LA RELIGIÓN PURA E INTACHABLE ANTE DIOS PADRE ES ÉSTA VISITAR A LOS HUÉRFANOS Y A LAS VIUDAS EN SU TRIBULACIÓN Y CONSERVARSE INCONTAMINADO DEL MUNDO.

 


LA RELIGIÓN PURA E INTACHABLE ANTE DIOS PADRE ES ÉSTA VISITAR A LOS HUÉRFANOS Y A LAS VIUDAS EN SU TRIBULACIÓN Y CONSERVARSE INCONTAMINADO DEL MUNDO.

Hermanos: Basta que cada uno declare con su boca que Jesús es el Señor y que crea en su corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, para que pueda salvarse. En efecto, hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y declarar con la boca para alcanzar la salvación. Por eso dice la Escritura: Ninguno que crea en él quedará defraudado, porque no existe diferencia entre judío y no judío, ya que uno mismo es el Señor de todos, espléndido con todos los que lo invocan, pues todo el que invoque al Señor como a su Dios, será salvado por él.

Lo primero es creer para después anunciar. Creer que Jesús nos amó hasta el extremo (Jn 13, 1) Hasta morir y entregar su vida por todos, para perdón de nuestros pecados. (Ef 5, 2; 5, 25) Creer que Jesús ha resucitado para darnos “Vida eterna” (Rm 4, 25) Porque si no creemos que Cristo ha resucitado vana es nuestra fe (1 de Cor 15, 17) Ahora bien creemos que Cristo resucitó, pero, ¿ha resucitado en nuestro corazón? Si Cristo ha resucitado en nuestro corazón, entonces hay una fe viva, una esperanza cierta y una caridad ardiente. Estamos en la GRACIA DE DIOS. y Cristo vive en nuestros corazones, según las palabas del apóstol: "Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios. A Aquel que tiene poder para realizar todas las cosas incomparablemente mejor de lo que podemos pedir o pensar, conforme al poder que actúa en nosotros,"(Ef 3, 17- 20)

La señal que Cristo ha resucitado en nuestro corazón es el Amor. "Hijos míos, que nadie os engañe. Quien obra la justicia es justo, como él es justo." (1 de Jn 3, 7) "Nosotros sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida, porque amamos a los hermanos. Quien no ama permanece en la muerte."(1 de Jn 3, 14) "Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor. En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados." (1 de Jn 4, 7- 10)

Si alguien se llama cristiano, pero no ama, es un mentiroso y la verdad no está en él (1 de Jn 2, 3) “En efecto, hay que creer con el corazón para alcanzar la santidad y declarar con la boca para alcanzar la salvación.” La fe viene de lo que se escucha, la Palabra de Dios que entra por oídos para bajar al corazón y hacer su obra “La redención y la salvación de Jesucristo.” Del corazón sube a nuestros labios para que confesemos a Jesús como nuestro Salvador, como nuestro Maestro y como nuestro Señor. El corazón es nuestro centro. Desde de dentro pasa a la mirada, a los pensamientos, a los labios, a las manos y a nuestros pies. Para que conducidos por la Palabra estemos llenos de vida, de luz, de amor de la fuerza de Dios. (cf Jn 8, 12) Este es el camino para vivir para Cristo, y entonces, le pertenecemos, lo amamos y le servimos. Para poder decir con Pablo: "Si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así que, ya vivamos ya muramos, del Señor somos."(Rm 14, 8)

No podemos confesar a Jesús como Señor con el corazón vacío, con una fe muerta. Jesús nos advierte al decirnos: "«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23)

Para ser predicadores de Cristo hay que ser fieles a Cristo, a su evangelio y a su Iglesia (1 de Cor 4, 1) Con palabras de Juan: "Decía, pues, Jesús a los judíos que habían creído en él: «Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres.»"(Jn 8, 31- 32) Cristo es la Verdad, el Amor y la Vida (Jn 14, 6) Caminar en la Verdad nos lleva a tener una “Fe sincera, un corazón limpio y una conciencia recta” (1 de Tim 1. 5) Fe y Amor son inseparables, tal como lo dice Pablo: "Por eso, también yo, al tener noticia de vuestra fe en el Señor Jesús y de vuestra caridad para con todos los santos." (Ef 1, 15) La fe llegada a su madurez es amor, es caridad (Ga 5, 6) Jesús nos advierte: “Vendrán muchos en mi Nombre, que nadie los engañe.” (Mt 24, 4- 5).

Aparecen los falsos profetas que dicen una cosa y hacen otra, falso profeta es el que hace de la religión su negocio. Pablo nos advierte: "Antes bien, hemos repudiado el silencio vergonzoso no procediendo con astucia, ni falseando la Palabra de Dios; al contrario, mediante la manifestación de la verdad nos recomendamos a nosotros mismos a toda conciencia humana delante de Dios."(2 de Cor 4, 2) Y en seguida nos da una señal de autenticidad: "No nos predicamos a nosotros mismos, sino a Cristo Jesús como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús."(2 de Cor 4, 5)

Santiago nos confirma lo anterior al decirnos: "La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a los huérfanos y a las viudas en su tribulación y conservarse incontaminado del mundo." (Snt 1, 27) Tal como lo había dicho el profeta Isaías: "Y al extender vosotros vuestras palmas, me tapo los ojos por no veros. Aunque menudeéis la plegaria, yo no oigo. Vuestras manos están de sangre llenas: lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda."(Is 1. 15- 17)

Hagamos vida la Palabra de Dios que escrita es letra muerta. La Palabra ha de vivirse, ponerla en práctica para que sea luz, vida y amor. La fe sin obediencia está muerta. La Palabra que se pone en práctica, es obedecida, se hace en Palabra crucificada y resucitada. Escuchemos la Palabra que nos dice:

"Yo a los que amo, los reprendo y corrijo. Sé, pues, ferviente y arrepiéntete. Mira que estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias."(Apoc 3, 19- 22)



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