YO
SANTIFICARÉ MI GRAN NOMBRE PROFANADO ENTRE LAS NACIONES
"Para
esto os ha llamado por medio de nuestro Evangelio, para que consigáis la gloria
de nuestro Señor Jesucristo." (2 Ts 2, 14)
"Me
dijo: «Hijo de hombre, ponte en pie, que voy a hablarte». El espíritu entró en
mí como se me había dicho y me hizo tenerme en pie; y oí al que me hablaba. Me
dijo: «Hijo de hombre, yo te envío a los israelitas, a la nación de los
rebeldes, que se han rebelado contra mí. Ellos y sus padres me han sido contumaces
hasta este mismo día. Los hijos tienen la cabeza dura y el corazón empedernido;
hacia ellos te envío para decirles: Así dice el señor Yahveh. Y ellos, escuchen
o no escuchen, ya que son una casa de rebeldía, sabrán que hay un profeta en
medio de ellos. Y tú, hijo de hombre, no les tengas miedo, no tengas miedo de
sus palabras si te contradicen y te desprecian y si te ves sentado sobre
escorpiones. No tengas miedo de sus palabras, no te asustes de ellos, porque
son una casa de rebeldía. Les comunicarás mis palabras, escuchen o no escuchen,
porque son una casa de rebeldía. «Y tú, hijo de hombre, escucha lo que voy a
decirte, no seas rebelde como esa casa de rebeldía. Abre la boca y come lo que
te voy a dar.» Yo miré: vi una mano que estaba tendida hacia mí, y tenía dentro
un libro enrollado. Lo desenrolló ante mi vista: estaba escrito por el anverso
y por el reverso; había escrito: «Lamentaciones, gemidos y ayes.»"(Ez
2, 1- 10)
El llamado de Dios a Ezequiel a ser profeta. Ezequiel se encuentra en el exilio de
Babilonia, es un desterrado. EL Jerusalén había sido sacerdote al servicio del
Templo. En el exilio estaba desempleado pues allá no había templo, ni
sacrificios, ni sacerdote, ni rey ni patria. El exilio es una tierra de
servidumbre, de esclavitud y de opresión. El profeta tiene que hacer camino donde
no hay camino, ha de abrir brecha donde no hay brecha. El pueblo de Dios está
en crisis de fe. Al ver las maravillas y al ver la riqueza de la cultura
caldea, se dan cuenta que ellos son pobres y analfabetas, ¿será que el dios de
los caldeos es más grande que el Dios de Israel?. En esta situación Ezequiel es
llamado a ser profeta para defender la fe del pueblo y para hablar en nombre
del Dios de Israel.
¿De qué debe hablar Ezequiel al pueblo de
Israel? “Abre la boca y come lo que
te voy a dar.» Yo miré: vi una mano que estaba tendida hacia mí, y tenía dentro
un libro enrollado.” Comete este libro, es decir, apréndetelo de memoria para
que les hables Palabra de Dios y no hables de otras cosas. Para que los animes,
los fortalezcas, los consueles y los corrijas. Son de cabeza dura, pero no les
tengas miedo. Te harán la guerra, te despreciaran, pero tú háblales, les guste
o no les guste. Y tú no sea rebelde como ellos, sé obediente y dócil a mi
Palabra. Tú eres mi boca.
Ezequiel es llamado el profeta del Espíritu
Santo que habló de la Nueva Alianza y del regreso a la Tierra prometida. :
"Y en las naciones donde llegaron,
profanaron mi santo nombre, haciendo que se dijera a propósito de ellos: «Son
el pueblo de Yahveh, y han tenido que salir de su tierra.» Pero yo he tenido
consideración a mi santo nombre que la casa de Israel profanó entre las
naciones adonde había ido. Por eso, di a la casa de Israel: Así dice el Señor
Yahveh: No hago esto por consideración a vosotros, casa de Israel, sino por mi
santo nombre, que vosotros habéis profanado entre las naciones adonde fuisteis.
(Ez 36, 20- 22)
Yo
santificaré mi gran nombre profanado entre las naciones, profanado allí por
vosotros. Y las naciones sabrán que yo soy Yahveh - oráculo del Señor Yahveh -
cuando yo, por medio de vosotros, manifieste mi santidad a la vista de ellos. Os
tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y os llevaré a
vuestro suelo. Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas
vuestras impurezas y de todas vuestras basuras os purificaré. (Ez 36, 23- 25)
Y
os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi
espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y observéis y
practiquéis mis normas. Habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo y yo seré vuestro Dios. Os salvaré de todas vuestras
impurezas, llamaré al trigo y lo multiplicaré y no os someteré más al"(Ez
36, 26- 29)
El profeta profetizó los tiempos de Cristo. "Entonces me dijo: «Hijo de hombre, estos
huesos son toda la casa de Israel. Ellos andan diciendo: Se han secado nuestros
huesos, se ha desvanecido nuestra esperanza, todo ha acabado para nosotros. Por
eso, profetiza. Les dirás: Así dice el Señor Yahveh: He aquí que yo abro
vuestras tumbas; os haré salir de vuestras tumbas, pueblo mío, y os llevaré de
nuevo al suelo de Israel. Sabréis que yo soy Yahveh cuando abra vuestras tumbas
y os haga salir de vuestras tumbas, pueblo mío. Infundiré mi espíritu en
vosotros y viviréis; os estableceré en vuestro suelo, y sabréis que yo, Yahveh,
lo digo y lo haga, oráculo de Yahveh.»" (Ez 37, 11- 14)
¿Qué hace Dios para abrir nuestras tumbas,
sacarnos de ellas y levarnos nuestro suelo? Nos envió a su Hijo (Jn 3, 16) "Pero, al llegar la plenitud de los
tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para
rescatar a los que se hallaban bajo la ley, y para que recibiéramos la
filiación adoptiva. La prueba de que sois hijos es que Dios ha enviado a
nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: ¡Abbá, Padre! De modo que
ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero por voluntad de
Dios." (Gál 4, 4- 7)
Ezequiel también profetizó dónde y cuál era
nuestro suelo. "A orillas
del torrente, a una y otra margen, crecerán toda clase de árboles frutales cuyo
follaje no se marchitará y cuyos frutos no se agotarán: producirán todos los
meses frutos nuevos, porque esta agua viene del santuario. Sus frutos servirán
de alimento, y sus hojas de medicina.»" (Ez 47, 12) Cristo es el
Santuario del que brota las “aguas vivas” Cristo es la “Casa de Dios.” Entramos
a ella por el Bautismo y somos incorporados al “Cuerpo de Cristo” (Gál 3,26) Y
por el Bautismo entramos en la Pascua de Jesús para ser hijos de la Nueva
Alianza, y ser así, “Propiedad de Dios.” Herederos con Cristo de la Herencia de
Dios (Rm 8, 17)
Ezequiel es el profeta de la Esperanza que
tiene como fundamento dos columnas:
La Promesa y el Acontecimiento. Nos prometió salvación y en Cristo todo se
cumple. Cristo abre nuestras sepulturas para que reconozcamos nuestros pecados,
y muere, para sacarnos del pozo de la muerte, del reino de las tinieblas y llevarnos
al reino de la Luz (Col 1, 13- 14) Resucita para darnos vida en abundancia (Jn
6, 39)Nos lleva a nuestro suelo que es la Comunidad Cristiana, nos quita el
corazón de piedra, lava nuestros corazones de los pecados que llevan a la muerte,
(Heb 9, 14) y nos da Espíritu Santo que realiza en nosotros la Obra de Jesús.
Ezequiel
como profeta habló de Cristo, de su Obra y del Nuevo Pueblo de Dios, la
Iglesia. Su mensaje era relativo, anunciaba castigos pero si el Pueblo se arrepiente
Dios lo perdona, no hay castigos. Anuncia bendiciones en abundancia, pero si el
pueblo se desvía no hay bendiciones. La Palabra del profeta se cumplía, era un
verdadero profeta.
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