JESÚS ES EL DON DE DIOS A LOS HOMBRES PECADORES.

 

 


JESÚS ES EL DON DE DIOS A LOS HOMBRES PECADORES.

Dios envió su palabra a los israelitas, anunciando la paz que traería Jesucristo: Jesús es el Señor de todos. (Hch 10, 36) La misericordia y la fidelidad se encuentran. Aleluya.  La justicia y la paz se besan. Aleluya.

¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que proclama la paz, que anuncia la buena noticia, que pregona la justicia, que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».(Is 52, 7)

El Mensajero de la paz es Jesús. La Paz de Jesús es armonía consigo mismo, con Dios y con los demás. Jesús proclama la paz y pregona la justicia. Jesús nos dejó una dinastía de mensajeros de la Paz, la primera fue su Madre, luego sus Apóstoles, después miles y miles de discípulos que se arriesgaron a seguir a Jesús para ser servidores de la paz, para todos ellos es esta bienaventuranza: “Dichosos los que trabajan por la paz porque serán llamados hijos de Dios” (Mt 5, 9)

Escucha: tus vigías gritan, cantan a coro, porque ven cara a cara al Señor, que vuelve a Sión. Romped a cantar a coro, ruinas de Jerusalén, porque el Señor ha consolado a su pueblo, ha rescatado a Jerusalén. Ha descubierto el Señor su santo brazo a los ojos de todas las naciones, y verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.(Is 52, 3-4)

Jesús es el Revelador del Padre. En su rostro, en sus palabras y acciones descubrimos el Rostro de Dios.  En Jesús descubrimos que Dios es Padre, es Amor, es Perdón y es Libertad. Jesús es el Salvador y la Salvación que el Padre envía a los hombres. "Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve"(Jn 3, 16- 17) La Salvación que Dios nos ofrece en Cristo, su Hijo, es un don gratuito e inmerecido, pero no es barato.

Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Su diestra le ha dado la victoria (Slm 97, 2) El cántico nuevo es el canto de los redimidos, es el canto del Amor, se canta con la vida. El Señor da a conocer su salvación, revela a las naciones su justicia. Se acordó de su misericordia y su fidelidad en favor de la casa de Israel. La Justicia de Dios se ha manifestado en Jesucristo, nacido de mujer para liberarnos de la esclavitud de la ley (Rm 3, 23; Ga 4, 4-6) Dios es fiel y cumple lo que promete, prometió salvación antiguamente y lo ha cumplido (Lc 1, 55)

Dios no es mudo ni esta sordo, ni está ciego, ni es cojo. Nos habló por medio de los profetas, y ahora nos ha hablado por su Hijo. (Heb 11, 1) Habló a Moisés diciendo: "Dijo Yahveh: «Bien vista tengo la aflicción de mi pueblo en Egipto, y he escuchado su clamor en presencia de sus opresores; pues ya conozco sus sufrimientos. He bajado para librarle de la mano de los egipcios y para subirle de esta tierra a una tierra buena y espaciosa; a una tierra que mana leche y miel, al país de los cananeos, de los hititas, de los amorreos, de los perizitas, de los jivitas y de los jebuseos."(Ex 3, 7- 8) Ahora envía a su Hijo a liberar a los hombres de la esclavitud del pecado para llevarlos al reino del Hijo de su Amor (Col 1, 13)



Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.(Heb 1, 2- 3) La herencia del Hijo es Dios que comparte con los suyos (Rm 8, 17) Aquellos que han sido redimidos, reconciliados y salvados por la sangre de Cristo, que ahora está sentado a la derecha del Padre, es decir, está sentado en el poder de su Divinidad, dando a sus creyentes Espíritu Santo. Jesús viene a buscar lo que estaba perdido. Viene a restaurar las casas en ruinas (Is 58, 12)


En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios. Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho. (Jn 1, 1-2) Tres hermosísimas realidades nos dice Dios de su Hijo: es la Palabra, La Luz y la Vida. Lo primero que hace Jesús, el Hijo de Dios y de María, fue darnos su Palabra, semilla del Reino. La escucha de la Palabra engendra la fe, la confianza, la esperanza y la caridad. Nos lleva al Nuevo Nacimiento.

La Palabra se hizo carne y puso su Morada entre nosotros. (Jn 1, 14) Jesús, es Emmanuel, Dios con nosotros, Dios entre nosotros y Dios en favor de nosotros.  Tomó nuestra condición humana, se hizo pobre, siendo rico, para enriquecernos con su pobreza (2 de Cor 8, 9) Los pastores lo encontraron envuelto en pañales y recostado en un pesebre (Lc 2, 16) Envuelto en nuestras debilidades y fragilidades, sin dejar de ser Dios, se anonadó, se despojó de lo que le era propio, se humilló a sí mismo y se hizo obediente hasta la muerte (Flp 2, 6- 8) Todo, para salvarnos y sacarnos del pozo de la muerte y para darnos vida eterna. “Para eso he4 venido, para que tengan vida en abundancia” (In 10, 10) Quién tiene la vida , tiene la luz. Cristo es la Palabra, la Luz y la Vida (Jn 8, 12; 11, 25; 14,6) “Y el que tiene esa luz no camina en tinieblas” ( Jn 8, 12) “Ha roto con el pecado” (1 De Jn 1, 8) “Ha lavado sus pecados en la sangre de Cristo (Ef 1, 7) y ha lavado sus corazones de los pecados que llevan a la muerte (Heb 9, 14) Es una Creación Nueva (2 de Cor 5, 17).

 

Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió. Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron. Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre. Estos no han nacido de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de varón, sino que han nacido de Dios. La tiniebla es la maldad, la soberbia, la mentira que hacen lucha contra la humildad, la verdad y el amor, la justicia de Jesús. La tiniebla lucha contra la luz y contra los hijos de la luz (Ef 5, 9) Jesús fue rechazado y crucificado, pero a los que creen en él Dios les concedió poder llegar hacerse hijos de Dios. Es el nacer de lo Alto, nacer de Dios (Jn 3, 1- 5) Los hijos de Dios son hijos de la Luz y de la Vida. Jesús les llamó “Luz del Mundo” (Mt 5, 13) Como hijos de Dios deben caminar con las lámparas encendidas (Lc 12,35)                                       


Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia. Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer. (Jn 1, 17- 18) Cristiano es el que acepta la salvación como Gracia y no como algo que merece. Todo don que viene de Dios es Gracia, la conversión es Gracia, la santidad es Gracia, el perdón de los pecados es Gracia, y que no caigamos es Gracia. No hay nada para presumir, porque entonces no compartir lo que tenemos y lo que somos con los más débiles. Seamos dones de Cristo para los demás.

 

La única razón por la que Dios envío a su Hijo al mundo para salvarlo es por Amor. Y el Hijo abrazó la Voluntad de Dios por amor y se ofreció al Padre por los hombres para nuestra salvación. Por Gracia hemos sido salvados. Pero, Dios respeta nuestra voluntad. Jesús a nade forzó ni obligó, como tampoco manipuló a nadie. “Si tú quieres” puedes salvarte o si tu quieres puedes perderte, la decisión es tuya. Podemos creer o no creer. Podemos hacer el bien o hacer el mal. Podemos perdonar a podemos no perdonar. Pero, de lo que hagamos somos responsables. Somos libres para hacer el bien o hacer el mal. Para salvarnos o para perdernos. Cristo respeta nuestras decisiones, siempre.

 

Tú decides, y Dios te respeta. Dios te ha dado el “Libre albedrío”




 

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