Expón lo que corresponde a la sana
doctrina.
“Porque
la generosidad del Dios Salvador acaba de manifestarse a todos los
hombres; nos enseña a rechazar la vida sin Dios y las codicias mundanas, y
a vivir en el mundo presente como seres responsables, justos y que sirven a
Dios.”
Este Mensajes es para todos, hombres y
mujeres, jóvenes y adultos, pobres y ricos, cultos o incultos: “Los ancianos
han de ser sobrios, respetables, juiciosos, maduros en su fe, caridad y
perseverancia.” (Ti 2, 1) Que huyan de las pasiones de su juventud para puedan dedicarse
a Dios mediante la práctica de los buenos hábitos y de las virtudes cristianas:
La verdad, la justicia y la caridad. (cf 2 Tim 2, 22)
A
los colosenses y hoy a nosotros nos dice: “Por tanto, hagan morir en ustedes lo
que es «terrenal», es decir, libertinaje, impureza, pasión desordenada, malos
deseos y el amor al dinero, que es una manera de servir a los ídolos. Tales
cosas atraen los castigos de Dios. Ustedes siguieron un tiempo ese
camino, y su vida era así. Pues bien, ahora rechacen todo eso: enojo,
arrebatos, malas intenciones, ofensas y todas las palabras malas que se pueden
decir. No se mientan unos a otros: ustedes se despojaron del hombre viejo
y de sus vicios y se revistieron del hombre nuevo que no cesa de renovarse
a la imagen de su Creador hasta alcanzar el perfecto conocimiento. Ahí no
se hace distinción entre judío y griego, circunciso e incircunciso; extranjero,
bárbaro, esclavo o libre, sino que Cristo es todo en todos.” (Col 3, 5- 11)
Volviendo
a la carta de Tito el Apóstol nos dice: “Que las ancianas igualmente se porten
como corresponde a santas mujeres; que no sean chismosas ni aficionadas al
vino, sino más bien personas de buen consejo.”
Así enseñarán a las jóvenes a amar a su
marido y a querer a sus hijos, a ser juiciosas y castas, a cuidar bien de
su hogar, a ser buenas y obedientes a sus maridos. De este modo nadie podrá
hablar mal de nuestra fe. /Tito 2, 3s)
En
la carta a los Efesios nos dice: “Qué los maridos amen a sus esposas
como Cristo amó a su Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, purificándola mediante el baño del agua en virtud de su Palabra,
y presentársela resplandeciente a sí mismo, sin que tenga mancha ni arruga ni
cosa parecida” (Ef5, 25- 27)
Invita
también a los jóvenes a que sean responsables en todo. (Tit 2, 6s) La
responsabilidad es el termómetro de la madurez humana. Donde hay responsabilidad,
también hay madurez humana, hay amor y disponibilidad para servir. Para
entonces poder combatir los vicios que se enraízan en la mente y en el corazón
para hacernos perder la moral y llevarnos al desenfreno de las pasiones de la
juventud (Ef 4, 17-18)
La Palabra a todos
nos dice: “Despojaos,
de vuestra antigua manera de vivir para que puedan vivir como hombres nuevos
revistiéndose de Jesucristo.” Según las
palabras del Apóstol en la carta a los colosenses: “No se mientan unos a otros:
ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus vicios y se
revistieron del hombre nuevo que no cesa de renovarse a la imagen de su Creador
hasta alcanzar el perfecto conocimiento. Ahí no se hace distinción entre
judío y griego, circunciso e incircunciso; extranjero, bárbaro, esclavo o
libre, sino que Cristo es todo en todos.” (Col 3, 9- 11)
Pónganse, pues, el vestido que conviene
a los elegidos de Dios, sus santos muy queridos: la compasión tierna, la
bondad, la humildad, la mansedumbre, la paciencia. Sopórtense y perdónense
unos a otros si uno tiene motivo de queja contra otro. Como el Señor los
perdonó, a su vez hagan ustedes lo mismo.” (Col 3, 12s)
“Por encima de esta vestidura pondrán
como cinturón el amor, que lo hace todo perfecto. Así la paz de Cristo
reinará en sus corazones, pues para esto fueron llamados y reunidos.
Finalmente, sean agradecidos. Que la palabra de Cristo habite
y se sienta a gusto en ustedes. Tengan sabiduría para que puedan enseñar y
aconsejar unos a otros; canten a Dios de todo corazón y con gratitud salmos,
himnos y alabanzas espontáneas. Y todo lo que puedan decir o hacer,
háganlo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de
él. (Col 3, 9- 17)
Para que lo tengamos presente a todo
evangelizador, testigo de Cristo: “Tú
mismo serás un ejemplo para ellos cuando vean tu conducta, tu enseñanza
desinteresada, tu honradez, tu predicación sana e intachable. Con esto los
de fuera no encontrarán cosa alguna que criticar, y más bien se sentirán
avergonzados.”
Los siervos, que se
sometan a sus amos en forma habitual; que traten de complacerlos y no los
contradigan. Que no roben a sus patrones, sino que se muestren dignos de
toda confianza; así atraerán elogios sobre la doctrina de Dios, nuestro
Salvador. (Tito ) En la carta a los colosenses nos dice los mismo con otras
palabras: “Siervos, obedezcan en todo a sus amos de la tierra; no sólo en
presencia del patrón o para ganar en consideración, sino con sinceridad, porque
tienen presente al Señor. Cualquier trabajo que hagan, háganlo de buena
gana, pensando que trabajan para el Señor y no para los hombres. Bien saben que
el Señor los recompensará dándoles la herencia prometida. Su señor es Cristo y
están a su servicio. El que no cumple recibirá lo que merece su
maldad, pues Dios no hará excepciones a favor de nadie.” (Col 3, 22. 25)
Volviendo
la mirada al Evangelio de Jesucristo. “Porque la generosidad del Dios
Salvador acaba de manifestarse a todos los hombres; nos enseña a rechazar
la vida sin Dios y las codicias mundanas, y a vivir en el mundo presente como
seres responsables, justos y que sirven a Dios. Ahora nos queda aguardar
la feliz esperanza, la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador,
Cristo Jesús, que se entregó por nosotros para rescatarnos de todo pecado
y purificar a un pueblo que fuese suyo, dedicado a toda obra buena.” Tú enseña estas cosas, aconsejando y reprendiendo con toda
autoridad. No dejes que nadie te menosprecie. (Ti 2, 1- 15)
Lo
que dice el Apóstol a Tito, también lo dice a Timoteo y a cada uno de nosotros: “En cuanto a ti,
hijo, que tu fuerza sea la gracia que tienes en Cristo Jesús. Cuanto has
aprendido de mí, confirmado por numerosos testigos, confíalo a personas que
merezcan confianza y que puedan instruir después a otros.
Soporta las dificultades como un buen
soldado de Cristo Jesús. El que se alista en el ejército trata de
complacer al que lo contrató, y no se mete en negocios civiles. El atleta
no será premiado si no ha competido según el reglamento. Al agricultor que
trabaja duro le corresponden en primer lugar los frutos de la cosecha. Entiende
lo que quiero decirte; seguramente el Señor hará que lo comprendas todo.
Acuérdate de Cristo Jesús, descendiente
de David y resucitado de entre los muertos, según mi evangelio. Por él
sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está
encadenada. Por eso lo soporto todo por el bien de los elegidos, para que
también ellos alcancen la salvación que se nos dio en Cristo Jesús y participen
de la gloria eterna.
Una cosa es cierta: si hemos muerto con él, también viviremos con él. Si sufrimos
pacientemente con él, también reinaremos con él. Si lo negamos, también él
nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede
desmentirse a sí mismo. (2 Tim 2, 1- 13).
El
que tenga oídos que escuche: “Si a pesar de
eso permanece oscuro el Evangelio que proclamamos, la oscuridad es para los que
se pierden. Se niegan a creer, porque el dios de este mundo los
ha vuelto ciegos de entendimiento y no ven el resplandor del Evangelio glorioso
de Cristo, que es imagen de Dios. No
nos pregonamos a nosotros mismos, sino que proclamamos a Cristo Jesús como
Señor; y nosotros somos servidores de ustedes por Jesús. El mismo Dios que
dijo: Brille la luz en medio de las tinieblas, es el que se
hizo luz en nuestros corazones, para que se irradie la gloria de Dios tal como
brilla en el rostro de Cristo.” (2 Cor 4, 3- 6)
Bendito
y Alabado se nuestro Señor Jesucristo.
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