AL CONTEMPLAR AQUEL GRAN GENTÍO, JESÚS
SINTIÓ COMPASIÓN, PORQUE ESTABAN DECAÍDOS Y DESANIMADOS
En Marcos el Evangelio nos dice lo mismo que en Mateo: “Al
volver los apóstoles a donde estaba Jesús, le contaron todo lo que habían hecho
y enseñado. Jesús les dijo: «Vámonos aparte, a un lugar retirado, y
descansarán un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no les
quedaba tiempo ni para comer. Y se fueron solos en una barca a un
lugar despoblado. Pero la gente vio cómo se iban, y muchos cayeron en la cuenta
y se dirigieron allá a pie. De todos los pueblos la gente se fue corriendo y
llegaron antes que ellos. Al
desembarcar, Jesús vio toda aquella gente, y sintió compasión de ellos, pues
estaban como ovejas sin pastor. Y se puso a enseñarles largamente. (Mc 6, 30-
34)
En el Evangelio de Mateo: “Al
contemplar aquel gran gentío, Jesús sintió compasión, porque estaban decaídos y
desanimados, como ovejas sin pastor. Y dijo a sus discípulos: «La cosecha
es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen, pues, al dueño de
la cosecha que envíe trabajadores a recoger su cosecha.»” (Mt 9, 36-38)
Por eso nos dice Marcos: Jesús recorría
todas las ciudades y pueblos; enseñaba en sus sinagogas, proclamaba la Buena
Nueva del Reino y curaba todas las dolencias y enfermedades. (Mt 6,35) Todo
lo anterior movido por el amor y por la compasión. En el libro de los Hechos
san Pedro nos dirá: “Se
pasó la vida haciendo el bien y liberando a s oprimidos por el maligno porque
Dios estaba con Él (cf Hech 10, 38) San Juan al final de la vida de Jesús nos
dejó estas palabra: “Habiendo
amado a los suyos los amó hasta el extremo” (Jn 13, 1)
¿Qué enseñaba Jesús? Lo primero es saber que Jesús su doctrina no
era de él, si no de su Padre: Mi doctrina es de mi Padre que me ha enviado. Yo
hablo lo que escuche a mi Padre: esús les
dirigió la palabra: «En verdad les digo: “El Hijo no puede hacer nada por su
cuenta, sino sólo lo que ve hacer al Padre. Todo lo que haga
éste, lo hace también el Hijo. El Padre ama
al Hijo y le enseña todo lo que él hace, y le enseñará cosas mucho más grandes
que éstas, que a ustedes los dejarán atónitos.” (Jn 5, 19- 20) Porque yo no he hablado por mi propia
cuenta, sino que el Padre, al enviarme, me ha mandado lo que debo decir y cómo
lo debo decir. Yo sé que su mandato es vida eterna, y yo entrego mi
mensaje tal como me lo mandó el Padre.» (Jn 12, 49- 50) Las palabras de Jesús
son amables, limpias y veraces (Jn 14, 6) Jesús habla de lo que hay en su corazón:
Amor, Verdad y Vida, Humildad, Mansedumbre y Sencillez.
Jesús
nos enseñó el arte de Amar: Amar por primero. (La Gratuidad) (1Jn 4, 10) Amar a
todos.(Jn 3, 16. La Universalidad.) Amar a los enemigos (Amar si barreras. Lc
6, 27) Amarse unos a los otros (Amor recíproco Jn 13,34) Amar a los más débiles
(Mt 25, 31ss) Jesús nos enseño el arte de servir a Dios y al prójimo (Lávense
los pies unos a los otros Jn 13, 13ss) Jesús nos enseño el arte de compartir
despendiendose de todo para darse a todos. “Tuve hambre y me diste de comer,
fui forastero y me hospédate, estuve enfermo y fuiste a verme… (Mt 25, 31- 46)
Compartir el pan, la casa, el tiempo y el camino para poder servir con
disponibilidad, con prontitud con compasión preocupándose por los más débiles, reconciliándose
con los otros y compartiendo con ellos lo que tienes, lo que sabes y lo que
eres.
Jesús
nos enseño con sus palabras, con sus acciones y con su estilo de vida.
Especialmente nos enseño con su vida,
dándose, entregándose y ofreciéndose como una “Hostia viva, santa y agradable a
Dios” (cf Hb 9, 14) Por eso pudo dejarnos su legado: “Mi alimento es hacer la
voluntad de mi Padre y llevar a cabo su obra” (cf Jn 4, 34) Jesús no sólo dio
su Palabra a las multitudes, sino que también enseñó a sus discípulos que luego
les llamo apóstoles y al final de sus días se configuró con las más pobres y se
identificó con ellos. Diciendo: “a lo que a los pobres le hagan a mi me lo
hacen” (cf Mt 25, 40)
Al
despedirse a los suyos Jesús se acercó y les habló así: «Me ha sido dada toda
autoridad en el Cielo y en la tierra. Vayan, pues, y hagan que todos
los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo
y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he
encomendado a ustedes. Yo estoy con ustedes todos los días hasta el fin de la
historia.» (Mt 28, 18- 20)
¿Qué
hacerse para ser discípulos de Cristo? Lo
primero es escuchar su Palabra para luego amarlo y servirlo. Escuchemos la
palabra de san Lucas que nos muestra el camino del discipulado cristiano: “Cierto
día la gente se agolpaba a su alrededor para escuchar la palabra de Dios, y él
estaba de pie a la orilla del lago de Genesaret. En eso vio dos barcas
amarradas al borde del lago; los pescadores habían bajado y lavaban las
redes. Subió a una de las barcas, que era la de Simón, y le pidió
que se alejara un poco de la orilla; luego se sentó y empezó a enseñar a la multitud
desde la barca.”
4 Cuando terminó de hablar, dijo a Simón: «Lleva la barca mar adentro y echen las redes para pescar.» Simón respondió: «Maestro, por más que lo hicimos durante toda la noche, no pescamos nada; pero, si tú lo dices, echaré las redes.» Así lo hicieron, y pescaron tal cantidad de peces, que las redes casi se rompían. Entonces hicieron señas a sus asociados que estaban en la otra barca para que vinieran a ayudarles. Vinieron y llenaron tanto las dos barcas, que por poco se hundían.
Al
ver esto, Simón Pedro se arrodilló ante Jesús, diciendo: «Señor, apártate de
mí, que soy un hombre pecador.» Pues tanto él como sus ayudantes se
habían quedado sin palabras por la pesca que acababan de hacer. Lo
mismo les pasaba a Santiago y a Juan, hijos de Zebedeo, compañeros de Simón. Jesús
dijo a Simón: «No temas; en adelante serás pescador de hombres.» En
seguida llevaron sus barcas a tierra, lo dejaron todo y siguieron a Jesús. Lc
5, 1- 11)
Lo primero
es escuchar la Palabra de Jesús. La viene de la escucha de su Palabra (Rm 10,
17) En segundo lugar hay que lavarse nuestras redes, (lavarse nuestra pecaminosidad)
Para en tercer lugar dejar a Jesus entrar en nuestra barca de nuestro corazón.
En cuarto recibir una formación discipular de parte de Jesús nuestro Maestro.
El quinto lugar tenemos la obediencia de la fe: Remen mar adentro para luego
obedecer su Palabra (Echen las redes a la derecha) La respuesta de os discípulos
es parte de la formación: Hemos trabajado toda la noche y hemos pescado nada. Trabajar
de noche es hacer en pecado. Ahora lo haremos en tu Nombre y la pesca fue milagrosa.
En sexto lugar piden auxilio a las barcas vecinas (Hay que trabajar en Comunidad)
En séptimo lugar es la respuesta de Pedro y de sus compañeros: “Se arrojó a los
pies de Jesús y le dice: Apártate de mi que soy un pecador” (éste es el embrión
de la humildad apostólica que debe de acompañar siempre al apóstol) y el octavo
es lo que Pedro y sus compañeros hicieron; Dejándolo todo, siguieron a Jesús.
Para nosotros esos pasos son los mismos de ayer, hoy y siempre; Creer en Jesús. Para luego enamorarnos de Jesús y amarlo con todo nuestro corazón, nuestra mente y nuestras fuerzas, para luego seguirlo hasta los confines de la tierra, sin dejar de aprender de él, que es nuestro Maestro para siguiendo sus huellas y obedeciendo su palabra llegar a ser como Él: Pobre que nos hace ricos con su pobreza para que nosotros enriquezcamos a otros con nuestra pobreza (cf 2 Cor 8,9) Jesús comparte su riqueza con sus discípulos: “Ser el Hijo de Dios, ser el Hermano de todos y el Servidor de todos.”
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