ESTEBAN EL PROTO MÁRTIR DE LA IGLESIA CONFESÓ LA DIVINIDAD DE JESUCRISTO CON SU VIDA Y CON SU MUERTE.

 


ESTEBAN EL PROTO MÁRTIR DE LA IGLESIA CONFESÓ LA DIVINIDAD DE JESUCRISTO CON SU VIDA Y CON SU MUERTE.

En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y signos entre la gente. Algunos judíos de la sinagoga llamada "de los Libertos", procedentes de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no podían refutar la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. Entonces sobornaron a algunos hombres para que dijeran: "Nosotros hemos oído a este hombre blasfemar contra Moisés y contra Dios". Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas; cayeron sobre Esteban, se apoderaron de él por sorpresa y lo llevaron ante el sanedrín. Allí presentaron testigos falsos, que dijeron: "Este hombre no deja de hablar contra el lugar santo del templo y contra la ley. Lo hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret va a destruir el lugar santo y a cambiar las tradiciones que recibimos de Moisés". Los miembros del sanedrín miraron a Esteban y su rostro les pareció tan imponente como el de un ángel. (Hch 6, 8-15)

Esteban, uno de los siete diáconos, hombres llenos de fe y de Espíritu Santo. Era también un evangelista, un evangelizador, un catequista, un discípulo de Jesús y de los Apóstoles. Lleno de gracia y de poder, hacía muchos prodigios, su misión era acompañada por grandes obras, curaciones y milagros. Lo que despertaba envidia en los prosélitos de la diáspora que no podían con él, puesto que estaba lleno de Sabiduría y con el Poder de Dios con el que hablaba. Hablaba del Nombre de Jesús, de su Obra, de su muerte y de su resurrección. Por envidia alborotaron al pueblo, a los escribas y a los ancianos. Lo pusieron preso y lo llevaron ante el tribunal supremo: el Sanedrín.

Presentaron testigos falsos, lo mismo que habían hecho contra Jesús, manipularon a la chusma para poder condenarlo. Lo acusaron de no dejar de hablar contra el templo y contra la ley de Moisés. Nos ha dicho que Jesus, que dice que ha resucitado, va a destruir el templo y a cambiar las tradiciones del Moisés. El Sanedrín los escuchaba con atención, y mirando a Esteban, se quedaban impactados, al ver su rostro como el de un ángel.

Al oír esto, sus corazones se consumían de rabia y rechinaban sus dientes contra él. (Hch 7, 54) Esteban, lleno del Espíritu Santo, les contó completa la Historia de la Salvación, desde Abraham hasta Jesús, era un verdadero catequista. Ellos llenos de rabia arremetieron contra él. “Pero él, lleno del Espíritu Santo, miró fijamente al cielo y vio la gloria de Dios y a Jesús que estaba en pie a la diestra de Dios; y dijo: «Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre que está en pie a la diestra de Dios.» Entonces, gritando fuertemente, se taparon sus oídos y se precipitaron todos a una sobre él; le echaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearle. Los testigos pusieron sus vestidos a los pies de un joven llamado Saulo. Mientras le apedreaban, Esteban hacía esta invocación: «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Después dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió. Hech 7, 55- 60)

Para los judíos escuchar las palabras de Esteban que Jesús estaba de pie a la derecha de Dios, estaba confesando la Divinidad de Jesus. Les estaba diciendo que Jesucristo es Dios verdadero. No lo pudieron soportar, se tapan los oídos, rechinan los dientes y se precipitaron sobre él, lo sacan de la ciudad y lo apedrean. Antes de morir, se le abrieron sus labios y todos escucharon sus últimas palabras. «Señor Jesús, recibe mi espíritu.» Dobló las rodillas y dijo con fuerte voz: «Señor, no les tengas en cuenta este pecado.» Y diciendo esto, se durmió.

Allí estaba Saulo, sosteniendo la ropa de los que apedreaban a Esteban, el proto mártir. Saulo miró el rostro de Esteban. Escuchó la confesión de Esteban y sus últimas palabras. La oración por los que lo mataban, al igual que Jesús, con la diferencia que Esteban dirige su oración a Jesús, por que Jesús es Dios. Días después cuando Saulo iba por el camino de Damasco persiguiendo a los cristianos, a los seguidores del Camino. ¿No llevaría en su mente, el recuerdo de Esteban, sus palabras y sus oraciones? Lo más seguro es que la muerte de Esteban fue la semilla que Saulo llevaba cuando Jesús se le apareció en el camino de Damasco.

Con la muerte de Esteban se desató una persecución contra la Iglesia que sale de Jerusalén para lanzarse hasta los confines de la tierra, como Jesús se lo había dicho (Hch 1, 8)

 

 

 

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