ENTONCES LOS JUSTOS BRILLARÁN COMO EL SOL EN EL REINO DE SU PADRE.

 


ENTONCES LOS JUSTOS BRILLARÁN COMO EL SOL EN EL REINO DE SU PADRE.

"Entonces despidió a la multitud y se fue a casa. Y se le acercaron sus discípulos diciendo: «Explícanos la parábola de la cizaña del campo.» El respondió: «El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del Reino; la cizaña son los hijos del Maligno; el enemigo que la sembró es el Diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles. De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo. El Hijo del hombre enviará a sus ángeles, que recogerán de su Reino todos los escándalos y a los obradores de iniquidad, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga."(Mt 13, 36. 43)

«Explícanos la parábola de la cizaña del campo.» La filiación divina tiene su origen en la escucha de la Palabra (Rm 10, 17) Escuchar es más que oírla, es ponerla en práctica. Santiago apóstol lo dice: “No se conformen con oír la Palabra, hay que obedecerla” (Snt 1, 22) Quién la escucha en el corazón ya está en camino de conversión, entendida esta como  “un pasarse de la Antigua Alianza a la Nueva Alianza.” Es un pasarse a Jesucristo, y por ende al Reino de Dios. El que cree y se convierte se hace hijo de Dios, hijo del Reino. La filiación divina está íntimamente a la fraternidad. Son inseparables. Nadie se salva solo.

El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre. Todo creyente que se hace discípulo de Jesús, es también por lo tanto hijo de Dios. Como discípulo es sal de la tierra y luz del mundo (Mt 5, 13) San Pablo añade que todo cristiano es fermento de la masa.  "¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa? Purificaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado. Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad." (1 de Cor  6-8) Ser semilla del Reino de Dios significa ser portador del Amor, la Paz, el Gozo, la Verdad, la Justicia, la Libertad, y más. Con la invitación implícita de dar testimonio de Cristo (Hch 1, 8) Rompiendo las ataduras del pecado y huyendo de la vida mundana y pagana que el mundo ofrece (1 de Jn 1, 8; 2, 15)

La cizaña son los hijos del Maligno. El que obra el mal, se hace esclavo del mal y se hace hijo de las tinieblas. Son aquellos que comen del árbol de la ciencia del bien y del mal, y hasta se apropian de él, y deciden entre lo que es bueno y malo, se creen los dueños de la vida y legislan contra ella. Son los que obran el mal. Los que desobedecen a Dios y que no se arrepienten. Quebrantan la Ley de Dios. La Ley de la sana convivencia. El sembrador de la cizaña es el Maligno. Siembra herejías malos pensamientos, malos deseos, vicios ideologías, corrientes de pensamiento contrarias a la dignidad humana. Siembra divisiones, odios, venganzas, y todo aquello que es contrario al Amor y a la Verdad.

“La siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.” Dos clases de hombres, los que hacen el mal y los que hacen el bien. Se trata del mismo hombre que puede hacer el bien o puede hacer el mal. Para eso tiene libre albedrío. El hombre decide hacer el bien o decide hacer el mal, de lo que haga es responsable. Si hace el mal, pero se arrepiente, sus pecados son perdonados. “Donde abundó el pecado sobreabunda la misericordia de Dios” (Rm 5, 20) El profeta Isaías nos había dicho: "lavaos, limpiaos, quitad vuestras fechorías de delante de mi vista, desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda. Venid, pues, y disputemos - dice Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán. Si aceptáis obedecer, lo bueno de la tierra comeréis.(Is 1, 16-19)

“De la misma manera, pues, que se recoge la cizaña y se la quema en el fuego, así será al fin del mundo” Cuando Jesús habla del juicio final, nos dice: Pondré unos a la izquierda y otros a mi derecha. A los justos les diré: Vengan benditos de mi Padre a participar del reino que mi Padre les tiene reservado desde antes de la creación del mundo. A otros, les diré apártense de mí, obradores de iniquidad. (Mt 25. 31- 43) Del juicio sale un camino hacia arriba y otro hacia abajo. Habrá destinos diferentes. Tal como lo dice la Palabra de Dios: "E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna.» “Entonces los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre.

Los justos son los que obran justicia, los que hacen el bien, los que aceptan la voluntad de Dios y se someten a ella. Justos son los justificados por la fe (Rm 5, 1) Que por la fe recibieron el perdón de Dios y recibieron el don del Espíritu Santo. Fueron perdonados, reconciliados, salvados y santificados por la Obra redentora de Cristo y por la acción del Espíritu Santo en sus vidas. Crean y conviértanse es la invitación de Jesús a todos los hombres. A esta invitación Pablo y Santiago la confirman diciendo: “La fe llegada a su madurez es amor” (Gál 5, 6) “La fe sin obras está muerta” (Snt 2, 14) La fe nace, crece y madura, como también puede desvirtuarse y morir. O podemos vivir engañados, pensando que tenemos mucha fe, cuando en realidad estamos vacíos de amor. Y entonces la palabra de Dios nos sobre avisa:

"«No todo el que me diga: "Señor, Señor, entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!" (Mt 7, 21- 23)

¿Quiénes son los que se salvan? Los que hacen la voluntad de Dios. ¿Cuál es? Que creamos en Jesucristo y que nos amemos unos a los otros(1 de Jn 3, 23) Quienes creen en Jesucristo y guardan los Mandamientos, obedecen la Palabra de Dios y practican las Virtudes. Esos son los que se salvan, desde este mundo no tienen que esperar morirse porque ya tienen vida eterna (cf Jn 6, 39) Lo que les falta es permanecer hasta el fin. Permanecer en la gracia de Dios.

Creer en Jesús es aceptarlo como el Don de Dios a los hombres (Jn 3, 16) Jesús es el Hijo de Dios que nos amó y se entregó por nosotros (Ef 5,2) Por la fe aceptamos que Jesús dio su vida para que nuestros pecados fueran perdonados y resucitó para  darnos vida eterna. El es nuestro Salvador, no hay otro, no busquemos la salvación fuera de él porque no la hay. "Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»" (Hch 4, 12) “Pongamos en él nuestra confianza, no quedaremos defraudados” (cf 1 Tim 1,12) “Hagamos lo que él nos diga” (Jn 2, 5) Y Seremos sus amigos, discípulos y hermanos (cf Jn 15, 14) escuchemos la Palabra de Dios decirnos:

"En efecto, todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Pues no recibisteis un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, recibisteis un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar: ¡Abbá, Padre! El Espíritu mismo se une a nuestro espíritu para dar testimonio de que somos hijos de Dios. Y, si hijos, también herederos: herederos de Dios y coherederos de Cristo, ya que sufrimos con él, para ser también con él glorificados. Porque estimo que los sufrimientos del tiempo presente no son comparables con la gloria que se ha de manifestar en nosotros”.(Rm 8, 14- 18)

Publicar un comentario

Whatsapp Button works on Mobile Device only

Start typing and press Enter to search