MI CASA SERÁ LLAMADA CASA DE ORACIÓN PARA TODOS LOS PUEBLOS

 


MI CASA SERÁ LLAMADA CASA DE ORACIÓN PARA TODOS LOS PUEBLOS

 Esto dice el Señor: "Velen por los derechos de los demás, practiquen la justicia, porque mi salvación está a punto de llegar y mi justicia a punto de manifestarse.

Dichoso el hombre que hace esto y en ello persevera, el que se abstiene de profanar el sábado, el que aparta su mano de todo mal. No diga el extranjero que ha dado su adhesión al Señor: 'Sin duda que el Señor me excluirá de su pueblo'. A los extranjeros que se han adherido al Señor para servirlo, amarlo y darle culto, a los que guardan el sábado sin profanarlo y se mantienen fieles a mi alianza, los conduciré a mi monte santo y los llenaré de alegría en mi casa de oración. Sus holocaustos y sacrificios serán gratos a mi altar, porque mi casa será casa de oración para todos los pueblos".  Esto dice el Señor Dios, que reúne a los dispersos de Israel: "A los ya reunidos, todavía añadiré otros". Is 56, 1-3. 6-8

Un llamado a la salvación universal.

Velen por los derechos de los demás y practiquen la justicia para que sus holocaustos y sacrificios sean gratos a mi altar. ¿Qué sucede con los que ofrecen sacrificios sin justicia y sin caridad? No son agradables a Dios. El que guarda los Mandamientos y rechaza el mal es grato y agradable a Dios. Esto es para judíos y para gentiles. Los extranjeros que se hayan unido al Pueblo de Dios que no se sientan excluidos, son bien acogidos, pueden, servir, amar y darle culto. Si son fieles a la alianza serán conducidos a mi monte santo, serán santificados. Quedarán llenos de amor, de paz y de gozo (Ga 5, 22) y serán con pleno derecho, Pueblo de Dios.

"- «¿Con qué me presentaré yo a Yahveh, me inclinaré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré con holocaustos, con becerros añales? ¿Aceptará Yahveh miles de carneros, miríadas de torrentes de aceite? ¿Daré mi primogénito por mi delito, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?» «Se te ha declarado, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh de ti reclama: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios.»"(Mq 6, 6- 8)

Lo que Dios pide es un sacrificio que venga del interior, que se haga por amor: "El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias."(Slm 51, 19) El libro del Eclesiástico nos presenta otros sacrificios que son gratos y agradables a Dios: "Observar la ley es hacer muchas ofrendas, atender a los mandamientos es hacer sacrificios de comunión. Devolver favor es hacer oblación de flor de harina, hacer limosna es ofrecer sacrificios de alabanza. Apartarse del mal es complacer al Señor, sacrificio de expiación apartarse de la injusticia. No te presentes ante el Señor con las manos vacías, pues todo esto es lo que prescribe el mandamiento. La ofrenda del justo unge el altar, su buen olor sube ante el Altísimo. El sacrificio del justo es aceptado, su memorial no se olvidará. Con ojo generoso glorifica al Señor, y no escatimes las primicias de tus manos. En todos tus dones pon tu rostro alegre, con contento consagra los diezmos. Da al Altísimo como él te ha dado a ti, con ojo generoso, con arreglo a tus medios."(Eclo 35, 1- 8)

Tres sacrificios que son agradables a Dios a los que han sido justificados: El sacrificio de comunión, el sacrificio de alabanza y el sacrificio de reparación que consiste en “aborrecer el mal y amar el bien (Rm 12, 9) Para poder velar por el derecho y practicar la justicia. No te presentes con las manos vacías, lleva los frutos de la fe y los frutos de la Luz: La bondad, la verdad, la justicia (Ga 5, 22; Ef 5, 9)

A los ya reunidos, todavía añadiré otros.

 "También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor."(Jn 10, 16) Estas ovejas son los extranjeros, los que no eran judíos, pero al creer en Jesús, escucharon su Palabra y lo siguieron, son ahora Pueblo de Dios. Por la fe y el Bautismo se han incorporado y revestido a Cristo (Gá 3, 26- 27) Tal como lo dice el libro de los Hechos: "Pedro les contestó: «Convertíos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo; pues la Promesa es para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para cuantos llame el Señor Dios nuestro.»Con otras muchas palabras les conjuraba y les exhortaba: «Salvaos de esta generación perversa.»"(Hch 2, 38- 40)

Jesús en virtud de su sangre hace de los dos pueblos un sólo pueblo, el Pueblo de Dios. "Así que, recordad cómo en otro tiempo vosotros, los gentiles según la carne, llamados incircuncisos por la que se llama circuncisión - por una operación practicada en la carne -, estabais a la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz,"(Ef 2,11- 15)

Ahora para todas el mismo Mensaje: "Mas ahora, desechad también vosotros todo esto: cólera, ira, maldad, maledicencia y palabras groseras, lejos de vuestra boca. No os mintáis unos a otros. Despojaos del hombre viejo con sus obras, y revestíos del hombre nuevo, que se va renovando hasta alcanzar un conocimiento pefecto, según la imagen de su Creador, donde no hay griego y judío; circuncisión e incircuncisión; bárbaro, escita, esclavo, libre, sino que Cristo es todo y en todos. Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección."(Col 3, 8- 14)

Ahora todos los que hemos creído en Cristo, somos Pueblo de Dios: "Pero vosotros sois linaje elegido, sacerdocio real, nación santa, pueblo adquirido, para anunciar las alabanzas de Aquel que os ha llamado de las tinieblas a su admirable luz vosotros que en un tiempo no erais pueblo y que ahora sois el Pueblo de Dios, de los que antes no se tuvo compasión, pero ahora son compadecidos. Queridos, os exhorto a que, como extranjeros y forasteros, os abstengáis de las apetencias carnales que combaten contra el alma. Tened en medio de los gentiles una conducta ejemplar a fin de que, en lo mismo que os calumnian como malhechores, a la vista de vuestras buenas obras den gloria a Dios en el día de la Visita."(1 de Pe 2, 9- 12)

Este pueblo tiene por Cabeza a Jesús el Cristo [Ungido, Mesías]: porque la misma Unción, el Espíritu Santo fluye desde la Cabeza al Cuerpo, es "el Pueblo mesiánico". — "La identidad de este Pueblo, es la dignidad y la libertad de los hijos de Dios en cuyos corazones habita el Espíritu Santo como en un templo" (LG 9).

Jesús oró por la Unidad de su Pueblo: "Ellos no son del mundo, como yo no soy del mundo. Santifícalos en la verdad: tu Palabra es verdad. Como tú me has enviado al mundo, yo también los he enviado al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo, para que ellos también sean santificados en la verdad. No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí, para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado."(Jn 17, 16- 21)

Amemos con Jesús a la Iglesia: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, purificándola mediante el baño del agua, en virtud de la palabra, y presentársela resplandeciente a sí mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada."(Ef 5, 25- 27)

"Te escribo estas cosas con la esperanza de ir pronto donde ti; pero si tardo, para que sepas cómo hay que portarse en la casa de Dios, que es la Iglesia de Dios vivo, columna y fundamento de la verdad."(1 de Tim 3,14- 15)

"En una casa grande no hay solamente utensilios de oro y de plata, sino también de madera y de barro; y unos son para usos nobles y otros para usos viles. Si, pues, alguno se mantiene limpio de estas faltas, será un utensilio para uso noble, santificado y útil para su Dueño, dispuesto para toda obra buena."(2 de Tim 2, 20- 21)

La Iglesia es santa y a la vez pecadora, necesitada de purificación: "Revestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, de bondad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente, si alguno tiene queja contra otro. Como el Señor os perdonó, perdonaos también vosotros. Y por encima de todo esto, revestíos del amor, que es el vínculo de la perfección."(Col 3, 12- 14)



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