LOS PASTORES DE BELÉN
1.- Escuchemos el relato. Lc 2, 8-20
“Había
en la región unos pastores que moraban en el campo y estaban velando las
vigilias de la noche sobre sus rebaños. Se les presentó un Angel del Señor y la
Gloria del Señor los envolvió con su luz y quedaron sobrecogidos de temor.
Dijoles el Ángel: Os ha nacido hoy un Salvador, que es el Cristo, Señor, en la
ciudad de David. Esto tendréis por señal: Encontraréis al Niño envuelto en
pañales, acostado en un pesebre…
Al
anuncio del Ángel los pastores dijeros: “Vamos a Belén a ver esto que el Señor
nos ha anunciado”. Fueron con presteza y encontraron a María, a José y al Niño
acostado en un pesebre…
Los
sencillos pastores, que como tales, pertenecían a una clase de gentes menos
preciadas, fueron según San Lucas los primeros destinatarios de la
Evangelización. Ellos fueron los primeros en recibir la alegre noticia del
Nacimiento del Salvador del mundo. Jesús sitúa a los pastores entre los pequeños que, como los publicanos y
prostitutas reciben la Buena Nueva.
Era
costumbre antiguamente que los pastores buscaran con sus rebaños los mejores
pastos y los mejores guajes. Construían un redil para protegerse de los
animales y de los ladrones, edificando para ellos pequeñas chozas o enramadas
para su descanso nocturno. A unos de estos pastores que hacían la guardia se
les manifiesta la Gloria del Señor. Los destinatarios no son sólo los pastores
sino todo el pueblo de Israel, según las palabras del Ángel.
“Hoy
os ha nacido “. El “Hoy” significa que en aquel momento ha dado comienzo la
época de la redención, el punto culminante de toda historia de Israel.
“Os
ha Nacido”. El “Os” va dirigido a los pastores, que eran contados entre las
gentes últimas y más despreciadas dentro del judaísmo; pero aquí representan al
pueblo entero.
“Un
Salvador”. El nombre designa al recién nacido como el portador de la época de
la redención. “El Mesías” significa el Cristo en griego, en español es “Ungido
por Dios”, para liberar a los hombres de la servidumbre de la ley y del pecado.
Es el nombre anunciado por los profetas, quien como vástago del linaje de
David, restauraría el reino de su Padre en gloria y esplendor y libraría a
Israel para siempre de las manos de sus enemigos.
2.- ¿Quiénes eran
los pastores?
1.
En la época de Cristo se juzgaba
diversamente a los pastores. Se les asemejaba a ladrones y a matones. Gente sin
cultura y sin letras. De escasos conocimientos religiosos y por lo tanto eran
considerados como gente impura y no grata a los escribas, fariseos o gente
religiosa y mucho menos para los de altos recursos.
2.
Por otro lado la vida de los
pastores es considerada por la misma Escritura como la más pura e inocente.
Lejos de los ruidos del mundo, en un contacto directo con la naturaleza salida
de las manos de Dios; viviendo en perpetua soledad y teniendo por techo el
cielo coronado de estrellas. Por su estilo de vida, puede asegurarse que eran
gente sencilla y humilde, por eso pudieron recibir con alegría el Anuncio del Ángel
e irse rápidamente a buscar al Niño. El encuentro con el Niño y sus padres
produjo en ellos entusiasmo y alabanza, según las palabras de San Lucas: “Los
pastores se volvieron glorificando y alabando a Dios por todo lo que habían
visto y oído”. Desde ese momento se convirtieron en testigos y seguidores de
Jesús.
3.- El Canto de Alabanza.
El canto de una multitud de espíritus
celestiales, llamados ángeles, viene a confirmar el anuncio gozoso del ángel en
la Anunciación: Dios nos envía un Salvador llamado Jesús, su nombre significa
su misión: “El salvará a su pueblo de sus pecados” (Mt 1, 21)
Sus
voces son semejantes a la aclamación del pueblo a la entrada triunfal de Jesús
en Jerusalén (Lc 19,38) y van dirigidas al Mesías en su venida al mundo, es por
eso una aclamación mesiánica, una alabanza a la acción de Dios que envía su
poderoso Salvador a salvar a los hombres. Alabanza dirigida a Dios que por el
envío de Jesús “Glorifica su Nombre”.
Paz
en la tierra y amor a los hombres de buena voluntad. El sentido de esto es que
con el nacimiento de Jesús, Dios es glorificado en las alturas y ha venido la
salvación a la tierra sobre los hombres que son el objeto del amor de Dios. Por
la misión del Mesías, Dios glorifica su Nombre en el cielo, se revela su poder
y su misericordia ante los ángeles y en la tierra los hombres reciben el amor y
la vida de Dios. Hombres de buena voluntad son aquellos que experimentan las
complacencias divinas, es decir, su amor y su bondad.
Después
de la revelación divina los pastores se ponen en camino hacia Belén, de lo que
se sigue que el establo no les pertenecía a ellos y encuentran allí confirmado
el Anuncio del Ángel. En Belén dan testimonio de lo que han visto y oído. Los
pastores más tarde se vuelven a sus rebaños, alabando a Dios por todo lo que
han podido presenciar y comprender con espíritu de fe.
4.- Aplicación
práctica.
1. Dar testimonio de Jesús. Es
testimonio de vida, que nuestra manera de vivir esté siempre de acuerdo con la
voluntad y con la Palabra de Cristo. No es posible dar testimonio cuando existe
divorcio entre fe y vida. Por un lado rezamos y creemos, pero por otro lado,
somos pequeños opresores en casa con la propia familia. Buscamos aún consuelo y
refugio en el vino o en algunos placeres como bien puede ser el adulterio. El
testimonio puede ser de palabra, confesando el señorío de Cristo o realizando
las obras de la fe, llamadas también los frutos del Espíritu.
2.
Decidirnos por seguir a Jesús.
Dispuestos a arriesgarlo todo por Él al estilo de los pastores. Sin olvidar que
los seguidores de Jesús consistían predominantemente en personas difamadas que
gozaban de baja reputación y estima: los incultos, los ignorantes, a quienes su
ignorancia religiosa y su comportamiento moral les cerraba, según convicción de
la época, la puerta de la salvación.Ahora bien para ser seguidor hay que renunciar a todo,
según las palabras de Jesús: “Una sola cosa te falta”. Esta cosa no es algo
accidental, es el todo, así los fariseos observaban la Ley, ayunaban, daban
limosnas, hacían oración aún pública y sin embargo al no ser pobres de espíritu
no entrarían al Reino de Dios. Seguir a Jesús exige buscar la sencillez y la
disponibilidad o presteza de los pastores, para poder tener la experiencia del
encuentro con el Niño de Belén
3. Una vida en la Alabanza. Los pastores se regresaron a sus rebaños cantando con alegría alabanzas al Señor. Regresarse a sus rebaños significa a las ocupaciones de todos los días. El encuentro con el Niño dejó huella en sus vidas, dejó la alegría que debe caracterizar a los hijos de Dios. Esta alabanza y esta alegría tienen que ir unida a otra alabanza, agradable a la voluntad de Dios: “Mi Padre recibe honor y gloria cuando ustedes dan fruto, y llegan a ser verdaderos discípulos míos “ Jn 15,8. Amor y alabanza son realidades inseparables. Muchos se gozan en la alabanza pero pocos se gozan en la voluntad de Dios que manda amar aún a los mismos enemigos. El amor garantiza que nuestra alabanza sea agradable a Dios.
4. Manifestar la Comunión con Dios y con los demás. Tres cosas para buscar y poner en práctica: la primera: Buscar la unidad, integrarnos según el Proyecto de Dios: Reconciliaos. La segunda es la Reciprocidad como lo hizo y lo dijo el Señor Jesús: "Amos los unos a los otros como yo lo he amado" (Jn 13, 34) La tercera es reconocer y aceptar que en la Familia de Dios todos tenemos una igualdad fraterna, iguales el dignidad y el deber de servir a todos para darle y encontrar el sentido a la vida..
3. Una vida en la Alabanza. Los pastores se regresaron a sus rebaños cantando con alegría alabanzas al Señor. Regresarse a sus rebaños significa a las ocupaciones de todos los días. El encuentro con el Niño dejó huella en sus vidas, dejó la alegría que debe caracterizar a los hijos de Dios. Esta alabanza y esta alegría tienen que ir unida a otra alabanza, agradable a la voluntad de Dios: “Mi Padre recibe honor y gloria cuando ustedes dan fruto, y llegan a ser verdaderos discípulos míos “ Jn 15,8. Amor y alabanza son realidades inseparables. Muchos se gozan en la alabanza pero pocos se gozan en la voluntad de Dios que manda amar aún a los mismos enemigos. El amor garantiza que nuestra alabanza sea agradable a Dios.
4. Manifestar la Comunión con Dios y con los demás. Tres cosas para buscar y poner en práctica: la primera: Buscar la unidad, integrarnos según el Proyecto de Dios: Reconciliaos. La segunda es la Reciprocidad como lo hizo y lo dijo el Señor Jesús: "Amos los unos a los otros como yo lo he amado" (Jn 13, 34) La tercera es reconocer y aceptar que en la Familia de Dios todos tenemos una igualdad fraterna, iguales el dignidad y el deber de servir a todos para darle y encontrar el sentido a la vida..
Padre, por tu Verbo y por María, concédenos el don del Espíritu Santo para alcanzar la sencillez
y la humildad de los pastores.
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