La virtud de la Constancia
“Constancia”. Ésta es la traducción de la palabra original griega, que es
rica en contenido. Incluye también paciencia,
perseverancia, resistencia, confianza. Perseverar en el Camino para
alcanzar la meta. Perseverar en la Oración para no secarse (Mt 26, 41) y estar
siempre verdes. Perseverar en la Palabra para conocer la verdad que nos hace
libres (Jn 8, 32). Perseverar en Cristo para dar frutos de vida eterna (Jn 15,
1- 10). Perseverar en la lucha para alcanzar la corona de la vida.
Creemos que la constancia es necesaria e indispensable en toda actividad
emprendida, sobre todo cuando se trata de nuestra conversión, como camino del
amor y de todo proyecto que emprendemos en la Iglesia buscando la Gloria de
Dios y el bien de los demás. Ser pacientes y perseverantes cuando sufrimos,
cuando somos tentados, cuando somos proclives a desanimarnos, cuando somos
atraídos por las seducciones del mundo, cuando somos perseguidos y calumniados
(cfr Eclo 2, 1ss).
¿Quién no se ha encontrado en alguna de estas circunstancias? Sabemos y lo hemos experimentado que, sin constancia, hemos sucumbido más
de una vez. A veces nos justificamos diciendo que somos humanos y que somos
débiles. La auto justificación debemos eliminarla, nos hunde y nos arrastra; en
vez de auto justificarnos, deberíamos reconocer nuestro pecado, pedir perdón y
comenzar nuevamente. Podemos caer, pero, no nos quedemos caídos para no perder
el “sabor”, llevaríamos una vida estéril.
Tal vez en este momento te sientas decaído, desanimado y con ganas de
abandonar el camino.
¿Qué hacer? Recomienza y... persevera. De otro modo, no puedes llamarte “cristiano”. Lo
sabes: quien quiere seguir a Cristo tiene que tomar cada día su cruz, debe
amar, al menos con la voluntad, el dolor. La vocación cristiana es una vocación
a la constancia. Pablo, el Apóstol, muestra a la comunidad su perseverancia
como signo de autenticidad cristiana. Y no duda ubicarla en el plano de los
milagros. Si además se ama la cruz y se persevera, se podrá seguir a Cristo que
está en el cielo y, por lo tanto, salvarse.
“Gracias a
la constancia salvarán sus vidas” (Lc 21, 19). Se pueden distinguir dos categorías de personas: las que sienten la
invitación a ser verdaderos cristianos, pero esta invitación cae en sus almas
como la semilla sobre el terreno pedregoso. Los que son constantes y los que no
lo son. Por un lado vemos mucho entusiasmo; somos como fuego de paja, y
después, muy pronto, no queda nada. Se nos llama “llamaradas de petate”. (cf Mt
13, 3- 9)
Las segundas, en cambio, reciben la invitación, como un buen terreno recibe
la semilla. Y la vida cristiana germina, crece, supera dificultades, resiste a
las tormentas. Éstas tienen constancia, perseverancia, paciencia, y... “Gracias
a la constancia salvarán sus vidas”. Naturalmente, si quieres perseverar no te
bastará apoyarte sólo en tus fuerzas. Te hará falta la ayuda de Dios. Pablo
llama a Dios: “El Dios de la constancia”. “El Padre de toda Misericordia y el
Dios de todo Consuelo” (2 Cor 1, 4).
Es a Él, entonces, que tienes que pedirla y Él te la dará. Porque si eres
cristiano no te puede bastar el haber sido bautizado o alguna esporádica
práctica de culto y de caridad. Te hará falta crecer como cristiano. Y todo
crecimiento, en campo espiritual, no puede acontecer si no en medio de las pruebas,
los dolores, los obstáculos, las batallas porque el “Reino de Dios está en
tensión y es de los que lo arrebatan” (Mt 11, 12) Hay quien sabe ser constante
de verdad: es el que ama. En la castidad: es el que ama. En la tribulación: es
el que ama. En la oración: es el que ama. El amor no ve obstáculos, no ve
dificultades, no ve sacrificios. Y la constancia… es el amor probado por el
fuego en el horno del sufrimiento. (1 de Pe 1, 6-7)
La
perseverancia es constancia. Jesús pidió constancia a los nuevos creyente: “Sí perseveran en mi Palabra,
serán mis discípulos, conocerán la verdad y la verdad los hará libres” (Jn 8,
31s) La constancia es contagiosa cuando se vive con alegría, con entusiasmo,
con amor. De ver dan ganas. Quien es constante da ánimo y contagia a los demás
para seguir hasta el final. Apuntemos
alto. Miremos lejos… la >>Cruz delante<< y el >>mundo
atrás<<. Tenemos una sola vida y es también breve. Apretemos los dientes
día tras día, afrontemos una dificultad tras de la otra para seguir a Cristo...
y salvaremos nuestras almas. (Chiara Lubic)
María: Mujer de la Constancia. María es la mujer de la constancia. Ella la Virgen Fiel, desde el
principio, hasta su último aliento. Es por eso Modelo y Figura de la Iglesia.
Para Ella la constancia es amor, es fidelidad, es abandono, es entrega, es
servicio, es Dios que encendió en su corazón el Fuego del Amor y pudo decir en
cada circunstancia de su vida: “he aquí la humilde esclava del Señor, hágase en
mí según su Palabra” (cf Lc 1, 38) María es constante en la oración, en la
escucha de la Palabra, en su vida de oferta y de fidelidad en situaciones
difíciles. Sin constancia la vida se marchita y se seca… no hay crecimiento, no
hay frutos… no hay amor…no hay conocimiento de Dios… no hay salvación.
(Focolares. Kiara Lubic)
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