todos somos Uno en Cristo Jesús. Somos Unidad, siempre amenazada por la lucha. ¿Contra quién luchamos? Luchamos contra el pecado y sus aliados: el mundo, el maligno y la carne (Ef 2, 1- 3) Pero es conocido que nuestros peores enemigos salen de dentro de la misma Iglesia. “Cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas, y más. "Salieron de entre nosotros; pero no eran de los nuestros. Si hubiesen sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para poner de manifiesto que no todos son de los nuestros."(1 de Jn 2, 19)

Muchísimos son los que han sido ideologizados, han perdido la esencia del evangelio y quieren cambiar al Anuncio, el Culto y la Moral de Jesus, y atacan calumnian, difaman, hablan mal y atacan a la Iglesia. Presentan lo bueno como malo y a lo malo como bueno. Se les olvida que el pecado de uno le hace daño a todos. La Iglesia siempre ha sido perseguida, atacada para ser destruida, pero tiene una promesa de su fundador: “Yo estaré con Ustedes hasta la consumación de los siglos” (Mt 28, 20) Trabajemos por la Unidad de la Iglesia con nuestras oraciones: Ofrezcamos nuestros sufrimientos: Demos testimonio de Cristo y de la Iglesia por amor y con amor. Recordemos que la Iglesia es santa, pero, también en nosotros sus miembros somos pecadores necesitados de conversión. Que nadie nos robe el Evangelio y que nadie nos robe nuestra Comunidad.

Seamos fieles a la Palabra de Dios, a la Oración, a los Sacramentos, especialmente, a la Confesión y a la Eucaristía, a la Comunidad, a las Obras de Misericordia y al Apostolado. Todo lo que se hace con amor crece muy alto. Llega hasta al Cielo. Que nuestros juicios por nuestros pastores sean misericordiosos y compasivos. Oremos por ellos.

 

 

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search