CÓMETE ESTE LIBRO EN TU BOCA TE SABRÁ COMO LA MIEL PERO TE AMARGARÁ LAS ENTRAÑAS.

 


CÓMETE ESTE LIBRO EN TU BOCA TE SABRÁ COMO LA MIEL PERO TE AMARGARÁ LAS ENTRAÑAS.

Yo, Juan, oí de nuevo la voz que ya me había hablado desde el cielo, y que me decía: “Ve a tomar el librito abierto, que tiene en la mano el ángel que está de pie sobre el mar y la tierra”.

Me acerqué al ángel y le pedí que me diera el librito. Él me dijo: “Tómalo y cómetelo. En la boca te sabrá tan dulce como la miel, pero te amargará las entrañas”.

Tomé el librito de la mano del ángel y me lo comí. En la boca me supo tan dulce como la miel; pero al tragarlo, sentí amargura en las entrañas. Entonces la voz me dijo: “Tienes que volver a anunciar lo que Dios dice acerca de muchos pueblos, naciones y reyes”. Apoc 10, 8-11

El librito es la Biblia, que contiene la revelación que Dios hace de sí mismo y de su voluntad, la salvación de todos los hombres (1 de Tim 2, 4) Juan lo pide, y el ángel le dice: Tómalo y cómetelo. En tu boca te sabrá dulce como la miel, pero cuando lo pongas en práctica te sabrá amargo en tus entrañas. No basta con leerlo y meditarlo, ponlo en práctica para ser el primero en creer, en vivirlo y en anunciarlo. Ya el profeta Ezequiel había recibido las mismas instrucciones:

"Y me dijo: «Hijo de hombre, come lo que se te ofrece; come este rollo y ve luego a hablar a la casa de Israel.» Yo abrí mi boca y él me hizo comer el rollo, y me dijo: «Hijo de hombre, aliméntate y sáciate de este rollo que yo te doy.» Lo comí y fue en mi boca dulce como la miel. Entonces me dijo: «Hijo de hombre, ve a la casa de Israel y háblales con mis palabras. Pues no eres enviado a un pueblo de habla oscura y de lengua difícil, sino a la casa de Israel." (Ez 3, 1- 5)

Cómetelo significa, apréndetelo de memoria para que puedas anunciarlo sin miedo a este pueblo que es de cabeza dura y servil. El librito contiene la Ley, los profetas, los salmos, la sabiduría y el Nuevo Testamento. Santiago nos dirá no basta con oír sus palabras, hay que ponerlas en práctica (Snt 1, 22) En el librito contiene desde el principio a fin, lo que Dios quiere que se haga y lo que no se haga: Guarda mis Mandamientos y mi Palabra, cultiva el bien y rechaza el mal. “No tengas miedo que yo estaré con ustedes” (Mt 28, 20) Haz de este librito la delicia de tu corazón, porque contiene la Voluntad de Dios, la salvación en Cristo y por Cristo (Jn 4, 34) Y recuerda hay que padecer antes de entrar en la Gloria (Lc 24, 27).

Una respuesta generosa a este Libro, es decir a la Voluntad de Dios siempre será el Salmo responsorial: .

R. (103a) Mi alegría es cumplir tus mandamientos. Más me gozo cumpliendo tus preceptos que teniendo riquezas. Tus mandamientos, Señor, son mi alegría,
ellos son también mis consejeros.

R. Mi alegría es cumplir tus mandamientos. Para mí valen más tus enseñanzas
que miles de monedas de oro y plata. ¡Qué dulces al paladar son tus promesas!
Más que la miel en la boca.

R. Mi alegría es cumplir tus mandamientos. Tus preceptos son mi herencia perpetua,
la alegría de mi corazón. Hondamente suspiro, Señor
, por guardar tus mandamientos. R. Mi alegría es cumplir tus mandamientos.

Los que son de Jesús, guardan sus Mandamientos y practican su Palabra para construir sus casas sobre Roca Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor; yo las conozco y ellas me siguen. (Jn 10, 27) Seguir a Jesús es confiar, es obedecer y es amarlo con todo el corazón con toda la mente y con toda el alma y al prójimo como a sí mismo.(Lc 10, 27) Esto implica intercambiar con Jesús nuestras miserias por su misericordia para poder pasar de la muerte a la vida (Rm 6, 23) Pasar de las tinieblas a la luz (Col 1, 13) Pasar de las injusticias a la Justicia (Rm 5,1) Pasar del Pecado a la Gracia. (Rm 5, 5)


El relato evangélico.
 

Aquel día, Jesús entró en el templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles: “Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido en cueva de ladrones”. Jesús enseñaba todos los días en el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del pueblo, intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el pueblo estaba pendiente de sus palabras. Lc 19, 45-48

Habían hecho de la religión un negocio. No tienen en cuenta el culto y la Palabra de Dios, sólo piensan en el dinero. El templo es el lugar sagrado por excelencia. Un lugar para encontrarse con Dios, para escucharlo y para orarlo. Y salir como el publicano justificados por la Gracia de Dios (Lc 18, 14) “Mi casa es casa de oración, pero ustedes lo han convertido en cueva de ladrones” que matan, dividen espantan y matan con sus palabras y con su mal testimonio.

Jesús purifica el Templo con su Presencia y con si Palabra hace discípulos para que conozcan la verdad y los libere (Jn 8, 31- 32) La purificación del templo pide creer en Jesús pata apropiarse de los frutos de la Redención de Cristo: El perdón, la Paz, la resurrección y el don del Espíritu Santo. El virtud de la sangre de Cristo perdona nuestros pecados (Ef 1, 7) Por su Paz estamos reconciliados con Dios y con los hombres. Por su Resurrección pasamos de la muerte a la vida (Rm 4, 25) Y por el don del Espíritu Santo se actualiza en nuestra vida la Obra redentora de Cristo para poder llevar nuestra vida como una hostia viva, santa y agradable a Dios (Rm 12, 1)                        

Los jefes de la religión querían matar a Jesús, pero no sabían cómo, pues el pueblo escuchaba con agrado y alegría la Palabra de Jesús que hablaba con autoridad, (Lc 4, 32) Jesús a los que ha justificado y purificado les dice: Permanezcan en mi amor”  “Guarden mis Mandamientos y mi Palabra y permanecerán en mi amor como yo guardo los Mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor” (Jn 15, 9- 10) Con palabras de Pablo la Escritura nos dice: "Pues los que son de Cristo Jesús, han crucificado la carne con sus pasiones y sus apetencias. Si vivimos según el Espíritu, obremos también según el Espíritu. No busquemos la gloria vana provocándonos los unos a los otros y envidiándonos mutuamente" (Gál 5, 24- 26)

El que practica la Palabra de Dios, goza de su fuerza y de su vigor, se reviste de Cristo con la vestidura salvífica, de luz con la armadura de Dios (Rm 13, 12) Conoce los frutos de la fe, llamados también los frutos del Espíritu Santo: "En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley."(Gál 5, 22-23) En el templo purificado y limpio podemos ver las maravillas de Dios, podemos ver a Dios (Mt 5, 3ss) Permanezcamos en su Gracia. Permanezcamos en su Amor.



 

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