Jesucristo
ha muerto y ha resucitado para nuestra salvación (Rom 4, 25)
Jesucristo ha resucitado victorioso: Se ha levantado de la
muerte. La muerte ha sido vencida. Ahora el que estaba muerto vive para
siempre. Cristo vive a la derecha del Padre, también en el corazón de los que
creen y de los que aman, en su Palabra y en los Sacramentos. Por eso nos ha
dicho: “Yo estaré con ustedes” (Mt 28, 20) Está con nosotros como Maestro, Salvador,
Cristo, Señor y Dios (cf Jn 20, 28) Por eso y para eso, Jesús, ha sido
constituido “Cristo y Señor” (Hech 2, 36) Desde nuestro interior ahora realiza
la Obra del Padre.
¿Dónde poder encontrarnos con Jesucristo Resucitado? 1. A
Jesucristo resucitado lo podemos encontrar en el camino de la vida. 2. En la
escucha de su Palabra. 3. En la hospitalidad, 4. En la Oración, 5. En la
fracción del Pan (Lc 24, 13- 34) 6. En el encuentro con los pobres (Mt 25, 31-
46) 7. En la pequeña comunidad (Mt 18, 20) 8. En el Apostolado (Mt 28, 20)
Gritos misioneros: El reino de Dios está cerca, conviértanse y crean en
el Evangelio (Mc 1, 15) “Levántate,
toma tu camilla y vete a casa” (Mc 2,11) “Vengan a mí los que están cansados y
agobiados” (Mt 11, 28). Jesús: “Vayan y proclamen que el
reino de Dios está cerca, hagan discípulos míos, curen enfermos y resuciten a
los muertos, gratis lo recibieron; denlo gratis (Mt 10, 7- 8)
Jesús: “Yo os envío como corderos
en medio de lobos, sed prudentes como serpientes y mansos como palomas” (Mt 10,
16)María: “Hágase en mi su Voluntad” (cf
Lc 1, 38). “Hagan lo qué él les diga” (Jn
2, 5) Pablo: “Despojaos, Revestíos,
Levantaos, Convertíos, Ofreceos, Fortaleceos, Huid, Buscad”
Pedro: “Huyan de la corrupción para
que participen de la naturaleza divina” (2 Pe 1, 4).
EL GRITO DEL PECADOR: Con la fuerza del Espíritu y en
virtud de la Sangre de Cristo el pecador grita: “Señor, si tu quieres puedes curarme” (Mc 1,
40) “Señor ten piedad de mí, soy un
pecador” (Lc 18, 13) “Me levantaré e
iré a mi Padre” (Lc 15, 18). Para confesar mis pecados y lavarme en la
fuente de su Misericordia. “Jesús, Hijo
de David, ten compasión de mí” (Lc 18, 38) Señor, que vea (Lc 18, 41).Para dar testimonio a mis hermanos
que Cristo está vivo en mi corazón, necesito la ayuda del Espíritu Santo (Hch
1, 8).Para quien ha resucitado en Cristo,
queda abierto el “Camino del Amor” y el anhelo del corazón es el “servicio
alegre” que brota de un corazón redimido para decir con otros: “He decidido creer
en Cristo y seguir a Cristo para entrar en su Pascua: “renuncio a la vida
mundana, y abrazo la voluntad de mi Dios y Señor” “Heme aquí oh Dios para hacer
tu voluntad” Jesús resucita Para quien ha resucitado en Cristo
lo viejo ha pasado. (2 Cor 5, 17) Ahora puede hablar las lenguas de la nueva
Alianza: “Perdón” “Gracias” “Te Amo” “Aquí estoy”, “En que te puedo Ayudar” “Todo tuyo Señor” “haz con mi vida lo que Tú
quieras” “Ánimo, el Maestro te llama” (Lc 18) “Compartiré mis bienes con los
necesitados” (Lc 19 ) “Señor, ¿Dónde me necesitas?” “Ábreme Señor mi mente y
explícame las Escrituras” (Lc 24 13ss) “Háblame Señor que tu siervo escucha” “He reconocido al Señor al partir el Pan” (cf Lc 24, 21) “Del Encuentro con Cristo ha
nacido este Misionero” (Jn 1, 39) “Gracias
mi Señor por sacarme del pozo de la muerte” y “Hacer de mi un instrumento de tu
amor.”
¿Para qué resucitar con Cristo?
dé Jesús resucita en mi corazón el Nuevo Nacimiento. (Jn 3, 1-5)
Ø Para que
por la fe, Cristo habite en mi corazón.(Ef 3, 17) Para que se
dé en mi “El paso de la muerte a la vida y de la aridez a las aguas vivas”. (Jn
7, 38) Para que se
dé en mi “El paso de las tinieblas a la luz de Cristo, y de la esclavitud a la
vida, a la verdad y al amor”. (Col 1, 13) Para que se
dé en mi “El paso del dominio de Satanás al dominio de Dios”. Para que se
dé en mi “El paso del pecado a la Gracia, a la vida en la Verdad, en el
Espíritu de Libertad”. (Rom 6, 1- 11) Para que
Cristo viva, ame y se entregue en mi corazón. (Fil 1, 21) Para que
sea hijo de Dios, hermano de los hombres y servidor de ellos. (Jn 13, 13-14) “Para que
yo sea propiedad total y exclusiva de Cristo el Señor”. Su discípulo misionero
en la Iglesia. (Gálatas 5, 24)
Algo para saber:
El Espíritu de la Resurrección es
Espíritu de Unidad, de Libertad y de Amor. Por su presencia en mi corazón se da
en mi la “Unidad en a fe” “El crecimiento en el conocimiento de Dios” y “La configuración con Cristo mi Señor” (cf Ef
4, 13).Tres cosas me trae la “vida
resucitada”: Unidad con Dios y con la Iglesia. Libertad y liberación del
desorden de los apegos. Amistad con Dios y con los otros. Amistad es Amor. Sólo
a la luz del Amor podremos construir una Comunidad Nueva, cimentada en la
Verdad, en el Amor y en la Vida.
Los Regalos de Cristo resucitado a su Iglesia:
“La Paz, la Alegría, la Misión, el
don del Espíritu Santo” “El Ministerio de la Reconciliación” “Los medios para
edificar la Iglesia y “La experiencia de la Resurrección” para decir con Santo
Tomás: Mi Señor y mi Dios. (Jn 20, 19ss)
La señales de la Resurrección:
La señal siempre será el Amor (1 Jn
3, 14). Amor que me hace decir: “Soy un ser original (único e irrepetible),
responsable, libre y capaz de amar para vivir en comunión con otros y en
proyección hacia la Plenitud en Cristo (Col 2, 9). “No estoy hecho, me estoy
haciendo con otros. Para que “con la Gracia de Dios y mis esfuerzos” ser
siempre una “persona resucitada” (1Cor 5, 17), para vivir como Cristo vivió (1
Jn 2, 6). Para “Caminar en la libertad de los hijos de Dios” (Gál 5, 1. 13)
Para servir al estilo de “Aquel que me amó y se entregó a la muerte por mí”
(G´l 2, 20). Razón por la que ya no estoy en la sepultura del pecado, ahora,
ocupo mi lugar en el cuerpo de Cristo (Rom 12, 5; 1 Cor 3, 19; 12, 12)
La persona resucitada ya no vive
para sí misma, ahora su vida es el Señor
(Rom 8, 7-8) y el vivir para sus hermanos. “Para la vida es Cristo y la
muerte una ganancia” (Flp 1, 21).
La consciencia de Misionero de Cristo. Por voluntad del Padre soy
siervo de Jesucristo y servidor de los hombres (Ef 1, 1). Razón por la que no
nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor y a nosotros
como servidores de Ustedes por amor a Jesús (2 Cor 4, 5).
El Camino de la Pascua. (Las cinco claves)
Ø Pertenecer
a Jesús para ser su discípulo y su siervo por amor (Lc 9, 23; Gál 5, 24).Amar a Cristo
en los hermanos y guardar sus Mandamientos (Mt 25, 36- 41; Jn 14, 21. 23) Todo
el que ama conoce a Dios y permanece en Él que nos amó primero (1 Jn 4, 10,
19). Seguir a
Jesús y vivir para ser alabanza de la Gloria de Dios como el ciego de Jericó
(Lc 18, 43). Lo que pide romper y abandonar las madrigueras y los nidos: la
vida mundana y pagana (Lc 9. 58). Romper con los criterios mundanos (Rom 12, 2). Servir a
Cristo siendo regalo salido de las manos de Cristo para los demás: “Vayan por
todo el mundo” (Mt 28, 209; Mc 16, 15) Enviado por amor y para amar a todos, a
quienes Cristo ama. Ser
sacrificio vivo, santo y agradable a Dios que ese sea mi culto espiritual: “acepto
la voluntad de Dios y me someto a ella” (Rom 12, 1).
El Camino de la Pascua se hace con María y con la Iglesia.
A la luz de la carta a los Romanos:
La Iglesia nace de la Pascua. Por el Bautismo morimos con Cristo, fuimos
sepultados con él y resucitamos con él a una nueva vida (6, 4ss).
Ø María
presente en la Encarnación, en la Visitación, en la Presentación, en el Primer
Milagro de Jesús, en la Misión de Jesús, presente junto a la cruz de Jesús y
presente en la “Fiesta Grande de Pentecostés”.
Ø María la
primera redimida, la primera creyente; la primera discípula, la primera
evangelizada, la primera en decir: “He aquí la esclava del Señor, hágase en mi
según su Palabra” (Lc 1, 38).
Ø María, la
misionera de su Hijo, siempre disponible para servir con prontitud (Lc 1, 39),
está presente en los momentos esenciales de la vida de Jesús, el Cristo de Dios
que ha unido al Cielo con la Tierra (Lc
1, 38), a Cristo con su Iglesia (Ef 5, 32).
Ø Ella es sin
más, Madre, Maestra, Modelo y Figura de la Iglesia. María la hija predilecta
del Padre. Quien quiera ser gozar de la “predilección del Padre” que se haga
creyente, discípulo misionero de Jesús. Que camine con ella hacia la Pascua
siendo dócil al Espíritu Santo y obediente
a la Palabra de Dios.
Ø María la
primera evangelizada y la primera evangelizadora nos muestra el Camino de la
Pascua: “Hagan lo que él les diga” (Jn 2, 5) para que conozcan el Nuevo
Nacimiento: El Paso de la muerte a la
vida.
“Si el grano de trigo no muere, estéril se queda” (Jn 12, 24)
Morir para dar fruto. Se trata de morir al pecado para vivir para Dios (Rom 6,
11). Es el darle muerte al hombre viejo, negándose a sí mismo (Lc 9, 23; Col 3,
5) para poder revestirse del Hombre Nuevo, Cristo Jesús en justicia y santidad
(Ef 4, 23-24; Col 3, 12). A esto Jesús le llamó Nuevo Nacimiento (Jn 3, 5,1-5)
Es el Nacer de lo Alto, el nacer de Dios (Jn 1, 11) con la fuerza del Espíritu
Santo. La clave del Nuevo Nacimiento es la “Escucha de la Palabra de Dios”,
semilla del Reino. Escuchemos lo que nos dice Dios en la Sagrada Escritura:
“Habéis purificado vuestras almas, obedeciendo a la verdad, para amaros
los unos a los otros sinceramente como hermanos. Amaos profundamente unos a
otros, con corazón puro, pues habéis sido reengendrados a partir de una semilla
no corruptible, sino incorruptible: la palabra de Dios viva y permanente. Pues
toda carne es como hierba, y todo su esplendor como flor de hierba; se seca la
hierba y cae la flor, pero la palabra del Señor permanece eternamente. Y ésta
es la palabra: la Buena Nueva que se os ha anunciado” (1 Pe 1,
23- 25)
La Palabra nos convence de:
La escucha de la Palabra nos lleva
al convencimiento de que Dios nos ama y que nosotros somos pecadores
necesitados de la Gracia de Dios manifestada en Cristo (Jn 16, 8ss). Nos
convence de que Dios nos ama. Nos
convence de que somos pecadores. Nos
convence de nuestra precariedad. Nos
convence de que no podemos salvarnos a nosotros mismos. Nos
convence que estamos necesitados de ayuda. Nos convence de que esa ayuda es
Jesús de Nazareth
Lo que la Palabra hace en nosotros.
Ø Nos lleva
al reconocimiento de la propia pecaminosidad (Lc 15, 11- 24).
Ø Nos invita
a dar la vuelta al Señor con un corazón contrito y arrepentido
Ø Nos acerca
a la confesión de nuestros pecados para recibir el perdón de Dios.
Ø Nos integra
a la Alianza Nueva como discípulos de Jesucristo en el Amor (Mt 19, 27)
Ø Nos pone de
pie para que busquemos la lechita, el alimento espiritual del Espíritu (1 Pe 2,
2).
Ø Enciende en
nuestros corazones con el fuego del Amor (Lc 12, 49)
Ø Nos guía
por los caminos de Dios como lámpara para nuestros pies y luz en nuestro camino
(Rom 12, 1- 21).
Ø Nos enseña
a llevar una vida digna del Señor, agradándole en todo, dando frutos y
creciendo en el conocimiento de Dios (Col 1, 10)
Ø Nos enseña
a vivir el arte de vivir en comunión, amando y sirviendo (Jn 13, 13-14. 34)
Ø Nos ayuda a
ser personas íntegras, sinceras, honestas y solidarias. (cf Jn 8, 31- 32)
Ø Nos
consagra para que nuestra vida esté al SERVICIO DE LA VIDA. (Jn 10, 10)
Ø Nos lleva
al conocimiento de Dios y de Cristo. ( Mt 16, 16: Col 1, 9- 12)
Ø Nos enseña
el camino de la salvación y de la perfección cristiana. (Jn 14, 6; 2 Tim 3,
14ss)
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