NADIE HA SUBIDO AL CIELO SINO EL HIJO DEL HOMBRE QUE BAJÓ DEL CIELO Y ESTÁ EN EL CIELO

 


NADIE HA SUBIDO AL CIELO SINO EL HIJO DEL HOMBRE QUE BAJÓ DEL CIELO Y ESTÁ EN EL CIELO

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.(Jn 3, 13- 17)

Para Jesús el cielo es Dios, su Padre. Bajó del cielo y está en el cielo. Es decir, permanece en el Amor. El Padre y yo somos uno (Jn 14, 7) Por eso puede decirnos Ámense con el mismo amor que el Padre me ama” (cf Jn 17, 23) “Vengo para que tengan vida y la tengan en abundancia” (Jn 10, 10) Vino a traernos Vida divina que es Amor. Jesús vino a traernos a Dios, vino a traernos Amor. Porque Dios es Amor (1 de Jn 4, 8)

 

Por esa razón nos dice Pablo: "Aunque hablara las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo caridad, soy como bronce que suena o címbalo que retiñe. Aunque tuviera el don de profecía, y conociera todos los misterios y toda la ciencia; aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy. Aunque repartiera todos mis bienes, y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo caridad, nada me aprovecha."(1 de Cor 13, 1- 3)


Amar es entregarse y donarse a un alguien, a una persona para que se realice: “Tanto amó Dios al mundo que entregó a su único hijo” La única razón por lo que envío Dios al mundo es por el Amor. San Juan nos dice: “Qué el amor no consiste en que nosotros amamos a Dios sino en que él nos amor por primero y nos entregó a su Hijo (1 de Jn 4, 10) Y Jesús se entregó por mí, por todos para nuestra salvación.(Gál 2, 20; Ef 5, 2) Jesús es el Amor entregado a los hombres para redimirlos y salvarlos.

 

Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna. La salvación es un don gratuito, no se compra y no se vende, pero no es barata, fue comprada a precio de sangre. ¡Qué podemos hacer para salvarnos? Una sola cosa: Creer que Dios nos ama y que ese amor se ha manifestado en la Cruz de Jesús que nos amó hasta el extremo, hasta padecer y morir por todos. Creer que Jesús murió y resucitó para darnos el perdón de los pecados y darnos Espíritu Santo, es decir para darnos Vida eterna, para darnos a Dios.

 

Jesús no vino a juzgarnos ni a condenarnos. Vino a traernos el Amor de Dios, la Vida eterna, tal como lo dice Pablo: "El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios. Sino que se despojó de sí mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y apareciendo en su porte como hombre; y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de cruz. (Flp 2, 6- 8) Se despojó de lo que le era propio, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte. “Por lo cual Dios le exaltó y le otorgó el Nombre, que está sobre todo nombre. Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos, y toda lengua confiese que Cristo Jesús es SENOR para gloria de Dios Padre."(Flp 2, 9- 11)

Jesús ha realizado la “Obra del Padre,” desde la cruz. La cruz es la expresión del Amor de Cristo a los hombres. Ahora nos podemos preguntar: ¿De dónde viene el Amor y el Espíritu Santo, que están en nuestros corazones? (Rm 5, 5) La respuesta es lógica, vienen de la cruz de Cristo. Vienen de su “Sacrificio Redentor.” Sin Cruz no hay resurrección, no hay Vida eterna.

 

Pablo, el Apóstol nos dice como tenemos que amarnos los unos a los otros y amar a Dios: "La caridad es paciente, es servicial; la caridad no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe; es decorosa; no busca su interés; no se irrita; no toma en cuenta el mal; no se alegra de la injusticia; se alegra con la verdad. Todo lo excusa. Todo lo cree. Todo lo espera. Todo lo soporta. La caridad no acaba nunca. Desaparecerán las profecías. Cesarán las lenguas. Desaparecerá la ciencia. Porque parcial es nuestra ciencia y parcial nuestra profecía. Cuando vendrá lo perfecto, desaparecerá lo parcial. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño. Al hacerme hombre, dejé todas las cosas de niño. Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido. Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad."(1 de Cor 13, 4- 13)

 

La caridad es la vida y el amor de Dios derramada en nuestros corazones redimidos por la sangre de Cristo. Es paciente, es tolerante, es servicial. No nace y no brota de la carne, es decir de una vida mundana y pagana. Viene de la Cruz de Cristo. Todo lo excusa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. Esto nos lleva a crecer en Cristo, dejando atrás la niñez espiritual (cf Ef 4, 14). El Bautista nos dice el cómo: “Es necesario que yo disminuya para que él crezca” (Jn 3, 30) Hay que morir para nacer, lo que implica, “No te bajes de la Cruz. Es el camino del grano de trigo: ” "En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto. El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.”(Jn 12, 34- 26)Solamente podemos servir a Jesús desde la Cruz. Lo que equivale a “Permanezcan en mi amor” (Jn 15, 9) LA CRUZ ES EL QUIRÓFANO PARA EL NUEVO NACIMIENTO. Para nacer de Dios.


La Cruz de Jesús tiene dos dimensiones, una es negativa y la otra es positiva. La negativa: Despojaos del hombre viejo (Que significa morir al pecado, al ego) y la positiva: revestíos del hombre nuevo, Jesucristo (Ef 4, 23-24) El Ego es el padre de todos los vicios, hay que huir de ellos, hay que romper con ellos desde la cruz de Jesús. El Amor es el padre de todas las virtudes que tienen su origen en la Cruz de Jesús, en su sacrificio redentor. Todo lo bueno que viene de lo Alto, que viene de Dios pasa por la Cruz de Cristo. A la misma vez todo pecado perdonado pasa por la Cruz de Jesús. “En virtud de su sangre nuestros pecados son perdonados” (Ef 1, 7)

"¡cuánto más la sangre de Cristo, que por el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin tacha a Dios, purificará de las obras muertas nuestra conciencia para rendir culto a Dios vivo!"(Heb 9, 14) El culto a Dios pide un sacrificio, el de la Cruz que es de Jesús. Que se une al sacrificio interior, que se hace por amor, el nuestro:  (R, 12,1)

"Os exhorto, pues, hermanos, por la misericordia de Dios, que ofrezcáis vuestros cuerpos como una víctima viva, santa, agradable a Dios: tal será vuestro culto espiritual” (Rm 12, 1)

El culto y el amor son inseparables, son Unidad. El sacrificio que se hace con amor es agradable a Dios (Heb 11, 6) Por eso Pablo dice: La fe llegada a su madurez es amor, es caridad (Gál 5, 6)

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