MI GRACIA TE BASTA, QUE MI FUERZA SE MUESTRA PERFECTA EN LA FLAQUEZA

 

MI GRACIA TE BASTA, QUE MI FUERZA SE MUESTRA PERFECTA EN LA FLAQUEZA

"Y por eso, para que no me engría con la sublimidad de esas revelaciones, fue dado un aguijón a mi carne, un ángel de Satanás que me abofetea para que no me engría. Por este motivo tres veces rogué al Señor que se alejase de mí. Pero él me dijo: «Mi gracia te basta, que mi fuerza se muestra perfecta en la flaqueza». Por tanto, con sumo gusto seguiré gloriándome sobre todo en mis flaquezas, para que habite en mí la fuerza de Cristo. Por eso me complazco en mis flaquezas, en las injurias, en las necesidades, en las persecuciones y las angustias sufridas por Cristo; pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte." (2 Cor 12. 7- 10)

Para que no me glorié; para que no presuma de los dones de Dios; para que no me sienta superior a los demás, el Señor en su sabiduría ha dejado en mí una debilidad, llamada hacerse fortaleza. Cuando aparece en mí la virtud de la humildad, de la sencillez y de la mansedumbre, aprenderé que todo lo que hay en mí de bueno, es obra de Dios, nada para presumir, todo es para dar y compartir con los demás. Lo anterior exige un morir  al pecado y vivir para Dios. El vivir para Cristo exige poner nuestros ojos en él, el Autor y Consumador de nuestra fe, y no desviarse del camino, ni a izquierda ni a derecha. (cf Hb 12, 2)

Sin olvidar que en nuestro interior se da una lucha entre el bien y el mal; entre el ego y el amor. Gana aquel al que nosotros alimentemos. Al amor alimentamos con la oración, con la Palabra de Dios, con la práctica de las virtudes, con la guarda de los Mandamientos, con  la vida de Comunidad, con los Sacramentos. Mientras que al ego lo alimentamos con los vicios, las pasiones desordenadas, la maldad, la mentira, la envidia, la hipocresía y la maledicencia, la pornografía, entre otras. (1 de Pe 2,  1; Col 3, 5ss) No basta con saber distinguir entre el mal y el bien, hay que rechazar el mal y amar apasionadamente el bien (Rm 12, 9)

El que tiene siempre presente la “Voluntad de Dios” El que tiene en su mente, en sus labios y en su corazón “la Palabra de Dios” y la pone en práctica lleva siempre con él o con ella, una promesa del Señor: “Dichosos los pobres de corazón porque de ellos es el reino de Dios. (Mt 5, 3) Llevar en práctica las bien aventuranzas lleva la promesa de tener a Dios en su corazón (cf Jn 14, 23) Y construir su casa sobre roca (cf Mt 7, 24) Construye sobre la Bondad, la Verdad y la Justicia (Ef 5, 9) Revistiéndose de Luz, con la armadura de Dios, de Jesucristo (Rm 13, 12-14) Sin olvidar que la vida Nueva es un don de Dios y una lucha contra las fuerzas del mal, tal como lo dice el apóstol san Pablo:

“Por lo demás, fortaleceos en el Señor y en la fuerza de su poder. Revestíos de las armas de Dios para poder resistir a las acechanzas del Diablo. Porque nuestra lucha no es contra la carne y la sangre, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas. Por eso, tomad las armas de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y después de haber vencido todo, manteneros firmes." (Ef 6, 10- 13)

"¡En pie!, pues; ceñida vuestra cintura con la Verdad y revestidos de la Justicia como coraza, calzados los pies con el Celo por el Evangelio de la paz, embrazando siempre el escudo de la Fe, para que podáis apagar con él todos los encendidos dardos del Maligno. Tomad, también, el yelmo de la salvación y la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios; siempre en oración y súplica, orando en toda ocasión en el Espíritu, velando juntos con perseverancia e intercediendo por todos los santos, y también por mí, para que me sea dada la Palabra al abrir mi boca y pueda dar a conocer con valentía el Misterio del Evangelio," (Ef 6, 14- 19)

Pedro caminó sobre las aguas y se hundió. ¿Porque se hundió? ¨porque   primero se había metido al agua, siguiendo instrucciones del Señor. "Después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar; al atardecer estaba solo allí. La barca se hallaba ya distante de la tierra muchos estadios, zarandeada por las olas, pues el viento era contrario. Y a la cuarta vigilia de la noche vino él hacia ellos, caminando sobre el mar. Los discípulos, viéndole caminar sobre el mar, se turbaron y decían: «Es un fantasma», y de miedo se pusieron a gritar. Pero al instante les habló Jesús diciendo: «¡Animo!, que soy yo; no temáis.» Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.»

 «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pero, viendo la violencia del viento, le entró miedo y, como comenzara a hundirse, gritó: «¡Señor, sálvame!» Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento."(Mt 14, 23- 32)

¿Qué significa caminar sobre el agua? Significa caminar en el poder de Dios para vencer al mal y pisar la cabeza de la serpiente. Ese es Jesús, el que camina sobre el agua, y es a la vez el Vencedor del pecado, del mal, de la enfermedad, de la muerte y de la naturaleza. Y con Jesús, todo aquel que cree en él, confía, ama, lo sigue y lo sirve, puede caminar sobre el agua, puede vencer el mal. Pedro le respondió: «Señor, si eres tú, mándame ir donde ti sobre las aguas.» «¡Ven!», le dijo. Bajó Pedro de la barca y se puso a caminar sobre las aguas, yendo hacia Jesús. Pedro caminó sobre el agua, pero, después de un tiempo, no sé cuánto, le quitó los ojos a Jesús para ponérselos a las olas, al viento, a los problemas de la vida, a sus preocupaciones, a su pasado, se dejó llevar por las pasiones de su juventud (2 Tim 2, 22; 2 Pe 1,  4ss), se desvió del camino y comenzó a hundirse. Pedro gritó y su grito se escucho hasta el Cielo: «¡Señor, sálvame!»

Al punto Jesús, tendiendo la mano, le agarró y le dice: «Hombre de poca fe, ¿por qué dudaste?» Subieron a la barca y amainó el viento." ¿Pasó la prueba?, ¿pasó la tentación? ¿Era una enseñanza para la vida? Una enseñanza para los que se deciden a seguir a Cristo: No se puede seguir, mezclando el bien y el mal, el resultado es la tibieza, una modalidad de pecado. No se puede desviar la mirada a izquierda o derecha, es hacerle al ciego para caer en el pozo. El Señor siempre está dispuesto a extender su mano para ayudar, para  liberar, para sacarnos del pecado y darnos la libertad que nos capacita para amar y para servir como Jesús (Jn 13, 34) La petición de Jesús para los suyos es siempre la misma: “Ámame y Sígueme” Entre más lo amemos más unidos estemos a él, y él nuestra Esperanza, nuestra Paz y nuestra Amor.

¿Qué nos recomienda Jesús? “Vigilad y orad para no hacer en la tentación” (Mt 26, 41) Vigilad significa conocerse. “Conócete a ti mismo.” No le hagas al fuerte, siendo débil. Como dice el refrán popular: “El que tenga cola de paja, que no se arrime al fuego porque se le quema la cola” Huir de lo malo es negarse a sí mismo, es el no alimentar al ego. El que quiera seguir a Cristo que se fortalezca alejándose de las ocasiones de pecado y que practique las virtudes de la fe, de la esperanza y de la caridad para que pueda crecer en la Gracia de Dios. Jesús nos dice: “Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11, 29)

El humilde camina en la verdad, es honesto, es sincero, es íntegro, es fiel. Reconoce sus debilidades, aprende de sus propios defectos, y de los de los otros, no juega y no le hace al ciego. No presume, sabe que todo lo bueno que puede tener viene de la Alto, de Dios, por eso puede compartirlo todo con los demás. Aprende a confiar en el Señor y se deja conducir por él por los camino de la Vida: La bondad, la verdad, la justicia y la libertad. Por último es agradecido, sabe dar gracias a cualquier tiempo. Gracias Señor porque Tú siempre estás conmigo, nunca me dejas sólo.

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